jueves, octubre 21, 2010

Post: Un propósito en la vida

Buenas tardes, buenas noches y buenos días querido(a)s lectore(a)s de esta insomne y "batipuleada" bitácora. Aquí estamos de nuevo "dando lata" que para eso "se pinta uno solo", diría mi mamá, esa pobre y santa mujer que no tiene ninguna culpa de haber engendrado a un tipejo como S.S.S (Su Segura Servilleta). Pero eso sí, la compulsión de escribir arde en mi pecho, irrefrenable quizás, pero que a últimas fechas ha estado a cuenta gotas en este weblog.

Como saben -lo dije por ahí en otro post reciente- no me ha sido posible seguirle dando con la misma persistencia y celeridad que en años pasados, y sin importar, continúo abusando de su generosidad sin límites, y aquí me tienen... Algunos dirán "Vade Retro Lucifer", pero ni modo, no hay marcha atrás. Debo dejar constancia alguna de los avatares que se sufren en esta GRAN capital de la República Mexica, después de todo, alguien -un cualquiera en realidad- tiene que hacerlo.

Sí, lo sé, hay un titipuchal y dos montones de blogueros esmerados que publican tres, y hasta cuatro artículos por día. A ellos, mi respeto y admiración. Y... digamos que hay otros por ahí que son escritores pagados -como las carnes finas en salchichonería- y que sacan artículos a destajo. No, no diré quienes, ni de qué sitios estoy hablando; pero obviamente ellos saben quienes son, sino sufrirían de un verdadero problema: el de confusión de identidad. A ellos mi simpatía y que pronto puedan encontrar su camino hacia algo más provechoso y que les traiga no mucha, sino harta felicidad. De ejemplo, ahí tenemos a Santa Clós (Saint Claus): rechoncho, con problemas visibles de salud, probablemente diabetes -relacionado con su obvio sobrepeso-, con un resfriado crónico, que gusta de comer alimentos chatarra, que bebe chocolate caliente todo el tiempo -mortal el azúcar, eh-, que se desvela, que trabaja horas extras, que no se mueve mucho, ni corre en los multicitados "maratones de los 10K" para los que un montón de wannabes entrenan una semana -osea ¿ves?-, y que sin embargo, a la menor provocación ríe sin parar. Y además, es reconocido como un espíritu bueno, sincero y dadivoso. Bueno hay de todo en redil del señor...


Yo sé que no soy nadie, ni soy nada en el vertiginoso, glamoroso y fecundo mundo en el que la fama y la fortuna son moneda común de cambio. ¡Vaya! ni siquiera en la blogósfera soy alguien, no gano premios, ni alzo trofeos, ni gano el Melate, ni en concursos de lotería en las ferias; peeero... si no me venzo y decido por fin "darle al asunto", jamás podré estar seguro que vine a este mundo é hice mi parte en él, ni ofrecí mi sudor para realizar lo que me estaba destinado ó -pienso- me deparaba el sino de mi estrellada-estrella personal.

Sé que nunca podré igualar, ni siquiera comparar ó acercarme siquiera a los grandes escritores/columnistas/cronistas que se fueron este 2010 en México: Carlos Monsivais y Germán Dehesa. Conozco de antemano que pongo la vara muy alta, pero si no me fijo una meta grande, nunca podré aspirar a ser mejor. Mi deseo es simple: algún día con esfuerzo, oficio, persistencia y amor, me gustaría -si se pudiera-, acercarme a armar, escribir ó idear con tanta perspicacia, inteligencia, humor é ironía como lo hizo Germán Dehesa. Inyectarle a mis textos algo de lo que él tenía por montones, cosa que suena muy difícil. Tal vez, en el viaje pueda encontrar la mejor forma de escribir como yo -eso es seguro- pero con el ideal de llegar tan lejos como él y no quedarme con nada en el tintero. Ni por esfuerzo, visión, ni por ganas.

No puedo dejar de pensar en ambos personajes, tan parecidos, tan similares, con gustos y metas tan iguales, pero en realidad, tan diferentes el uno del otro. Yo me voy por la calidez de Dehesa, a pesar que reconozco que Monsivais generó todo un hito, reconocido por el mismísimo Octavio Paz, cuando le preguntaron que pensaba de él: está la crónica y está el estilo Carlos Monsivais.

Yo no hago otra cosa más que anhelar -no para calzar sus inllenables zapatos- pero sí con el afán sincero, honesto de escribir como siempre lo he deseado: con buen humor y amor a la familia, a las letras, a la camiseta y a la vida por sobre todas las cosas.

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