martes, diciembre 29, 2009

Acotación a Federico Arreola

Leyendo la última columna que publicó Federico Arreola en Sendero del Peje (SDP) considero que su opinión adolece de tres cosas muy importantes y que siempre se han hecho presentes en sus críticas: sinceridad/honestidad, introspección y autocrítica. Porque una cosa es leer/exponer mal la información a propósito y otra muy distinta es percibir las cosas desde una perspectiva diferente.

Sinceramente yo no soy un seguidor asiduo, ni un ferviente simpatizante de Federico Arreola, pero sus opiniones me merecen respeto, aunque casi nunca estoy de acuerdo con ellas -como ahora- y me resulta indispensable revisar lo que dicen otras personas para tratar de comprender la realidad que me rodea. Entiéndase con esta expresión la "otredad" sugerida en algunos textos de filosofía. "El otro" diferente a nosotros, que existe con y a pesar de nosotros.

Regresando al punto, ¿Por qué sostengo que la última columna de Federico Arreola carece de tales elementos? simple: como de costumbre señala "errores" en los demás, en "los otros", los descalifica, desdeña y jamás ejerce una verdadera autocrítica en "el terruño propio". Por otro lado, ¿Cuántos de nosotros, usuarios de Twitter, no hemos sufrido del porrismo del cual tiene -en realidad- poco tiempo quejándose? Muchos sabemos y hemos sido víctimas de ese "porrismo" obscuro, pandeado y obsoleto que no sólo abarca a la "pseudo-izquierda mexicana", sino a su fiel reflejo en el lado opuesto de la balanza, el conservadurismo más añejo y rancio (y no me refiero a un ascendente con abolengo, sino a algo podrido y con herrumbre). Y es natural entender que todo aquel que es diferente a esos ángulos opuestos es automáticamente desacreditado, descalificado, insultado, vilipendiando y atacado hasta la ignominia.

Esta circunstancia no constituye en lo más mínimo, una prueba de la diversidad, al contrario, es un hecho fehaciente de la incapacidad de algunos individuos para confrontar una parte de la realidad que no les resulta agradable. Pues convenir en que consta un desacuerdo y dialogar, es totalmente diferente a tratar de eliminar a la disidencia/discrepancia. Y para ser específico: muchos de nosotros lo hemos visto, apertura de cuentas apócrifas en Twitter que sirven como parapeto o cornisa para tergiversar las palabras y dichos de personas comunes y corrientes, cuya única motivación consiste en acallar los anhelos/deseos, o llanamente, desgarrar las metas de aquellos que únicamente están interesados en proponer/activar un cambio inteligente en la sociedad mexicana. Federico Arreola, ciertamente, no es el único que ha padecido esta conducta recurrente en la WWW.

Pero recalcar, reiterada y abusivamente este hecho no sólo constituye "spam", sino que resulta -por decir poco- muy molesto. Máxime que un "líder de opinión" se proclame como el único objetivo/meta de esos "porros tuiteros" -como él los señala- y no haga otra cosa más que quejarse amargamente, ubicándose nuevamente, como el mártir de un movimiento social apoyado de manera multitudinaria. Dicha actitud, seamos sinceros, la aprendió muy bien de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la cual le dejó excelentes y oportunos dividendos durante su pre y post campaña electoral para los comicios presidenciales de 2006.

Le concedo razón a Federico Arreola sobre la pésima capacidad de lucidez/dialéctica que poseen esas personas/trolls/porros que le agreden Online, son nefastos y constituyen "lo peorcito" de Internet. No obstante, pertenecen a la misma calaña y estatura moral de aquellos que atacaron a varios conocidos míos en la red -hasta a un seguro servidor padeció este hecho- durante la campaña ciudadana de #VotoNulo en las pasadas elecciones intermedios de este año que finaliza. Agraciadamente, hay maneras inteligentes de eliminar "ese tipo de ruido" en particular y que en nada beneficia al diálogo en la diversidad.

Me enojan los excesos ególatras en los que concurridamente puede caer un líder de opinión como él -aunque eventualmente se halla la posibilidad que se llegue a auto-descalificar como tal para evitar cualquier crítica- y que en su posición de "individuo neutro" no "observe" con detenimiento el cómo de las huestes que lo siguen tanto a él, como al líder carismático que es AMLO, y cuya conducta radical se exhiba rampantemente en Internet/Twitter.

Por otro lado, indiscutiblemente su crítica sobre la posición y persistencia del ejército en las calles del país, es plenamente justificada. Muchas veces se le advirtió al presidente Felipe Calderón que la estrategia era equivocada, si únicamente pretendía hacer uso del monopolio de la fuerza en posesión del Estado. Se le conminó a que planificara mejor las cosas, se le pidió que reformara de manera práctica y efectiva al sistema judicial, que creará un verdadero sistema de inteligencia para contrarrestar las acciones y filtraciones que se sabía existen en las instituciones que se dedican a "impartir justicia"; pero el mandatario prefirió la salida fácil y de impacto mediático inmediato: una guerra militar y "sin cuartel" a los cárteles de la droga.

Analistas, politólogos y opinadores insistieron en lo inconveniente é incorrecto de la estrategia presidencial. Reiteraron que los resultados posteriores abarcarían al general de la población, incluso indicaron que existía un alto riesgo de minar los derechos humanos de la gente y que el ejército no era el órgano indicado para combatir un flagelo como el narcotráfico. A todo esto el gobierno federal "hizo oídos sordos" é hizo una campaña de marketing donde se alaba/ensalzaban las cualidades del ejército y la pre-eminencia de bajas civiles como un efecto "extraño"/raro/secundario en contraposición a los muchos beneficios de la actuación militar contra las redes de la droga en México.

Y aquí estamos, sufriendo todo lo que se dijo que iba a pasar con la torpe ó disimulada negligencia ejecutiva/legislativa, sus cifras maquilladas, sus derrotas continuas y sus victorias pírricas respecto a un problema que circunscribe el ámbito social/educativo/preventivo y no militar/judicial, enfermedad cancerígena que acosa a la inmensa mayoría de los mexicanos. Cuando el gobierno federal en sus tres aspectos (ejecutivo, legislativo y judicial) decida invertir en otra cosa que no sean "sus propias mercedes" y busquen verdaderamente solucionar una problemática de fondo y no de forma, veremos cómo se invierte en educación, ciencia y tecnología, prevención, más allá de otorgar unas cuantas dádivas para que la gente no se queje y los medios de comunicación se olviden pronto de la asignación de recursos en base al presupuesto oficial.

Sin embargo, esta desquiciada disertación mía, me deja varias dudas: ¿Dónde están las propuestas del "gobierno legítimo" y su equipo de asesores respecto a este enorme problema? ¿Por qué ese silencio persistente respecto a presentar diversas soluciones para combatir al narcotráfico? ¿Por qué únicamente ponen sobre la mesa tabulaciones y respuestas a "convenientes" problemas financieros/económicos que enfrenta México? Es decir ¿Solamente atisban posibles disertaciones para resolver éste y otros problemas, si y sólo si, ostentan el poder "de facto"? ¿O es que quieren emplear dichas soluciones únicamente como parte de un capital político en caso de ocupar la presidencia de la nación?

¿Dónde están las propuestas para tratar de mejorar las cosas? ¿Dónde están las propuestas alternativas para la conformación de un cuerpo de fuerza vigilancia distinta/capacitada/eficaz a las que concurren hoy en día? ¿No acaso se regodean en recalcar que el "liderazgo legítimo" está interesado en modificar la situación persistente en México? ¿Cómo se hará, cómo se modificará?
Es simple: con descalificativos no es suficiente, los ciudadanos comunes y corrientes, y que somos apartidistas queremos soluciones, no catálogos de afrentas, de eso ya hay bastante.


con referencia a: Las críticas al Ejército y las agresiones por internet (ver en Google Sidewiki)

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