Ser un outsider ha sido la posición de casi toda mi vida, y nunca supe porqué. No sé, circunstancias de la vida, educación, valores inculcados por una familia altamente disfuncional, el enfrentar una escuela nueva a cada "primera de cambio", empezar de cero en más de una ocasión, ser el puntito negro de un gran mantel blanco en mi Alma Mater, reir a carcajadas y estruendosamente, hablar de tópicos que a nadie interesa ó nadie quiere escuchar, platicar con intensidad sobre los temas que me importan, saber de antemano las respuestas a algunas preguntas que suelo hacer, hablar sin miramientos y con la verdad, tener un humor básico y sencillo, reirme de mí mismo cuando nadie más lo hace, enojarme por cosas triviales, molestarme por los excesos de la gente, "encabronarme" por las injusticias en el mundo, no dar dinero a los pobres en los cruceros de autos, saber chistes viejos y que los chicos de generaciones anteriores los tomen como nuevos, creer que los mexicanos somos ciudadanos del mundo y que podemos ser la mejor nación del planeta -incluyendo la humildad necesaria, buen corazón y la inteligencia para reconocer nuestros errores-, hablar inglés-japonés en un país en el que apenas y si se habla correctamente y donde los pueblos originarios usan mejor su lengua que todos los demás mestizos utilizamos el español, culpable que me gusten las comedias gringas... en fin razones y justificaciones hay de sobra.
Pero ser un outsider a ese nivel, también tiene su costo, y por algunos momentos, éste puede ser no muy querido, y llegar a ser terrible. El sentirse desplazado, parte de un círculo, donde uno es el centro, ó mínimo tangente, marginal, y hasta malquerido, poco apreciado, apenas tolerado, anarquista en un "mundo de bien", un punk en una fiesta de rosa, un gótico que asiste a un banquete de niños de la Ibero, un Emo enmedio de la glorieta de Avenida de Los Insurgentes en guerra contra otras tribus urbanas. Como dije todo tiene su costo, hasta las analogías...
Definitivamente soy un Outsider de los outsiders, no hay más "vuelta de hoja", no hay forma de evitarlo, mi ideología, mi forma de ser y reaccionar, siempre causan estragos en mis relaciones personales y laborales. Mis palabras en muchas ocasiones no tienen freno, mis actitudes rayan en un "Shit, I did it again, fuck", y a pesar de ello el humor persiste -bueno o malo-, dependiendo del momento. Soy una mezcla rara entre: "me importa"-"life is a bitch"-"Who gives a damn"-"Soy lo que ves"-"Give some grunge dude". Lo sé y lo asumo: soy completamente humano, una paradoja como el que más.
Pero sigo buscando. Sólo ha habido tres momentos grandiosos en mi complicada vida y que me alejan un poco -cada vez más- de esta intensidad en la que vivo: Cuando me casé con la mujer que amo y cuando nacieron mis dos hijos -aún pequeños los dos. De ahí en más, no sé, creo que hasta llego a ser un poco/mucho misántropo.
Y al final, ser un Outsider tiene sus recompesas... sobre todo cuando viajas contracorriente, y no hay nadie más a tu alrededor:
Why should we be in such desperate haste to succeed, and in such desperate enterprises? If a man does not keep pace with his companions, perhaps it is because he hears a different drummer.
Imagen: A schizophrenic drawing by mental hospital patient Adolphe Wolfli
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3 comentarios:
me sentí identificada en varias cosas conforme iba leyendo, en no pocas ocasiones, también encuentro contentamiento en sentir y saberme marginal
gran articulo
malbicho
¿De verdad?
Yo sé que uno llega a pensar que es único en la vida, pero al contrario, tus palabras me hacen sentir menor alienado :P
Rayban
Gracias por tus palabras y por tu visita
Saludos
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