En este país "tan alejado de Dios, pero tan cercano a Estados Unidos de Norteamérica (EU)", las cosas llegan a un estado de descomposición y surrealismo que cualquier suceso afecta a la mente sobre la materia. Sin dejar de lado la composición pluriétnica, multicultural y social que compone este extraordinario tejido comunitario, es necesario expresar un par de ideas:
1.- De ninguna manera, lo anteriormente impensable ó prohibido en la sociedad deja de tener un componente dañino en su estructura, a pesar de los juicios de valor que se puedan emitir sobre la "modernización" de una determinada norma, ejemplo, ¿Cuándo en la sociedad mexicana fue visto con "buenos ojos" la práctica de la prostitución y el lenocinio? Y me refiero en particular a: Iniciativa " Iniciativa de Ley de Protección a Sexoservicio en el Distrito Federal" ¿Ahora no hay sólo que tolerar, sino formar los cuadros pedagógicos suficientes para formar adecuadamente a las nuevas prostitutas? ¿Un diplomado en la Universidad de la Ciudad de México (UACM) para capacitar en administración de empresas a nóveles y desactualizados proxenetas (Padrote 2.0)?
2.- No por intentar conseguir equidad, libertad y maridaje cultural, debemos entender que el "relajamiento" de los límites sociales y parámetros educativos constituyen un arma efectiva contra el anacronismo, el cual debe ser poco tolerado y ampliamente combatido, pues representa "opio" para el desarrollo armónico de los pueblos.
3.- La situación actual se torna difusa: ¿Es posible alcanzar una evolución a partir de la permisividad ó es indispensable establecer controles estrictos? ¿Es mejor el control férreo o la relajación total?
4.- ¿Cuál sería la reacción de la población si una moción como esta hubiese sido impulsada desde el Partido Revolucionario Institucional (PRI) o el Partido Acción Nacional (PAN)? ¿Qué diría Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al respecto? ¿Por qué no hace un pronunciamiento personal sobre el tema?
Todo esto viene a colación debido a la propuesta que algún "representante" popular del Partido de la Revolución Democrática (PRD) realizó a últimas fechas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), respecto a la legalización de la mariguana en México (Cannabis)Y no es porque su posición al respecto sea risible, ni muchos menos. Sin embargo, si deja mucho que pensar respecto a la capacidad de abstracción y reflexión que dicho legislador tiene, inclusive su proyecto se presta a escepticismo: ¿A quién beneficia con sus iniciativas? ¿Al común de la gente ó a intereses ajenos a la justicia y por tanto contraria a la salud de la población? ¿Qué se quiere instaurar con esto? ¿Una colectividad de pequeños productores para sacar al país adelante? ¿Changarros domésticos para vender mota?
Tal vez, podrían implementarse diferentes programas culturales-escolares para desmitificar el origen de esta planta, así como la percepción contemporánea y "occidentalizada" que se tiene de ella. Además sería indispensable orientar a la gente sobre su correcto uso y el desarrollo de un aprendizaje individual mediante la implementación de prácticas antiguas -y ciertamente rituales-, sobre su manejo con motivos de búsqueda personal/espiritual, a fin de para encontrar un equilibrio entre el mundo exterior –sus exigencias- y el interior que tiende a hallar un puente entre lo místico y lo material. En ese supuesto, sí sería comprensible su puesta en marcha. Al contrario, si sólo se hace a partir de la ganancia mediática y política al respecto, entonces no tiene sentido justificar la posición del PRD y sus pobres intentos por encontrar remedios de este tipo. Lo primero requiere de un sistema completo –inexistente hoy en día-, de un programa claro, con metas definidas en el corto, mediano y largo plazo, atendiendo a nuestras raíces culturales, sociales y educativas. Lo segundo únicamente pretende obtener una serie de prebendas, clientelismos y beneficios económicos bajo el disfraz de una pretendida guerra contra el narcotráfico.
Tampoco se debe a que el diputado Víctor Círigo haya "descubierto el hilo negro" y que no se haya pensado antes en otros países esta posible solución para tratar de frenar el rampante negocio que significa el narcotráfico, sino lo que produce verdadero repelús, es el poco estudio del caso que hicieron quienes proponen su comercialización institucional. La situación que actualmente experimentan naciones que en el pasado permitieron su uso, se vuelca -una vez más- contra quienes pugnaron por estas medidas paliativas a corto plazo. Lo que deja suspendidas en el aire varias cuestiones ¿A quien beneficiará su legalización en suelo azteca? ¿A los cárteles de droga? ¿A la fraternización entre redes de criminales y cosas como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)? y/o ¿Al estado deseoso por mantener dopados e inconscientes a sus ciudadanos? (esto sin duda me recuerda a la novela Un mundo feliz), ¿Quién se regodea por su eventual aprobación?
¿Todo es permisible, nuevas normas que en el pasado se consideraban adecuadas, deben dar paso a engendros como éste? ¿Debemos cerrarnos al dominio de lo nuevo? ¿O debemos ser conservadores?
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