Sin Utopía
Consumada la derrota de Dominique de Villepin en su afán de imponer el Contrato el Primer Empleo, el sociólogo François Dubet analiza en entrevista los costos e la insensibilidad social del primer ministro y del presidente de Francia. Los jóvenes se rebelaron contra la marginación, pero no persiguen una utopía como en otras épocas ni tienen forma de capitalizar políticamente su éxito coyuntural, mientras que los partidos mayoritarios confirmaron su alejamiento de la sociedad francesa, señala el experto.
¿Coincidencia? Tal vez...
Es responsabilidad de todos nosotros ponernos a trabajar desde nuestra respectiva trinchera, por el México que queremos, no por aquel que nos dicen que es el más conveniente, el que dejará mayores ganancias, el que traerá estabilidad en los factores macroeconómicos. Debemos luchar contra todos, incluso contra nosotros mismos y nuestra decidia, para participar en un proceso que a todas luces nos llevará más tiempo que el estimado para concluir con una transición democrática exitosa.
Si no confiamos en los partidos políticos ¿Por qué no cambiarlos? Si la "democracia" como se nos está presentando no nos gusta ¿Por qué no cambiarla o transformarla para que se amolde a nosotros? ¿Por qué sostener entre las manos y brindarle nuestra paternidad a un engendro que no nos gusta? No es cosa de casarnos con una "democracia fea" porque es la única que hay. Habrá que tomar el destino de nuestro país, agarrar las riendas y dejar de pensar que los políticos y sus agrupaciones nos llevarán a la tierra prometida donde nada faltará. "Leche y miel" dirían unos, "Comunismo" gritarían otros. "México es de nosotros" diría yo. No todo es bello y de color rosado, pero es nuestro y hay que recuperarlo a como dé lugar.
Consumada la derrota de Dominique de Villepin en su afán de imponer el Contrato el Primer Empleo, el sociólogo François Dubet analiza en entrevista los costos e la insensibilidad social del primer ministro y del presidente de Francia. Los jóvenes se rebelaron contra la marginación, pero no persiguen una utopía como en otras épocas ni tienen forma de capitalizar políticamente su éxito coyuntural, mientras que los partidos mayoritarios confirmaron su alejamiento de la sociedad francesa, señala el experto.
¿Coincidencia? Tal vez...
Es responsabilidad de todos nosotros ponernos a trabajar desde nuestra respectiva trinchera, por el México que queremos, no por aquel que nos dicen que es el más conveniente, el que dejará mayores ganancias, el que traerá estabilidad en los factores macroeconómicos. Debemos luchar contra todos, incluso contra nosotros mismos y nuestra decidia, para participar en un proceso que a todas luces nos llevará más tiempo que el estimado para concluir con una transición democrática exitosa.
Si no confiamos en los partidos políticos ¿Por qué no cambiarlos? Si la "democracia" como se nos está presentando no nos gusta ¿Por qué no cambiarla o transformarla para que se amolde a nosotros? ¿Por qué sostener entre las manos y brindarle nuestra paternidad a un engendro que no nos gusta? No es cosa de casarnos con una "democracia fea" porque es la única que hay. Habrá que tomar el destino de nuestro país, agarrar las riendas y dejar de pensar que los políticos y sus agrupaciones nos llevarán a la tierra prometida donde nada faltará. "Leche y miel" dirían unos, "Comunismo" gritarían otros. "México es de nosotros" diría yo. No todo es bello y de color rosado, pero es nuestro y hay que recuperarlo a como dé lugar.
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