Probablemente a muchos de los que viven en México, les importa un cacahuate lo que pasa con los compatriotas que abandonan nuestro país de manera legal e ilegal. Mucho menos, les interesan aquellos que se juegan el pellejo y cruzan la frontera con EU. Es fácil tomar una postura como esta por una simple razón: la comodidad
Al estar alejados geográficamente de una problemática como ésta, es perfectamente entendible que se desentiendan de ella. De hecho, se les olvida porque no hay nada que les recuerde de forma directa, cotidiana, esa violencia que desata en la frontera. Y no hablo de la violencia que todos conocemos como tal, bajo nombres como narcotráfico, prostitución, "la migra" ó "los polleros". No, en realidad me refiero a la violencia que todos nosotros ejercemos sobre los llamados "indocumentados". La agresión que ejercemos contra ellos no tiene nombre y es aquella que viene con el olvido, con la negligencia ó la omisión. Esa también es una forma de violentar a nuestros paisanos.
Desligarnos y decir que no tenemos nada que ver ó gritar a los cuatro vientos que ningún tipo de campaña logrará un cambio real o positivo para los migrantes, es otra forma de violencia y está disfrazada. Es un tipo de agresión que pega más fuerte: la apatía
Una de las formas más patentadas últimamente para este tipo de indiferencia, señala que un hecho simbólico tiene forzosamente que ejercer un cambio. Que cualquier manifestación pública está obligada a crear una solución. Que los actos simbólicos no proporcionan nada y que al contrario pueden traer inestabilidad social o económica. Que no importa un comino qué es lo que hagamos, nada cambiará. Y las personas que lanzan este tipo de afirmaciones se deslusionan al ver que efectivamente no hay cambio. Y señalan: -¿Ven? Les dije.
Esto es terrible, pues no ayudan y sólo representan un fardo para los que quieren modificar las cosas. A parte de luchar contra los opositores "reales", también hay que combatir a "los de adentro" a "los de casa", quienes escudados en enunciados como: ¿Para qué? se desentienden y sólo se convierten en "una piedra en el zapato".
Ahora bien, una manifestación pública como una marcha, es un mero acto transitorio, simbólico y sólo sirve para subrayar el malestar que "X" situación provoca en un un determinado grupo de individuos. Una marcha o un plantón, NO es la solución a un problema. Tampoco es el último fin, sólo es un medio. Ahora bien, algo así como un boicot, también es una manifestación pública a favor o en repudio de cualquier suceso o decisión. Asimismo, tiene efectos secundarios como los que señaló Xibalba. Sin embargo, los registrados el 1 de mayo no se dieron únicamente en nuestras tierras. Sí, es definitivo, se tradujeron en cosas como menores ingresos, despidos y cosas por el estilo, tanto de los organizadores y como de aquellos a quienes pretendían afectar. Es necesario pensar y reflexionar que una acción como esta tiene resultados, positivos y negativos. Es decir, son necesarios algunos sacrificios para cumplir con una meta y en este caso son los ingresos de cada quien los que sufren. Razón por la cual muchas organizaciones en EU, a favor de los migrantes, rechazaron participar.
Al estar alejados geográficamente de una problemática como ésta, es perfectamente entendible que se desentiendan de ella. De hecho, se les olvida porque no hay nada que les recuerde de forma directa, cotidiana, esa violencia que desata en la frontera. Y no hablo de la violencia que todos conocemos como tal, bajo nombres como narcotráfico, prostitución, "la migra" ó "los polleros". No, en realidad me refiero a la violencia que todos nosotros ejercemos sobre los llamados "indocumentados". La agresión que ejercemos contra ellos no tiene nombre y es aquella que viene con el olvido, con la negligencia ó la omisión. Esa también es una forma de violentar a nuestros paisanos.
Desligarnos y decir que no tenemos nada que ver ó gritar a los cuatro vientos que ningún tipo de campaña logrará un cambio real o positivo para los migrantes, es otra forma de violencia y está disfrazada. Es un tipo de agresión que pega más fuerte: la apatía
Una de las formas más patentadas últimamente para este tipo de indiferencia, señala que un hecho simbólico tiene forzosamente que ejercer un cambio. Que cualquier manifestación pública está obligada a crear una solución. Que los actos simbólicos no proporcionan nada y que al contrario pueden traer inestabilidad social o económica. Que no importa un comino qué es lo que hagamos, nada cambiará. Y las personas que lanzan este tipo de afirmaciones se deslusionan al ver que efectivamente no hay cambio. Y señalan: -¿Ven? Les dije.
Esto es terrible, pues no ayudan y sólo representan un fardo para los que quieren modificar las cosas. A parte de luchar contra los opositores "reales", también hay que combatir a "los de adentro" a "los de casa", quienes escudados en enunciados como: ¿Para qué? se desentienden y sólo se convierten en "una piedra en el zapato".
Ahora bien, una manifestación pública como una marcha, es un mero acto transitorio, simbólico y sólo sirve para subrayar el malestar que "X" situación provoca en un un determinado grupo de individuos. Una marcha o un plantón, NO es la solución a un problema. Tampoco es el último fin, sólo es un medio. Ahora bien, algo así como un boicot, también es una manifestación pública a favor o en repudio de cualquier suceso o decisión. Asimismo, tiene efectos secundarios como los que señaló Xibalba. Sin embargo, los registrados el 1 de mayo no se dieron únicamente en nuestras tierras. Sí, es definitivo, se tradujeron en cosas como menores ingresos, despidos y cosas por el estilo, tanto de los organizadores y como de aquellos a quienes pretendían afectar. Es necesario pensar y reflexionar que una acción como esta tiene resultados, positivos y negativos. Es decir, son necesarios algunos sacrificios para cumplir con una meta y en este caso son los ingresos de cada quien los que sufren. Razón por la cual muchas organizaciones en EU, a favor de los migrantes, rechazaron participar.
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