martes, abril 01, 2008

Pompas y fanfarrias fúnebres

¿Cuándo es jutificable la violencia?
¿Nunca ó depende de las circunstancias?
¿Cuándo es justificable el descrédito?
¿Nunca ó también depende?

El gobierno chino parece anhelar la justificación de todos sus actos represivos con sentencias y amenazas. Aquí en México, lo conocemos como el síndrome de ZhenLi Ye Gon: “O copelas o cuellos”. Cuya traducción cercana sería: Si no agachas la cabeza: cuello. Si no deseas abrir tus lazos diplomáticos: cuello. Si no te gusta la anexión de tu nación a mi territorio oficial: cuello. Si no cooperas: cuello. Si no te gusta como destruyo el medioambiente: cuello. Si criticas abiertamente mi libre determinación de aplastar a los que se oponen a mis designios: cuello. Si eres estudiante de la década de los años noventa o monje tibetano: cuello. Si eres el Dalai Lama: cuello. Si quieres solucionar los problemas sociales de manera pacífica: cuello. Si decides no abrir tus mercados económicos a mi industria ilegal de reproducción de artículos pirata: cuello. Si te quejas porque opté por usar tus imágenes comerciales, gubernamentales o sociales para mi propio beneficio: cuello.

¿Dónde queda pues la confianza de la opinión internacional sobre los presuntos hechos de diálogo abierto, iniciados por el gobierno de Beijing con el movimiento de liberación del Tíbet? Quisiera responder; pero la risa diabólica de mi otro yo, que precisamente ahora está en el inodoro, me lo impide.

Además, es sabido, y lo ha sido durante décadas, que la máxima oficial china ha sido: “destruye y vencerás” ó “dale una patada a los manifestantes, pásales un tanque militar por encima, y pregunta después”. Desgraciadamente, el reciente caso de los monjes y civiles involucrados en esta reyerta, no es el único. Tomemos como ejemplo el caso del maestro de Falun Dafa, Li Hongzhi, quien en un principio contó con el “apoyo” de las autoridades del partido comunista de aquella nación. Hoy, Li Hongzhi solamente representa a un perseguido más por parte de la intolerancia, la estupidez y la incomprensión de las autoridades oficiales en ese país. Es significativo que tanto el Dalai Lama como Li Honghzi posean una fuerte inclinación a desarrollar una conciencia espiritual versus cuestiones materiales.

Por otro lado, tristemente sólo los deportistas que se prepararon durante años, serán los únicos afectados si se presenta un boicott internacional (que ya se estaba tardando), contra la celebración de los Juegos Olímpicos, justa atlética que obviamente tenía como única meta en la vida, demostrar al mundo cómo China es un país adelantado en todos los aspectos, incluido el tecnólogico y deportivo. Es por eso que comentaristas de todo tipo han indicado que esta competencia Olímpica es similar a aquella presidida por el régimen nazi. Y por mucho que los funcionarios de esa nación de Oriente lo nieguen, esa es la percepción general de la gente.

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