Siempre que pienso en Roberto Madrazo siento entre coraje, náuseas y decepción. No sería tampoco la primera vez que siento un poco de admiración y sorpresa por su interminable capacidad para sobrevivir en la arena política sin importar las adversidades. No es que vaya a votar por él ¡Dios, no! pero no deja de sorprenderme esta obsesión suya por persistir a pesar de todo y todos, y autoelevarse al nivel de candidato presidencial, aunque ello signifique la anulación y probable muerte de su partido después de los comicios generales del 2 de julio.
En su momento, tuvo la oportunidad de manejar a su partido a otro nivel, de llevarlo de la mano al siglo XXI y aprender de los errores de sus mentores para convertir al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en una verdadera oposición, respecto y versus la agrupación política que ocupara Los Pinos. Era necesario transformarse para atacar, ahora sí, desde una perspectiva diferente y alejada de los tecnócratas que dominaron buena parte de las acciones y destinos (desatinos) del PRI en el siglo XX, las determinaciones erradas de un nuevo gobierno, en este caso del Partido Acción Nacional (PAN). Era el momento preciso para convertirse en el timón intelectual de las decisiones al interior del gobierno de transición. Era el instante adecuado para convertirse -a los ojos de los votantes y del pueblo en general- en una oposición sensata, comedida, fuerte, equilibrada, en una opción, en parte del futuro que todos deseamos.
Pero para decepción de la inmensa mayoría de los electores, pudimos ver cómo derrochó este probable capital político y se afanó en ubicarse como un posible contendiente a la silla presidencial.
Con los yerros del PAN y su "autocrítica" mandilocracia fue un arrebato de razón, llegar a pensar que el PRI podría regresar a Los Pinos e imponer un poco de coherencia en las acciones del gobierno mexicano. Pero una vez más, la sombra del "pequeño é inombrajble orejóm" se impuso en la agenda y se le dio una patada en el trasero a las tendencias y corrientes renovadoras, incluida Beatriz Paredes, Dulce María Sauri y demás etcéteras, quienes -y sólo a mi pobre parecer- hubieran podido conseguir la supervivencia del Revolucionario Institucional. Sin embargo, "cosas" que andan en dos piernas y que simulan vida, y como ejemplo nombraré con temor a Lady Voldemort alias Elba Esther Gordillo, decidieron que permanecer en el poder era intrínsecamente e indudablemente más indispensable e importante que reformar a este insomne partido político. Con ello lo condenaron a este lamentable estado en el que se encuentra ahora. Al borde de un paro cardíaco.
No habrá muchas oportunidades en el futuro para conservar su presencia en el escenario político nacional. Únicamente se podrá vislumbrar una pequeña puerta para sobrevivir, pero para esto será necesario que se dejen atrás tendencias que actualmente matan cualquier esperanza para el PRI de obtener la presidencia. Después del 2 de julio Madrazo tratatará de conservar su coto de poder y seguir mandando en el tricolor. No obstante, también podría desparecer del panorama, pues es obvio que sus rivales y enemigos soltarán a sus perros, a fin de cazarlo y darle alcance. No debería sorprendernos que su fin sea igual o parecido al que le propinó a propios y extraños con la única meta de obtener la candidatura de su partido. Si desapareciera del escenario, le haría un bien y un favor al PRI, pues existe mucha gente que aún en estas insanas condiciones, tiene la firma convicción de mantenerlo y revivirlo para un futuro cercano.
Con la justificación de señalar un desacato a las normas ahora se pretende sacar del PRI a algunos militantes.
Puede que esta acción sea justa, pero la percepción que da al h. auditorio es que el fraccionamiento, división y rebatinga en el PRI no cesará. Además que este "instituto político" continúa en el tenor de ser una agrupación torpe, elitista y que sólo funciona con base en el supuestamente olvidado "dedazo". Nada más lejos de la realidad.
En su momento, tuvo la oportunidad de manejar a su partido a otro nivel, de llevarlo de la mano al siglo XXI y aprender de los errores de sus mentores para convertir al Partido Revolucionario Institucional (PRI) en una verdadera oposición, respecto y versus la agrupación política que ocupara Los Pinos. Era necesario transformarse para atacar, ahora sí, desde una perspectiva diferente y alejada de los tecnócratas que dominaron buena parte de las acciones y destinos (desatinos) del PRI en el siglo XX, las determinaciones erradas de un nuevo gobierno, en este caso del Partido Acción Nacional (PAN). Era el momento preciso para convertirse en el timón intelectual de las decisiones al interior del gobierno de transición. Era el instante adecuado para convertirse -a los ojos de los votantes y del pueblo en general- en una oposición sensata, comedida, fuerte, equilibrada, en una opción, en parte del futuro que todos deseamos.
Pero para decepción de la inmensa mayoría de los electores, pudimos ver cómo derrochó este probable capital político y se afanó en ubicarse como un posible contendiente a la silla presidencial.
Con los yerros del PAN y su "autocrítica" mandilocracia fue un arrebato de razón, llegar a pensar que el PRI podría regresar a Los Pinos e imponer un poco de coherencia en las acciones del gobierno mexicano. Pero una vez más, la sombra del "pequeño é inombrajble orejóm" se impuso en la agenda y se le dio una patada en el trasero a las tendencias y corrientes renovadoras, incluida Beatriz Paredes, Dulce María Sauri y demás etcéteras, quienes -y sólo a mi pobre parecer- hubieran podido conseguir la supervivencia del Revolucionario Institucional. Sin embargo, "cosas" que andan en dos piernas y que simulan vida, y como ejemplo nombraré con temor a Lady Voldemort alias Elba Esther Gordillo, decidieron que permanecer en el poder era intrínsecamente e indudablemente más indispensable e importante que reformar a este insomne partido político. Con ello lo condenaron a este lamentable estado en el que se encuentra ahora. Al borde de un paro cardíaco.
No habrá muchas oportunidades en el futuro para conservar su presencia en el escenario político nacional. Únicamente se podrá vislumbrar una pequeña puerta para sobrevivir, pero para esto será necesario que se dejen atrás tendencias que actualmente matan cualquier esperanza para el PRI de obtener la presidencia. Después del 2 de julio Madrazo tratatará de conservar su coto de poder y seguir mandando en el tricolor. No obstante, también podría desparecer del panorama, pues es obvio que sus rivales y enemigos soltarán a sus perros, a fin de cazarlo y darle alcance. No debería sorprendernos que su fin sea igual o parecido al que le propinó a propios y extraños con la única meta de obtener la candidatura de su partido. Si desapareciera del escenario, le haría un bien y un favor al PRI, pues existe mucha gente que aún en estas insanas condiciones, tiene la firma convicción de mantenerlo y revivirlo para un futuro cercano.
Con la justificación de señalar un desacato a las normas ahora se pretende sacar del PRI a algunos militantes.
Puede que esta acción sea justa, pero la percepción que da al h. auditorio es que el fraccionamiento, división y rebatinga en el PRI no cesará. Además que este "instituto político" continúa en el tenor de ser una agrupación torpe, elitista y que sólo funciona con base en el supuestamente olvidado "dedazo". Nada más lejos de la realidad.
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