lunes, septiembre 19, 2005

Ciudad de México, Ciudad de Héroes


A lo largo de su historia la ciudad de Tenochtitlan, mejor conocida como Ciudad de México o Distrito Federal, ha sufrido guerras civiles, invasiones extranjeras, epidemias de enfermedades y todo tipo de calamidades que la han puesto en jaque, pero siempre ha logrado levantarse para seguir adelante y hoy conmemoramos un aniversario más de aquel negro día que le cambió el rostro a nuestra ciudad y a nuestra sociedad para siempre. Un día como hoy, 19 de septiembre de 1985, dos terremotos azotaron con una furia increíble nuestra capital y provocaron la llegada de la muerte, desolación y tristeza a las vidas de aquellos mexicanos que recién acababan de celebrar un año más de nuestra independencia y que ahora tenían que luchar por sus vidas mientras los edificios se derrumbaban a su alrededor. Yo tenía dos años de edad cuando sucedió todo aquello, no recuerdo casi nada sobre aquel día, excepto a mi padre intentando abrir la puerta de nuestra casa, la cual me dice mi mamá, se había atascado por causa de los movimientos del edificio. También recuerdo a uno de mis tíos cargándonos a un primo y a mí mientras bajaba las escaleras del edificio donde vive mi abuela para escapar del segundo temblor que llegó por la noche. Aquel día la población del D.F. despertó y se puso a trabajar hombro con hombro para rescatar a los heridos y a todas las personas que quedaron atrapadas entre los escombros. Miles de héroes, entre ellos mi padre y más miembros de mi familia, invadieron las calles para socorrer a las personas en desgracia, le dieron el ejemplo al lento gobierno del presidente de la Madrid y demostraron que esta ciudad es hogar de mucha gente solidaria que se olvida de sus diferencias sociales, económicas y religiosas para darse la mano y ayudarse mutuamente a salir del hoyo. No sé si la ciudad esté preparada o no para afrontar una tragedia de tal magnitud por segunda vez, pero sí sé que la sociedad volverá a reaccionar de igual o mejor manera para levantarse del suelo. Que Dios bendiga a los caídos de aquel día y que también bendiga a los que ayudaron a salvar vidas de entre los escombros.

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