En algunas ocasiones, no sé si reirme o verdaderamente llorar por la preocupante conducta de las asociaciones científicas médicas, normadas y justamente reglamentadas en países de primer mundo como EU, donde se lanzan llamados de alerta mundial por el uso de medicinas tradicionales.
Podría parecer que todas las campañas publicitarias las realizan "en nombre y bien de la humanidad", y que la salud de sus pacientes y conciudadanos es lo primero. Sin embargo, pruebas contundentes desbaratan todas sus pretenciosas puestas en escena. Por un lado, tenemos que el ciudadano estadounidense promedio sufre por la ineficacia, poco profesionalismo, falta de vocación, rapiña de las compañías de seguros, y un sistemático flujo de desinformación que empaña la visión real de los problemas que aquejan a la gente. Por el otro, existe un continuo desprecio de las autoridades norteamericanas por todo aquello relacionado con el bienestar de "los votantes" e intentan escaparse del tema creando comisiones o convenientes sistemas médicos.
Desgraciadamente, millones de indocumentados en territorio gringo, únicamente poseen una solución viable (pues en muchos estados son perseguidos por la "migra" al acudir a hospitales y clínicas) y consiste en encomendarse a la llamada medicina tradicional. No es que cualquiera deba ejercerla, pero todo puede y sucede en el país del norte. Eso o cargas con kilos de medicinas desde México (que resultan más baratas que en EU).
Es evidente que existen muchos charlatanes; pero dicha situación no se presenta sólo en EU, sin duda incide en muchas otras naciones del orbe. No obstante, en esos rincones olvidados de Dios, no hay parámetros o medidas necesarias para regular esta actividad, y es esa sola idea la que pone en extremo nerviosos a los norteamericanos, quienes desean que todo esté regulado apropiadamente, encauzado, normado y revisado. Y es claro que cualquiera en su situación querría lo mismo. Es totalmente entendible.
No obstante, es patético el intento de "intereses obscuros" por tratar de satanizar una fuente de salud para millones de personas, más aún, cuando con todos los medios y fuerzas a su disposición intentan develar los secretos de culturas milenarias y cuyos depositarios "reales" se reducen a tan sólo unos pocos. Parafernalia industrial que sirve perfectamente a su único propósito, el de apropiarse, sacar patente y hacer campaña negativa contra todos aquellos que ejercen, ostentan o difunden la información, sean los originales dueños o cualquier otro incauto. Todo ello por intentar aliviar al prójimo mediante un elemento previa y debidamente privatizado.
Por eso es que gritos de alerta como aquel perpetrado contra dulces mexicanos, resultan menos que patéticos. Ahora, resulta que la medicina tradicional es una agresión contra la salud de milllones de individuos. En México, la cosa es muy distinta, todo tiene un porqué, algo que los gringos no pueden llegar a imaginar siquiera.
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jueves, enero 24, 2008
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