lunes, diciembre 04, 2006

El año del blog


Por: Jaime Septién

Al término de 2006 serán millones los blogs que estén en Internet, cambiando una forma tradicional de la comunicación en la que hay un emisor y muchos receptores pasivos. Tan sólo la empresa Wordpress, cuyo dueño Matt Mullenweg, tiene la friolera de 22 años, ha logrado crear medio millón de páginas electrónicas o blogs desde su nacimiento en 2003. Wordpress comparte software libre y gratuitamente en la red. Ayuda a crear estas páginas para que cada quien diga, ¿Cómo definir al blog? Como una página electrónica mediante la cual la gente puede expresarse en Internet. Una herramienta que antes, hace poco, tan sólo la poseía el capital. De consumidores de comunicación realizada por los grandes consorcios de comunicación, a partir del blog, los internautas se están volviendo productores de comunicación. Y esto tiene doble filo: por un lado, hay una gran oferta de contenidos y no se tiene por qué integrarse al sistema comercial para poder publicar, colocar videos o canciones de la propia autoría; por la otra, muchos de esos contenidos pecan de informalidad y, en ocasiones, carencia absoluta de ética.
Me refiero, sobre todo, a los blogs de información. Han ganado muchas exclusivas a los medios tradicionales, pero, a diferencia de éstos, no se sustentan en un código de ética de mínimos. Simplemente se publica lo que se quiere, sin pasar por un filtro ético institucional o gremial (ya no digamos gubernamental). Sin embargo, la mejor característica de los blogs es que si cumplen con normatividades de tipo ético, se pueden convertir —sin invertir un peso— en fuentes de información confiables, respetadas, visitadas y rentables para sus dueños. La economía de los medios tradicionales se va a ver duramente afectada en los próximos años por los blogs.
¿Por qué? Por la sencilla razón de que habrá (por vez primera en la historia) la posibilidad de compartir información sin necesidad de depender de una estructura comercial que arrastra —de acuerdo a su tamaño— intereses extraordinarios (y ajenos a la información misma). Y eso lo huelen los mercados. La publicidad no cesa de crecer en Internet. Y pasado mañana, cuando los medios tradicionales hayan caído en la obsolescencia, será la red electrónica la receptora del capital publicitario, pulverizado en millones de manos.

Vía: revista Siempre



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