martes, febrero 23, 2010

Y algo pasó...

Querid@s lectores de este afable weblog:

Este es un anuncio que se transformó de una molestia personal en un asunto de trascendencia pública: Hace poco hackearon este blog.

Obviamente, mi enojo fue mayúsculo con esta contrariedad -y se me viene a la cabeza la palabra; porquería-, pero nadie está excento de una circunstancia como ésta. Hace algunos años, habría sido impensable; pero hoy día todos estamos expuestos y nadie sabe a ciencia cierta quién podría ser la próxima víctima.

P= ¿La verdadera preocupación que ocupaba mi mente?
R= Que muchas de mis cuentas están vinculadas con la cuenta que administra por ejemplo la publicación de posts en esta bitácora: desde Twitter, Google Wave, pasando Friend Feed, por nombrar sólo algunas

Tuve que aguantar la publicación de mensajes publicitarios sobre Viagra, cámaras é impresoras, etcétera, etcétera. No importó cuántas veces moví y cambié la contraseña. Anuncios iban y venían, no hubo mucho que pudiera hacer. Me quejé con los administradores de las cuentas Google, dejé mensajes en foros, y demás peripecias. Y no obtuve ninguna respuesta.

Pero en fin, después de este desagradable incidente puedo decir que... nunca hay que dejar regadas las contraseñas/passwords por ahí, ni por descuido negligente, omisión inocente y/o admisión de scripts extraños. Nunca que hay que navegar por ahí sin ningún tipo de proteccción, ya saben, como en el sexo: Si no sabes con quién te inmiscuyes, mejor ni metas "aquello" en tierras inhóspitas y desconocidas. No vaya a ser que después lamentes algo más que la pérdida del orgullo...

miércoles, febrero 03, 2010

Post: Líderes...

Considero que el post en cuestión tiene razón. México está cansado de vivir la misma situación que viene padeciendo desde hace algunas décadas: depresión económica, social, laboral y personal. Circunstancia acarreada, sin duda, por las malas decisiones tomadas por la llamada "clase política". Sin importar que traten por todos los medios de culpar al otro, a las coyunturas, al robo, al despilfarro, a la idea de que las cosas se presentaron como algo ajeno a ellos y su forma de ver el mundo. Determinaciones que en el último de los casos los perturban individualmente a cada uno de ellos; pero que sin duda inquietan a todos los demás ciudadanos. Traduciendo: su alienación se sublima en relación inversa al impacto con el que nos pega a los ciudadanos. Es decir, mientras a ellos menos les afecte, más padecerán los mexicanos, y viceversa.

Hablemos sobre la percepción que se tiene en este artículo sobre la motivación intrínseca de los ciudadanos respecto a su deseo de cambiar la situación prevaleciente en México, y "digamos/pensemos” que tiene su origen en una emoción. En realidad, y sin polemizar demasiado a éste respecto, supongamos que además es una idea bien concebida, adaptada a una generación entera, la cual generalmente trata de mantenerse actualizada en un mundo global, y del que pretende no relegarse nunca más, y mucho menos debido a una decisión tomada por alguien más, propiciada en el seno de los órganos partidistas, legislativos y/o ejecutivos. Poderes, que entre otras muchas cosas, carecen de fiabilidad por parte de “su electorado”.