Hoy voy a escribir sobre un tema difícil, y haciéndolo sé que parecerá que lo hago desde una veta ignota de derecha que habitaría -presuntamente- en mí, pero en realidad, lo hago desde el centro mismo de una idea que en realidad puede tomarse como dogmática y obtusa, algo que políticos anteriormente han tratado de aplicar pero solamente sobre la gente común y corriente.
Esta idea la expongo como parte de mi perpetuo intento por traducirla en diálogo que intente buscar nuevas y posible soluciones a partir de una plática cualquiera.
Ok, vamos a pensar en términos absolutistas: ¿Por qué nuestra sociedad es tan permisible con aquell@s que ejercen la prostitución, pero no con quien la promueve? ¿Por qué si vemos a una prostituta en la calle, lo asumimos como algo normal en el mundo? ¿Por qué si vemos a su padrote, automáticamente pensamos: no está sola, tiene a alguien? ¿Por qué? ¿Por qué no la denunciamos si sabemos que es una actividad ilícita? ¿Por qué los políticos a parte de practicarla ellos mismos, la toleran y hasta la justifican? Eso a sabiendas que un mal acarrea otro peor, y hoy día tenemos que sostener una próxima batalla para defender lo más preciado en este país: a los niños, porque aquí los maleantes han encontrado una veta importante para sus ganancias de porquería…
miércoles, mayo 05, 2010
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