viernes, octubre 31, 2008

Cambios y suposiciones

Durante mucho tiempo he pensado hablar respecto a los límites sociales aún vigentes entre hombres y mujeres. En años recientes, he percibido que existe –cada vez con mayor fuerza- un movimiento que intenta apoyar el mal llamado "empoderamiento de la mujer". La definición usual al respecto, dejando de lado su mediocre y pobre descripción en el caso mexicano, es errónea e inexacta, pues la palabra adecuada para calificar este término es "apoderamiento"; no obstante, y su significante popular y/o académico es notable. Aún con mayor razón, resulta importante no sólo apoyar un creciente movimiento, como el citado algunas líneas arriba, sino cuidarlo de los embates de tendencias contrarias –naturalmente antagónicas- que buscan sino su disolución, sí suavizarlo.

Es increíble que en pleno siglo XXI, aún existan incidentes que vulneran la condición de las mujeres en la sociedad. Es triste, por no decir patético, que algunos misóginos actúen a manera del hampa y busquen justificar sus conductas cavernícolas y salvajes con argumentos tan fatuos como imbéciles: "Ella se lo busco", "Ella me provocó", "Vestir minifalda es un grito de "estoy urgida"", "La mujeres pertenecen a su casa", "Las mujeres calladas se ven más bonitas", "Las mujeres debe uno tenerlas como a las escopetas, "cargadas y en la esquina"", y demás etcéteras por demás conocidos. Si bien, en muchos casos estas expresiones representan no el sentir pleno de todos los hombres, sí hacen hincapié en la frustración que a veces las féminas producen en los hombres, lo cual presta un sentido de hilaridad –a veces- al repetir estos refranes.

Sentimiento que se ve realzado por los cambios sufridos al interior de las convenciones sociales entre ambos sexos surgidos a partir de las batallas libradas para conseguir la equidad de género. Lucha que -en la mayoría de los casos- ha sido zanjada a favor de las mujeres, ello sin importar si son más listas, organizadas y persistentes que los hombres, (que en muchas y diversas ocasiones lo han demostrado así), sino porque los hombres son obviamente más indolentes, inconstantes, plácidos y poco coordinados, amén que les gusta más acudir a abrevar de las aguas del hedonismo –que convertido en su máximo exponente se transforma en misoginia- en lugares por demás pérfidos, ocultos y de mala venia (los consabidos table dance). No obstante, estas victorias en el mundo civilizado para lograr una mayor participación de la mujeres en la toma de decisiones se han visto empequeñecidas por la constante presión a la que se ven sometidas, desde las exigencias de un hogar normal, de un trabajo asalariado/profesional/empresarial, los ataques de idiotas en sus respectivas fuentes de trabajo, hasta las agresiones más asquerosas, viles y violentas.

Muchos tienden a culpar a los hombres de este cambio de actitudes respecto al llamado "sexo débil", sin embargo, estas conductas se han presentado desde siempre en la historia de la humanidad. Y no es una disculpa para esos entes que se auto-nombran humanos y son poco menos que eso, sino hablando contextualmente, las discusiones a favor de la mujer han reportado mejores resultados en la época actual que en toda la antigüedad. Sólo recordemos a esa eminente maestra/bibliotecaria de la legendaria biblioteca de Alejandría que murió a manos de unos bárbaros y a cuyo deceso se atribuye en parte, la desaparición de tal acervo histórico. Casos como ese sobran y ese pudiera ser el problema de fondo: hasta que no aprendamos a reconocernos en ellas -los hombres- no se podrá acceder a un peldaño más de la evolución humana.

Otro tema que ayudaría a solventar los gastos que implica un continuo y desgastante enfrentamiento social como éste, sería el respeto mutuo por los espacios entre un sexo y otro. Desgraciadamente este tema se vuelve difuso ¿Cómo lidiar con la determinación de algunas mujeres por entrar en lugares restringidos y que solían ser de acceso masculino únicamente? Algunas feministas acuden a ciertos sitios comunes como la discriminación sexual para argüir por la desaparición de clubes para caballeros, sin tomar en cuenta que existen ese tipo de lugares –sin ser anunciados como tales- exclusivos para mujeres. Además, actividades que en la antigüedad era de uso exclusivo de los hombres se han vuelto territorio fértil para la transgresión de las mujeres, quienes lo ven como un verdadero triunfo para sus expectativas, cuando en realidad es una derrota, no sólo para el movimiento que pretenden encabezar, sino para todos, pues las líneas entre un género y otro se hacen aún más borrosas y terminamos soportando cosas como a los metrosexuales, dejando de lado las conductas que en antaño se conocían como propiamente masculinas y de lo cual muchas féminas se quejan.

Creo debemos dejar de lado la concepción errónea que nos produce hablar de roles de género y su adecuada articulación en la comunidad. Es cierto que históricamente han funcionado como parte del engranaje social que sustentan, y que sin ningún "pero" que medie, se han visto modificados, han evolucionado. Sin embargo, es necesario también cambiar su significado y significante para adecuarlos a su condición contemporánea. Por otro lado, constituye un sofisma que algunas personas consideren retrógrado su acoplamiento a la sociedad actual. Estos roles de género son necesarios y se adecúan a cada persona, asignándole su posible función. Así dejan ser una imposición y se perciben como realmente son: una decisión de opción
múltiple. No son términos extemporáneos ni mucho menos, son en realidad parte integral de cada individuo. Al conocer el rol de género de cada quien es posible conocer cuáles son nuestros límites, nuestras posibilidades, y nuestro panorama para una probable transgresión contra esos mismos parámetros. Sin esta definición será imposible reconocernos y saber a ciencia cierta cuáles son nuestras debilidades, fortalezas y posibilidades de crecimiento, de evolución como especie y qué debemos esperar de nosotros mismos, amén del resto de la comunidad en la que vivimos y nos vemos insertos.

Hoy por hoy hablar de roles de género produce escarnio y un sentimiento de anacronismo, la pregunta obvia sería ¿De dónde surge esa idea de anacronismo? ¿Es una idea implantada? O ¿Es una necesidad natural de la sociedad?

jueves, octubre 23, 2008

¿Será posible?

Es indiscutible que México, al igual que muchas regiones y países en el mundo, inicia su camino por una de las crisis económicas más severas jamás registradas. Aún naciones que gozan de sólidas economías emergentes como Singapur y China empiezan a resentir la oleada financiera. La mayoría de estados de la llamada Unión Europea (UE) ya presentaron sus respectivos planes para estabilidad económica. Todos buscan, sino una salida, sí un paliativo para poder sobrepasar esta debacle. Buscar culpables a estas alturas del partido podría resultar ocioso, no obstante, es seguro que existan casos que debieran ser revisados, incluyendo aquellos donde los líderes, empresarios y directores ejecutivos salieron airosos –con varios miles de millones bajo el brazo- de actividades de especulación, las cuales afectaron el bolsillo y patrimonio de millones de clientes, usuarios y personas. Baste decir que aquí en México las principales compañías que impulsan las acciones en la Bolsa Mexicana deValores (BMV) jugaron con las reservas del Banco de México (Banxico). Capital destinado a confrontar una posible depreciación del mercado, en cualesquiera de sus aristas. Sin embargo, ese dinero “se fue” en tratar de llenar los “agujeros” dejados por la deuda contraída por dichas empresas. Las cuales, sin dejar de lado su posición “prepotente” en el mercado local, han medrado contra el bolsillo de muchos mexicanos, pero convenientemente excluyendo los suyos.

Y no es que sorprenda una acción como la anunciada por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de Agustín Carstens, sino que sin duda provoca no sólo escepticismo sobre la capacidad del gobierno federal por solucionar el grave problema que se presenta, sino de su voluntad política y/o su margen de maniobra contra la impunidad de ciertos personajes. La situación es que Carstens indicó que la especulación de ninguna manera es una actividad delictivacomo sucede en los países de primer mundo-, al contrario es un condición normal sobre la que operan las más diversas firmas internacionales. Y eso puede ser cierto, pero no deja de ser una premisa que provoca no únicamente molestia, sino que produce una creciente miseria en los estratos más necesitados de la población, la cual ya es enormemente vapuleada por las condiciones y determinaciones totalmente ajenas a sus comunidades, y en donde se aprecia claramente la desigualdad social, cultural y económica. Sí, sé que suena a obviedad, pero deberían ser castigados aquellos que en realidad lo merecen.

Tristemente, continúan las mismas condiciones sobre las que venía operando aquel supuesto "difunto dinosaurio", conocido en antaño como el "poder hegemónico" ó "la dictadura perfecta", el Partido Revolucionario Institucional (PRI): empobrecimiento, cinismo e impunidad a favor de los delincuentes de “cuello blanco”. No resulta, extraño pues, que el secretario de Hacienda revele que no hay crimen, dejando un resquicio importante respecto a la ley que existe referente a la protección a favor de los inversionistas, quienes debieron ser informados sobre estas actividades. Traducción: “Si y sólo si” existe un delito en este caso particular, si los empresarios ó apoderados legales de estas instituciones no informaron oportunamente a sus inversores acerca de sus intenciones para destinar ciertos capitales hacia “productos derivados”, a fin de subsanar los gastos ocasionados por el monto de deudas contraídas sobre la moneda mexicana con anterioridad.

Mientras el caos y suspicacia que el asunto genera, redondean los ángulos que habrán de afectar “la pobreza patrimonial” de millones de mexicanos, las cosas en general “no pintan bien” para el resto de los menos afortunados, quienes seguramente, ni siquiera poseen alguna mención en la lista de la revista Forbes, la cual me imagino, deja únicamente fuera a “unos cuantos”.

Por otro lado, y pecando de lúdico, resultaría extremadamente provechoso inducir una drástica reducción de salarios a los altos mandos de esta nación, retribuciones económicas que francamente resultan onerosas para el pueblo en un periodo catastrófico como el que se aproxima. Los dispendios que gozan líderes sindicales, jueces y burocracia en general, provocarán -en el mediano plazo- una serie de cuestionamientos, apartidistas sin duda, sobre el destino de miles de millones de pesos, los cuales en el menor de los casos, solamente sirven para cubrir los gastos generados por viáticos (el escándalo de las Hummers). Un verdadero saneamiento y la imposición de un presupuesto frugal/espartano en este renglón, propiciaría un salto de legitimidad para el des-configurado gobierno federal. Sería una victoria simbólica –no pírrica-, un “rebasar por la izquierda”, una muestra real de que existen ganas, patriotismo y fidelidad, sumado a la concreción de una promesa hecha por Felipe Calderón cuando fue aspirante a la presidencia en 2006. Los ciudadanos sentirían y definirían condiciones propicias para el desarrollo de este periodo gubernamental.

Una cosa es clara: se ganaría en credibilidad lo que se perdería en retribución económica. Sin embargo, no creo que la administración pública sea capaz de exigir nada, no considero que posea la habilidad para convencer, pues los convenios, concertasesiones, prebendas y clientelismos son un lastre mayor, y se necesitaría algo más que únicamente la voluntad de una persona o un puñado de individuos para avanzar en un asunto como éste.

Por otro lado, resultan siniestros por decir lo menos, los rumores que indican la posible imposición de un estado de emergencia (¿estado de sitio?) en todo el país, y no es porque no se necesite, al contrario, creo que sería justificable, aunque no deseable, sin duda. No obstante, ¿Por qué no se implementó a la luz de sucesos trágicos como el asesinato del niño Fernando Martí? ¿Por qué no se impuso cuando se observó que la delincuencia estaba incontrolable? ¿Por qué no se instaló en ciertas poblaciones, como Ciudad Juárez, a la vista de cruentos homicidios contra la población civil? ¿Por qué no se instauró al momento mismo de registrarse los dramáticos sucesos en la ciudad de Morelia en el estado de Michoacán? ¿Por qué precisamente ahora, cuando el movimiento magisterial en el país se encuentra en pleno? ¿Por qué “pretende” implementarse ahora que la población se manifiesta? ¿No es estúpido tratar de ganar tiempo ó legitimidad agrediendo a ciudadanos comunes y corrientes, cuando al mismo tiempo se deja que los maleantes “hagan su agosto”? ¿No es demencial?

Que el gobierno use el monopolio de la violencia no es inconstitucional, pero sí es irremediablemente obtuso usarla por las razones equivocadas.


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domingo, octubre 12, 2008

Sangre y Arena

He estado pensando seriamente en criticar y/o denunciar la poca cantidad de ética profesional que ejercen diversos medios de comunicación en México, en específico, los periódicos de circulación nacional conocidos como La Prensa y el Metro (publicación propiedad del grupo Reforma.com). Este par de pasquines asquerosos, por decir lo menos, no únicamente hacen alarde de su poca capacidad técnica, periodística e informativa, sino que se vanaglorian en sacar en sus páginas principales, imágenes que rayan no en lo satánico, sino en lo bárbaro, estúpido y grotesco, retratando no a un México deseable, querible, factible o real, sino un arredro de violencia inusitada e injustificada.

¿En qué nos beneficia como sociedad o en qué nos hace mejores mexicanos observar con lujo de detalle el descuartizamiento de alguien? El anhelar no verlo de frente, no significa que no ocurra o que se niegue su existencia que se pretenda incurrir en una transgresión contra la tan desgastada defensa a favor de la libertad de expresión. Todos los días se ven cosas similares en muchas y diversas partes de la geografía mexicana. Nos enteramos por otros medios de la crudeza que se vierte en todos y cada uno de los rincones y actitudes que permean en la vida cotidiana, gracias al crimen organizado, pues sus maneras, conductas, costumbres y creencias (incluyendo cosas como rezarle a la "Santísima Muerte"), contaminan la paz y estabilidad del país. Pero de allí a que se necesite ver "gráficamente" brazos, torsos, sangre, venas, tripas y cadalso, hay una gran distancia.

Sin embargo, para los dueños, jefes editoriales, "fotoperiodistas" y reporteros de este tipo de "documentos informativos" eso no es suficiente. Ellos muestran con exceso de detalle, el morbo, la necrofilia que experimentan, el amor por lo sórdido y lo obscuro del espíritu humano. Cuando las noticias así abundan, deja de ser el ejercicio periodístico el tema central y toma su lugar el mercantilismo barato, el cual se torna en un catálogo de aberraciones trágicas, se convierten en una suma que produce un ambiente degradado y enrarecido, pasto de lo que, probablemente, ocurra después. Una cosa es entender que "la muerte es una violencia indebida" (Simone de Beauvoir) y otra muy diferente diseccionar hasta la obsesión los yerros de la conducta humana.

Por mi parte, me enferma ver como los "creadores" de este periodismo se concentran -cada vez más- en elaborar un medio capaz de revolverle a uno las vísceras, pero no por el repelús de la sangre y la carne (que al final sólo somos eso: materia cruda), sino por la molestia que provocan sus absurdos intentos por causar impacto, reduciéndolo todo a una cosmovisión de simple venta en mostrador. Considero que no es suficiente justificar sus bodrios impresos señalando que ejercen el periodismo de "nota roja". Tampoco es suficiente que se precien (porque cínicamente lo hacen) de ser un diario de circulación nacional y que en sus páginas se puede encontrar todo tipo de información, presumiendo así de proteger la tan medrada libertad de expresión, término recurrente cuando se les acaban los argumentos para defender y erigir su conducta indeseable. Esas mismas razones, que no solamente son justificaciones baratas y obnubiladas, sino que constituyen verdaderos tapujos irracionales que en nada ayudan a la construcción de un país deseable y/o mejor.

Su actividad mercantil se entiende perfectamente por el número de ejemplares que se venden, por la elevada nómina que pagan a sus "colaboradores", lo cual únicamente enmarca y ensalza su objetivo como ente empresarial y cuyo último motivo de existencia constituye la comercialización de un artículo cualquiera (en este caso un diario impreso), pero que sin duda alguna, no contiene en ninguno de sus renglones básicos, un reglamento ético que busque el crecimiento de sus lectores o de la población en la cual se inserta. Ética, concepto que carece de sentido estricto en sus respectivas estrategias financieras. En realidad, sólo usan la carne del pueblo para aumentar sus ganancias, eso es todo.

Si la violencia únicamente engendra violencia ¿Qué podemos esperar de las imágenes que se quedan enterradas en la psique colectiva? ¿Para qué sirven, además de demostrar la enajenación de los delincuentes y victimarios? La importancia social del fotoperiodismo de este estilo en particular, se petrifica y funcionando meramente -y en el corto plazo- como anestesia local ante sucesos graves y funestos, lo cual al final provoca que los medios dedicados a esparcir "gráficamente la sangre" de los ciudadanos tengan que buscar "nuevas" é "inovadoras" formas de presentar los hechos cotidianos.

¡Cómo detesto al periódico La Prensa! ¡Y al remedo de diario llamado El Metro! ¡Son una verdadera basofia! ¡Hay periódicos escolares mucho mejor manufacturados con notas que presentan mayor interés y cuyo objetivo principal se centra en el crecimiento de su comunidad!


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miércoles, octubre 08, 2008

¿Libertad de expresión o expresión libertina?

Al visitar un blog del periódico El Universal, confeccionado por uno de los columnistas de esta publicación, me encontré con esta pregunta: ¿Dirías "espurio" a Calderon; que no hay libertad? Cuestión que me hizo reflexionar la siguiente respuesta:

Yo diría que las personas en general -no sólo los jóvenes- en este país confunden la "gimnasia con la magnesia". Pretenden ejercer sus derechos sin considerar sus obligaciones, lo cual se traduce obviamente en considerar que los jóvenes que recibieron el premio no violentaron en ningún momento el ambiente de la entrega de reconocimientos.

Sin embargo, si somos congruentes podremos ver que la ceremonia sufrió una irrupción dentro de sus parámetros ¿Por qué no incurrir en uun desacato pacífico como aquel realizado por un atleta durante los Juegos Olímpicos, quién recibió una presea de plata, pero durante la premiación simplemente depositó su medalla en el piso y abandonó el podio? ¿No hubiese tenido mayor impacto en los medios -al final todo telebsaura- una acción como ésta? ¿Qué caso tiene gritarle al presidente espurio o no, su desacuerdo? ¿Se ganó algo? ¿Se cambió la forma en cómo lo perciben millones de mexicanos? ¿Los que votaron por él modificaron su forma de pensar respecto a aquellos que eligieron a AMLO?

El único perdedor como siempre fue México, pero ahí ni unos ni otros se ponen a reflexionar. Todo lo observan con ojos alienados, y esa es la decepción, tanto de aquellos que defienden el acto como de esos otros que piensan que es "blasfemia". Eso es lo más triste, que el debate central, el meollo del asunto, caiga en la vanalización de una "falta de urbanidad" como una "pecata minuta", cuando en realidad, asistimos no a una desacralización de una institución -como el Poder Ejecutivo- sino como parte integral de la desintegración social a la cual se ha visto sometido el tejido de la comunidad.

¿No recibir el premio hubiera sido justificable? Tal vez, no obstante los jóvenes no se detuvieron a pensar -por muy matemáticos o intelectuales que sean- que su actitud únicamente serviría como estandarte de aquellos que apoyan la destrucción de un estado para erguir uno distinto, para mostrar el debilitamiento total de las instituciones en México, la indefensión bajo la que vivimos, la falta de educación, de urbanidad, la poca tolerancia entre mexicanos, y finalmente, la pobreza que poseemos como pueblo para construir algo más que catálogos de ofensas. Nos merecemos la realidad en la que vivimos.

Reiterando: la juventud es impulsiva y muchas veces irracional. A pesar de ello, su acción "intrépida" pretende resolverse como un asunto menor, como una "pequeña transgresión" sin repercusiones aparentes. Mentira.

Saludos,

P.D.
Después de releer mi comentario anterior, consideré que faltó añadirle la siguiente parte:
Creo desde cierto punto de vista que su actitud es entendible, pero de ninguna manera justificable. Entendible, porque me pongo en los zapatos de esos "valerosos" pubertos y comprendo que su idea sobre la libertad de expresión viene aparejada con su propio contexto histórico. En otras épocas hubiera sido impensable increpar así a una autoridad, aún menos al presidente de la República Mexicana. No obstante, sentí que solamente habían utilizado -un mal uso por cierto- su derecho a expresar libremente su inconformidad.

Por su parte, los encargados de la seguridad del primer mandatario solamente reaccionaron, como su responsabilidad lo amerita, actuando contra aquellos que violentan verbal o físicamente la investidura presidencial. No obstante, dicha respuesta solamente puede calificarse como extrema, pues la conducta de los ahora "famosos", no ameritaba de ninguna manera una detención como la que sufrieron. Además, Felipe Calderón podría haber actuado de forma diferente y no hacer siquiera un gesto contra ellos. Ese hubiese sido el camino adecuado a seguir.
Al pasar de los días he sopesado la conducta de los muchachos, y pude constatar con un poco de molestia que los jóvenes únicamente buscaban sus quince minutos de fama, nada más. En caso contrario, tal vez, hubiesen usado con mayor inteligencia su momento ante los medios.

Asimismo, las publicaciones que reprodujeron este incidente únicamente se fijaron en "lo malo". La actitud de aquellos que increparon a Calderón nulificó a las otras personas que por su esfuerzo también recibieron el Premio Nacional de la Juventud. El solo hecho, demeritó su trabajo, su constancia, los sacrificios y tenacidad que tuvieron que realizar para estar allí también, recibiendo un reconocimiento.

martes, octubre 07, 2008

Un posible camino

Yo sé que es estúpido, y que probablemente raye en una inocencia vana y llena de estulticia; pero lo he estado meditando por un tiempo ¿Qué necesita este país para acabar con la impunidad y corrupción? ¿Castigos más severos? ¿Tendríamos que preguntárselo a quien la ejerce a destajo? Es decir, para saber que castigo y medidas tendríamos que imponer ¿Habría que preguntarle a quien pertenece al sistema en cuestión y sacarle, de alguna forma, una opinión respecto a qué hacer cuando se aprehenda a quien transgrede las normas establecidas? o al contrario ¿Necesitamos la imposición de un estado represor?

Por ejemplo, si alguien quisiera saber que se debe hacer con aquellas personas que se dedican al plagio y asesinato de personas ¿Debemos preguntarle a aquellas bandas delictivas que actúan con mayor brutalidad contra sus víctimas? ó ¿Debemos preguntarle a aquellos que en este momento se encuentran en prisión "purgando" condena? ¿Acaso tendríamos que preguntarles que fue lo que los llevó hasta allá? Y a partir de ahí ¿Deberíamos sacar encuestas/estadísticas? ¿Analizar los datos? ¿Actuar en consecuencia? ¿Con qué mecanismos? ¿Tendríamos que hacer lo mismo con los narcotraficantes?

Por otro lado, si quisierámos saber que hacer con aquellos delincuentes de "cuello blanco", incluidos funcionarios del gobierno -de todos los niveles-, empresarios que burlan medidas, restricciones y evaden impuestos; líderes de comerciantes ambulantes y banqueros (sobre todo aquellos que propiciaron la caída y posterior privatización de las instituciones financieras en México) ¿Deberíamos preguntarles que deberíamos hacer para reforzar las medidas y seguridad contra fraudes, lavado, componendas, clientelismos, desvíos de dinero y sobornos?

Si quisieramos acabar con "el corporativismo" y el "clientelismo" que inundan a sindicatos y burocracia ¿Deberíamos tener una entrevista totalmente honesta con aquellos que piensan que tanto el erario público como las plazas laborales son de su particular propiedad? ¿Todo para conseguir, de primera mano, los elementos que privan en sus respectivos medios, a fin de impedir que sigan violentando al país con chantajes y prebendas?

Si quisieramos actuar contra tratantes de blancas y/o redes de pedófilos ¿Deberíamos cuestionar a individuos como Succar Kuri, Kamel Nacif y demás implicados en el libro "Los demonios en el Edén", a fin de encontrar las medidas preventivas adecuadas? ¿Tendríamos que indagar las razones de Mario Marín para proteger a dichos e insomnes personajes? ó ¿Solamente deberíamos imponer la castración química?

En este país donde las "misteriosas" agrupaciones de ultraderecha desprecian a la sociedad civil, pues para ellos los únicos y legítimos representantes de la comunidad son aquellos líderes empresariales, esos otros dueños de inversiones privadas, y por supuesto, los banqueros. En cambio las agrupaciones de la defensa de los derechos humanos, a pesar que sean lideradas por conocidos filántropos o personalidades del mundo del espectáculo, la cultura y/o las letras, representan para ellos una tendencia de izquierda que únicamente busca desestabilizar al gobierno y a los que comulgan con él, para esos “Minutemen” las Organizaciones No Gubernamentales (ONG's) solamente representan una molesta piedra en el zapato.

Pero ¿qué pasa cuando debemos sojuzgar a la impunidad más cercana, aquellas que nos es cotidiana, familiar? ¿Cómo debemos lidiar con ella? ¿Dejándola ser-estar o parecer? ¿Participando de ella? Porque debemos recordar que somos precisamente nosotros los que la propiciamos en mayor medida, sobornando a policías, ministerios públicos, supervisores, inspectores y jueces. Porque no es justificable que mientras una ley cualquiera no nos afecta, podemos apegarnos a ella, y cuando nos afecta negativamente, buscamos la manera de desentendernos totalmente de ella, ignorar a las autoridades y a toda esa plaga de burócratas que sólo saben vivir de sangrarle a uno el bolsillo.

¿No queremos impunidad, ni vicios, ni delincuencia? Pues no seamos los que inicamos el ciclo, asumamos nuestra responsabilidad, nuestra obligación y acabemos de una buena vez con todos aquellos círculos que rodean a la vida nacional ¿Qué preguntas -honestas- tendríamos que hacernos para desterrar prácticas desleales y corruptas?

¿Debemos esperar sentados a que el gobierno federal haga algo al respecto? ¿Debemos esperar que los capos del crimen organizado se comporten con un poco más de sesos y dejen en paz a la población civil? ¿Debemos esperar a que alguien inicie alguna cadena para comenzar a cambiar las cosas o modificar nuestra ideología? ¿No sería más fácil una sumar acciones?

Si lo dejamos todo al libre albedrío, a la pura casualidad, nada ocurrirá y seguiremos diciendo: "Este es el país de "Aquí no pasa nada""

P.D.
Pequeña lista de acciones mínimas:
1.-Si te van a multar por alguna infracción de tránsito, acéptala, es tu obligación, pues manejar no es como muchos creen (incluidos los choferes de peseros y/o microbuses), algo nimio y con escaso sentido de civilidad, al contrario, es una enorme responsabilidad, pues mucha gente (no solamente los pasajeros que van con nosotros) depende que se haga correctamente.
2.-Si te van a sancionar por no pagar tus impuestos en regla y forma, no le hagas como la inmensa mayoría de los empresarios chupa-sangre del país, corrige tus cuentas para que no te vuelva a ocurrir, paga tu multa y deja de preocuparte por las cuestiones de Hacienda. Es mejor actuar a tiempo que dejarlo pasar, obviamente si optas por esto último, es claro que sufrirás tú solo las consecuencias de tus actos.
3.-¡Y por Dios! ¡No te pases las luces rojas de los semáforos! ¡Una cosa es ser naco y otra un automovilistas estúpido e irresponsable! No por pasarte un alto llegarás más rápido a tu destino eso te lo aseguro. Deja que los bobos carguen con la oligofrenia, tú dedícate a cumplir tu parte.
4.-Presta atención a las necesidades de los demás. Si requieren tu ayuda brindala sin dilación, la próxima ocasión puede que seas tú el que se encuentre a la orilla del camino sin ningún tipo de auxilio.