Y siendo miope, esto se ve desde aquí...

Verdaderamente la necedad que exhiben orgullosamente los integrantes élite del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ante resolutivos del poder judicial que les resultan adversos, es proverbial. Pero desgraciadamente, ellos no son los únicos imbéciles que se cimbran de excitación al transgredir las normas o leyes en este país, ahí tenemos a Fernández de Cevallos y su reiterado conflicto de intereses. En realidad, todo se resume, tristemente, a que los miembros de esta asociación "politizada" están más expuestos ante "la certera crítica" de los medios de comunicación en México. Y es totalmente obvio, pues muchas estaciones de radio, Tv y periódicos, continúan en manos de intereses ajenos a cualquier tendencia izquierdoza (sí izquierdoza)¹. Mientras tanto, otras agrupaciones políticas están coludidas de tal manera con los poderes fácticos que sus delitos son calificados suavemente como "errores" ó simplemente son pasados por alto (el olvido todo lo cura).

No obstante, la terquedad de las autoridades del Gobierno del Distrito Federal (GDF) para mostrarse con criterio "independiente" ante las distintas mareas que arrojan a la opinión pública sus desordenadas acciones, es -por decir lo menos- una actitud bastante idiota. No sólo porque la ejecución de sus acciones deja mucho que desear, sino porque éstas únicamente representan golpes mediáticos, cuyo objetivo se centra en adquirir mayor relevancia a nivel nacional con vistas a posicionarse durante las próximas elecciones presidenciales (y eso que falta más de medio sexenio). Pero nada más. De acciones urgentes, de fondo, y con planeación a largo plazo con la firme meta de retejer la cohesión social... de eso no hay nada, absolutamente nada, y si pudiera haber menos lo habría (eso es seguro).

Tomando esto en cuenta, no es de extrañar que los funcionarios de gobierno, de cualquier nivel y extracción partidista, pongan poco cuidado no solamente en la proyección de sus objetivos, sino en la propia ejecución de sus planes, los cuales generalmente sólo buscan un beneficio inmediato. Así, podemos señalar que les tiene sin ciudado cómo lo consiguen, únicamente se fijan en obtener cierta fama, trascendencia ó retribución económica, sin importar, un carajo que sea mediante un impacto negativo sobre su imagen (eso es lo de menos).

A esos que nada les afecta y que laboran pacífica y armoniosamente en cualesquiera de los órganos legislativos mexicanos, esos que ni siquiera sufren por las exigencias reales que les hacen ciudadanos preocupados (esos mismos burros que nada hacen para mejorar al país, más quejarse; ¡¡pero bien que pagan!!), y que su felicidad deviene gracias al dinero que reciben -estirando la manita- cada quincena (incluidas bonificaciones de fin de año, viáticos y prebendas) el cual de ninguna manera les pertenece y debiera ser -que no lo es- una "justa retribución" por su labor; quisiera decirles que su actitud de hambreados lo único que conseguirá es apedrearnos a todos.

Llanamente, en este país carecemos -en general- de una visión a futuro de las cosas, razón que nos forza a apreciar las circunstancias que nos envuelven hoy. No podemos seguir culpando a los idiotas del pasado de las porquerías del presente. Debemos centrarnos en la solución -y subrayo- inteligente, a mediano y largo plazo de la problemática que nos golpea todos los días.


Nota
¹Por eso Marcelo Ebrard quiere deshacerse del único lugar de honesta expresividad joven que queda en la banda de FM en la Ciudad de México (la crítica desde la juventud nunca ha beneficiado a ningún político mexicano), Reactor 105. Solamente para dar paso a una estación de radio propiedad del GDF. Pero ya sabemos en que acabaría la programación de dicha frecuencia radial: la autovanagloria hasta más allá de todo hartazgo posible.

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