¿Otra vez? ¿otra?

Es interesante observar lo cierta que resulta aquella máxima que dicta: "el ser humano es el único animal que comete el mismo error dos veces".

¿En cuántas ocasiones el actual Gobierno del Distrito Federal (GDF) aseguró a la opinión pública que las acciones que toma siempre se realizan con estricto apego a la ley? Me pregunto, ¿Cuántas veces se han anunciado "con bombo y platillo" en los medios de comunicación, noticias rimbombantes sobre diversas decisiones de la administración local, como la construcción de playas artificiales, pistas de patinaje, el retiro del ambulantaje o el rescate del Centro de la ciudad capital? ¿Cuántas determinaciones como aquella encaminada a expropiar el predio conocido como La Ford ha tomado el GDF?

Y no es que no fuese necesario actuar contra el robo de autopartes en la Ciudad de México, al contrario, ese no es el punto de esta discusión. El asunto en realidad, se centra en la poca capacidad de las autoridades capitalinas, estrictamente hablando aquellas de extracción perredista, para presentar un caso firme, jurídicamente hablando. Han exhibido una mínima conciencia en cuestiones legales. Sólo recordemos la poca atención que pusieron los "abogados" del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para defender a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el caso de desafuero en su contra ó la imputación deficiente -por calificarla suavemente-, y no por ello menos justificable, que elaboraron integrantes del mismo partido -incluido el licenciado en Derecho Constitucional, Ricardo Monreal- sobre las elecciones presidenciales del 2006.

Desde siempre los funcionarios acogidos -algunos santificados recientemente por el halo divino de AMLO- bajo la bandera "del Sol Azteca" han mostrado, sino su proclividad, sí su excipiente falta de compromiso civil, al desconocer de manera básica las leyes. Eso, ó simplemente miran de forma negligente y torpe sus propias derechos, obligaciones y atribuciones oficiales. Es decir, desprecian de manera tajante todos los parámetros con los cuales todos los demás nos regimos diariamente.

Sin embargo, ¿Qué pasa con esas otras notas ó infromación importante como el eventual incremento a los impuestos de los ciudadanos de esta megaurbe? ¿Qué pasa con el predial, tenencia y agua? ¿Por qué esas no las lanzan igual, a la misma escala? ¿Por qué la mediocridad? ¿Por qué no decir y comprobar verdaderamente, el destino de esas aportaciones fiscales? ¿No supondría eso un cambio en la percepción de las personas que habitamos y sufrimos en este país? ¿Por que hay que andarlos correteando para que den una declaración? Y déjenme decirles que eso no es ingenuidad o corrupción de parte de las autoridades, sino que apunta certeramente una imbecilidad rampante, confeccionada al más asqueroso estilo gubernamental y desde el retrete de cualquier político de baja estofa.

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