Nada lentos. El Grupo Televisa saca la cartera y afianza una alianza con Grupo Multimedios Estrella de Oro, el tercer conglomerado de medios más importante del país (detrás de Televisa y TV Azteca). Multimedios es, o era, el único de los grandes conglomerados en tener un periódico, Milenio Diario (además de tener cines, 8 canales de televisión, televisión restringida y centros de entretenimiento).
Televisa y el pensamiento único
Uno de los desafíos mayores que enfrentan las sociedades contemporáneas es la creciente homogeneización de las ideas. La mundialización de las economías y la propagación de los contenidos culturales a escala planetaria han contribuido a extender lo que algunos autores han denominado como el pensamiento único. A comienzos de 1995 Ignacio Ramonet [1] identificó con dicho término a esa ideología de pretensiones universales que propone la supremacía de la economía sobre la política –y por supuesto del mercado sobre el Estado– y que ha sido alentada por los mayores organismos financieros internacionales.
Reformar poco para preservar mucho
Vengo a informarles algo. ¿Sabían que ustedes trabajan para mí y para 100 millones de mexicanos? ¿Que yo -a través de mis impuestos- pago el sueldo que ustedes mensualmente reciben? ¿Que ustedes, por ello, tienen la responsabilidad fiduciaria de proteger el interés público? Parto de esa premisa básica porque parecería que pocos aquí la entienden.
I. La radiodifusión comunitaria.
El despertar los derechos informativos.
El tema de las radios comunitarias esta directamente relacionado con el ejercicio de los derechos humanos y la libertad de expresión, hay todo un sustento internacional que ratifica a esta afirmación, el cual podrá encontrarse con mayor detalle en el Capítulo V Sobre el marco de los derechos informativos es que se ubica la lucha de las radios comunitarias que aquí se narra.
Responsabilidad social, no mercantilista
La primera gran preocupación de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) es como permisionaria del Sistema de Radiodifusoras Culturales Indigenistas, el cual ha cumplido, a lo largo de 27 años, con una función social de extrema importancia.
¿Por qué ese afán de seguirse justificando?
¿Son necios, bobos o torpes? ¿O los dos?
Si de verdad no pudieramos apreciar el alcance de su determinación por impulsar la nueva Ley de Radio y Televisión, uno como ciudadano común y corriente viviría apreciando el arte histriónico y literario que representan joyas intelectuales como "El Chavo del 8", "Los Polivoces" o la "Hora Pico", pero es más fácil digerir un programa de televisión cuando se llega hastiado de la vida en el DF y lo único que se requiere es poner las neuronas en remojo y dejarlas descansar. Esa es la apuesta que hacen los medios de comunicación masiva en este país para que a la larga se olvide todo el asunto y volvamos a nuestra hermosa y fácil cotidianidad, aquella dónde lo que dice Joaquín López Dóriga es la neta que refleja el acontecer diario de millones de personas en México. Esa vacuidad, dónde porquerías como "Con sello de mujer" subrayan las dificultades que deben enfrentar las amas de casa en este bonito territorio. Y no se preocupen por los contenidos dañinos que puedan ver nuestros legisladores, quienes son inocentes en su actuar y pensar, en programas que podrían dañar irremisiblemente la materia gris de nuestros congresistas, esos paladines de la justicia que sólo piensan en el bien común. Esos nobles señores que con una mano en el corazón nos hablan de sinceridad, honestidad y trabajo duro. Esos santos individuos que para evitar mayores controversias sólo ven tele por cable, traen bien cargadito su iPod, porque las estaciones educativas y culturales pueden llegar a molestar su fino tacto y rango de audición.
¿Por qué habríamos de dudar que no dejarán, por ejemplo, que las grandes casas disqueras con capital transnacional aplasten los derechos de los usuarios y tengamos que pagar hasta por poner un disco en una fiesta con amigos? Tampoco habríamos de dudar sobre sus intenciones de protegernos al momento de ir a comer una torta en el puesto de la esquina, y permitir que le cobren al tortero hasta la risa por únicamente estar escuchando radio mientras trabaja ¿Debemos sentirnos inseguros si todas sus intenciones giran en torno a cuidarnos, pues no dejarían que al momento de subir a una trajinera nos cobrarán por escuchar a los grupos musicales que amenizan nuestras comilonas? ¿Cómo dudar que al ir a escuchar mariachis a Garibaldi nuestros legisladores van a permitir que nos cobren por pedir una rola, mientras estamos con nuestros cuates o nuestra viela?
Sí soy un miserable. Me siento mal, pues pongo en tela de juicio todos y cada uno de los dichos y las honorables intenciones de todos los políticos, funcionarios, legisladores y amables empresarios del duopolio televisivo, no cabe duda soy una basura humana.
¿Son necios, bobos o torpes? ¿O los dos?
Si de verdad no pudieramos apreciar el alcance de su determinación por impulsar la nueva Ley de Radio y Televisión, uno como ciudadano común y corriente viviría apreciando el arte histriónico y literario que representan joyas intelectuales como "El Chavo del 8", "Los Polivoces" o la "Hora Pico", pero es más fácil digerir un programa de televisión cuando se llega hastiado de la vida en el DF y lo único que se requiere es poner las neuronas en remojo y dejarlas descansar. Esa es la apuesta que hacen los medios de comunicación masiva en este país para que a la larga se olvide todo el asunto y volvamos a nuestra hermosa y fácil cotidianidad, aquella dónde lo que dice Joaquín López Dóriga es la neta que refleja el acontecer diario de millones de personas en México. Esa vacuidad, dónde porquerías como "Con sello de mujer" subrayan las dificultades que deben enfrentar las amas de casa en este bonito territorio. Y no se preocupen por los contenidos dañinos que puedan ver nuestros legisladores, quienes son inocentes en su actuar y pensar, en programas que podrían dañar irremisiblemente la materia gris de nuestros congresistas, esos paladines de la justicia que sólo piensan en el bien común. Esos nobles señores que con una mano en el corazón nos hablan de sinceridad, honestidad y trabajo duro. Esos santos individuos que para evitar mayores controversias sólo ven tele por cable, traen bien cargadito su iPod, porque las estaciones educativas y culturales pueden llegar a molestar su fino tacto y rango de audición.
¿Por qué habríamos de dudar que no dejarán, por ejemplo, que las grandes casas disqueras con capital transnacional aplasten los derechos de los usuarios y tengamos que pagar hasta por poner un disco en una fiesta con amigos? Tampoco habríamos de dudar sobre sus intenciones de protegernos al momento de ir a comer una torta en el puesto de la esquina, y permitir que le cobren al tortero hasta la risa por únicamente estar escuchando radio mientras trabaja ¿Debemos sentirnos inseguros si todas sus intenciones giran en torno a cuidarnos, pues no dejarían que al momento de subir a una trajinera nos cobrarán por escuchar a los grupos musicales que amenizan nuestras comilonas? ¿Cómo dudar que al ir a escuchar mariachis a Garibaldi nuestros legisladores van a permitir que nos cobren por pedir una rola, mientras estamos con nuestros cuates o nuestra viela?
Sí soy un miserable. Me siento mal, pues pongo en tela de juicio todos y cada uno de los dichos y las honorables intenciones de todos los políticos, funcionarios, legisladores y amables empresarios del duopolio televisivo, no cabe duda soy una basura humana.
México, Ciudad de México, Mekishiko-NoNeko, comunicación, telecomunicaciones, reforma, ley, Congreso, Senado, propuesta, espectro, radioeléctrico, radio, televisión
Tags Blogalaxia: Política, México, Ciudad de México, Anuncios Importantes, Corrupción, Noticias, Periodismo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario