Existen varios motivos en la población para mostrarse descontenta con las autoridades en México. Y podrían señalarse varias, entre ellas la pobreza, y por ende la paupérrima distribución de la riqueza; la poca voluntad gubernamental de impartir una educación de calidad, la ausencia de un plan cierto para producir un cambio sustancial en las condiciones anómales que persisten en el campo, la "posibilidad" de fraude electoral durante los pasados comicios presidenciales y una infinidad de etcéteras. Sin embargo, el tema de la inseguridad es un tópico cotidiano, y posiblemente sea, el más radicalmente urgente por resolver en esta nación.
Y debiera serlo para todos, dado su crecimiento exponencial, su inmensa capacidad para incrementar su crudeza, su ausencia total para respetar la vida y derechos de los ciudadanos; no obstante, continúa siendo uno de los tópicos más subestimados por el general de la clase política mexicana, aún cuando en ocasiones, son sólo unas víctimas más del crimen (por lo visto, lo único verdaderamente organizado en este país). Como en cierta ocasión, donde "alguien totalmente desconocido", ubicado dentro de la misma Cámara de Diputados en el Palacio de San Lázaro, mandó diversos mensajes SMS, vía teléfono celular, para tratar de extorsionar a los legisladores presentes. Y como ese ejemplo, cientos más, sindicos municipales perseguidos, coercionados, y ejecutados, gobernadores coludidos con narcotraficantes, policías judiciales en la nómina de delincuentes, etc. Pese a ello, los actores políticos se desentienden con una facilidad y singular alegría, además que permanecen debatiendo cuestiones solaces, como aquella donde pidieron se aprobara un punto de acuerdo para faltar "legalmente" a las sesiones del pleno, a fin de resolver asuntos de índole personal.
No es de extrañarse entonces, que todos ellos aplaudan medidas como la salida del ejército a las calles para tratar de frenar el avance de las redes criminales, omitiendo negligentemente el mantenimiento de un servicio policial de inteligencia, ó simplemente, la creación de un sistema educativo con la premisa concreta de crear mejores ciudadanos. Además, no debe contemplarse como un hecho totalmente "insólito" que su apoyo se presente únicamente "en papel", bajo la imagen de una imposición de leyes más estrictas contra los transgresores del Estado de Derecho vigente, pero que en cambio, su aplicación irresoluble se convierta en nada ó en menos que eso. Tampoco deberán así, sorprenderse los intelectuales y pseudo-periodistas mexicanos, cuando la Srita. Sociedad Civil detente "justicia por su propia mano", la cual a parte de ser sesgada, parcial y generalmente obtusa, puede incurrir en violencia indebida, excesos y hasta equívocos fatales, como en el incidente de Tláhuac y por el cual fue depuesto en su momento Marcelo Ebrard. En su caso, tampoco podrán los magistrados y politiqueros de altas esferas, buscar presuntos indiciados en incidentes mortales, cuando por décadas, han omitido, negligentemente, cambios de fondo en la concientización é impartición de justicia, cuando en realidad, pretenden solucionar las carencias patentes con un "parche mal cosido", conocido recientemente como "La" Reforma Judicial. Solamente un punto a favor sobre esta supuesta "modificación mayor" a la constitución: la contemplación de "robo famélico" como elemento exculpatorio; pero eso es todo.
Alguien hace unos días, me dijo que todo en el mundo, se reduce a una cuestión de percepción. A pesar de no estar de acuerdo con lo dogmático de la frase ó interpretación, aquí puede aplicarse a la perfección. La población, en general, observa cierta ausencia en el compromiso oficial respecto al tratamiento de la Delincuencia versus la Sociedad Civil. Ninguna de las medidas implementadas hasta ahora, ha resultado positiva para reducir el accionar de los criminales en México (quienes ya no buscan sólo controlar territorio azteca, ahora han expandido sus tentáculos mucho más allá de suelo norteamericano. De hecho, se tiene información que indica que han llegado hasta el continente africano). Al contrario, sus actos se han recrudecido, pues ya no sólo actúan contra personajes de su misma calaña, y/o contra la población adulta, contra empresarios o personas comunes y corrientes, sino que ahora los niños son víctimas ideales y constantes de sus desmanes, pues los han ocupado como mercancía para redes pederastas, como escudos humanos, y hasta como rehenes en casos de secuestro. Si esta situación no hace reaccionar a las autoridades, ningún incidente, por grave que resulte, lo hará. Solamente será un elemento más en el catálogo de afrentas/anécdotas del pueblo mexicano, sin que medie de ninguna forma, una solución práctica y efectiva.
Es necesario imponer un límite antes que sea demasiado tarde. Y ya es muy tarde, pero puede considerarse que en caso contrario, las cosas podrían devenir en atentados de suma gravedad para la seguridad y soberanía nacionales. No olvidemos a las FARC, las cuales pasaron de ser un movimiento social revolucionario, a un grupo de paramilitares vinculados con el tráfico de drogas, amén del secuestro de personas. Y son indispensables previsiones, no únicamente urgentes, sino tangencialmente duras y estrictas. No solamente la implantación de penas más graves, sino la clarificación de todos los procesos judiciales, pues en este país es muy dado ajusticiar a alguien sin tener todas las pruebas ó siquiera tener la certeza sobre la culpabilidad de un sujeto, pues ¿Cuántas veces no hemos visto a gente encerrada injustamente?
Y así, detallando, a los individuos recurrentes y sistemáticamente violentos, esos que padecen cierto grado de inmoralidad, debiera aplicárseles la ley en su justa medida, desde la amputación de miembros (como en el mundo árabe antiguo), la nóvel castración química a pedófilos, hasta la llamada "Ley del bit de desecho", la cual prevé la eliminación de un bit en un espacio donde sólo cabe uno, pues ¿Para qué hacer más grandes ó modificar en forma vertical los recintos penitenciarios, si ni siquiera existen presupuesto suficiente, ni programas adecuados para la readaptación de los delincuentes? Asimismo, pocos poseen la voluntad para dejar de lado sus conductas viciosas. Además, ¿Por qué se tiene que gravar aún más a la sociedad para la manutención de convictos, quienes únicamente representan una carga fiscal y económica? ¿Por qué sencillamente se piensa que no hay otra forma? ¿Por qué se malentiende, a propósito, el concepto de Derechos Humanos? En vez de todo lo anterior, ¿Por qué no crear planes especiales para que aquellos criminales que no sean considerados de alto riesgo, trabajen para ganarse el sustento, sin importar el término ó duración de su sentencia?
¿No existen quejas sobre la pobreza y la falta de manos en el campo? Que trabajen los reos ¿No acaso se necesita mano de obra para mantener la infraestructura carretera? Que pongan a laborar a los convictos ¿Qué se necesita abaratar la construcción de un hospital público? Que lo construyan quienes abarrotan, en condiciones tremendas de acinamiento, las cárceles mexicanas. Y en ese orden de ideas, que de paso edifiquen centros de atención a delincuentes recién liberados, y que además, desarrollen herramientas de alfabetización y educación básica, superior y media entre reos. De esa manera, se hace pagar a los transgresores con base en un servicio social a la comunidad, se reduce el presupuesto total de un proyecto cualquier que éste sea, y por el otro se brinda la oportunidad para que los delincuentes aprendan un oficio. Y hoy, que está en boga la privatización de usos públicos, podría usarse la co-inversión de empresarios (con alguna excención o deducción fiscal de por medio) para la creación de artículos varios, desde la confección de camisetas, la fabricación de placas para automóviles, gafetes de identificación, la fundición de armas de fuego para la recuperación de metal, la recolección de basura en playas y ciudades, el reciclaje y división de materiales desecho, la creación de incubadoras de negocios, etcétera. Es decir, cualquier actividad o servicio que redunde en algún beneficio para la sociedad, a la cual constentemente agravian.
¿Suena a fantasía? Podría ser, pero todo esto puede conseguirse, sin duda, y hacerse bajo el sistema de presión congruente ante autoridades ejecutivas, legislativas y judiciales (tanto federales como locales). Pero no me refiero al estilo agresivo, sin sentido ("a tontas y a locas") que ejerce Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el Frente Amplio Progresista (FAP) y huestes que lo acompañan, sino a través de una campaña bien planeada, escalonada, y con metas-objetivos altamente definidos para evitar disoluciones, divergencias y divagaciones mentales, que sencillamente afectarían el resultado final.
lunes, agosto 11, 2008
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