Es sabido que en este país la indolencia ante la mayoría de las leyes vigentes forma parte de la cultura popular del mexicano. Es un hecho, sino hace falta ver cómo cuando violamos una ley de tránsito y "nos caen en la movida", "infragantti", "con las manos en la masa", etcétera, lo primero que hacemos es analizar si existe la posibilidad de sobornar al oficial de policía en cuestión, a fin que no se lleve nuestro automóvil al corralón ("quien esté libre de culpa que arroje la primera piedra") y disminuya en algo el monto total a pagar, eso sin tomar en cuenta el viaje gratis a la delegación para pagar la probable multa y demás trámites necesarios para liberar nuestro coche, incluido el translado al depósito vehicular. Muchas molestias, si se considera que tooodo se puede arreglar con "una lanita", "un poco de marmaja", "unos quintitos".
Eso nada más si nos fijamos únicamente en el reglón de los particulares ¿Cuántos casos habrá donde por "un favor" o unos pesos, es posible inclinar la balanza a favor de alguien? Ahí tenemos el problema de los ambulantes en el Centro Histórico de la Ciudad de México ¿Cuántos políticos no han sucumbido para negociar con los llamados líderes del comercio informal? ¿Cuántos funcionarios aztecas no han "platicado" con autoridades gringas para obtener beneficios "de ambos lados" del Río Bravo gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)?
Ahí tenemos a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien pensó que podría negociar (como todo mundo lo hace) bajo sus términos y con beneficios "para todos", al encontrarse con pared, decidió dejar de acatar las leyes, y mandando el mensaje de: "Si la ley no me favorece, no tengo porque seguirla", pero no es ni será el primer ni único ejemplo al respecto, casos sobran.
Todos bucamos soslayar, evadir nuestra responsabilidad, aunque sepamos que es algo ilícito, pero lo vemos como algo conveniente, beneficioso, y tanto ha permeado esta posición en la vida que se volvió cultural. No podemos imaginarnos a un político haciendo el bien común, sin preguntarnos de inmediato si esto es realidad o existen extraños y obscuros intereses de por medio. Sería como pensar en un "taco plazero" sin un poco de salsa, cebollitas, limones y tortillas. Una cosa va con la otra, son indivisibles.
Sin embargo, y a pesar que este tipo de situaciones se presentan en todas partes del mundo, el concepto que tienen personas de otras latitudes sobre las leyes que los rigen y el modo en como las autoridades pueden ser sobornadas es enteramente distinto al nuestro. Es decir, que muchos consideran que las reglas que los guían son imprescindibles para la convivencia y para el desarrollo de su país. Una idea muy diferente a la que existe aquí, donde se piensa que las leyes sólo favorecen a los que más tiene o a los que más pueden, todo en detrimento de la gente pobre, la cual es mayoría.
Dejando de lado las ideas de idiosincrasia, podemos decir que efectivamente llegan a concretarse "malos manejos" o ilícitos usando las propias leyes en beneficio de algunos pocos. Sería necio y poco realista negarlo. La gente teme estas violaciones a las reglas vigentes, porque simplemente se han revelado ante la opinión pública miles de casos. Gobernados coludidos con particulares, contubernios entre funcionarios, etcétera.
Es imposible negar en el siguiente caso que autoridades de EU, actúan bajo una doble moral. Por un lado, desean un mayor control económico y sanitario sobre comercios de tipo ambulante, y por el otro seguramente existen obscuros intereses que desean eliminar a toda costa la probable competencia, por muy pequeña que esta sea.
Ven injusta ley contra taquerías en EU
HOUSTON, Texas.— Cientos de pequeños empresarios hispanos consideran que la ley estatal que regula la venta ambulante de alimentos, que entrará en vigor próximamente, pondrá en peligro el futuro económico de sus familias.
Nota Completa, Vía: El Universal
Eso nada más si nos fijamos únicamente en el reglón de los particulares ¿Cuántos casos habrá donde por "un favor" o unos pesos, es posible inclinar la balanza a favor de alguien? Ahí tenemos el problema de los ambulantes en el Centro Histórico de la Ciudad de México ¿Cuántos políticos no han sucumbido para negociar con los llamados líderes del comercio informal? ¿Cuántos funcionarios aztecas no han "platicado" con autoridades gringas para obtener beneficios "de ambos lados" del Río Bravo gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)?
Ahí tenemos a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien pensó que podría negociar (como todo mundo lo hace) bajo sus términos y con beneficios "para todos", al encontrarse con pared, decidió dejar de acatar las leyes, y mandando el mensaje de: "Si la ley no me favorece, no tengo porque seguirla", pero no es ni será el primer ni único ejemplo al respecto, casos sobran.
Todos bucamos soslayar, evadir nuestra responsabilidad, aunque sepamos que es algo ilícito, pero lo vemos como algo conveniente, beneficioso, y tanto ha permeado esta posición en la vida que se volvió cultural. No podemos imaginarnos a un político haciendo el bien común, sin preguntarnos de inmediato si esto es realidad o existen extraños y obscuros intereses de por medio. Sería como pensar en un "taco plazero" sin un poco de salsa, cebollitas, limones y tortillas. Una cosa va con la otra, son indivisibles.
Sin embargo, y a pesar que este tipo de situaciones se presentan en todas partes del mundo, el concepto que tienen personas de otras latitudes sobre las leyes que los rigen y el modo en como las autoridades pueden ser sobornadas es enteramente distinto al nuestro. Es decir, que muchos consideran que las reglas que los guían son imprescindibles para la convivencia y para el desarrollo de su país. Una idea muy diferente a la que existe aquí, donde se piensa que las leyes sólo favorecen a los que más tiene o a los que más pueden, todo en detrimento de la gente pobre, la cual es mayoría.
Dejando de lado las ideas de idiosincrasia, podemos decir que efectivamente llegan a concretarse "malos manejos" o ilícitos usando las propias leyes en beneficio de algunos pocos. Sería necio y poco realista negarlo. La gente teme estas violaciones a las reglas vigentes, porque simplemente se han revelado ante la opinión pública miles de casos. Gobernados coludidos con particulares, contubernios entre funcionarios, etcétera.
Es imposible negar en el siguiente caso que autoridades de EU, actúan bajo una doble moral. Por un lado, desean un mayor control económico y sanitario sobre comercios de tipo ambulante, y por el otro seguramente existen obscuros intereses que desean eliminar a toda costa la probable competencia, por muy pequeña que esta sea.
Ven injusta ley contra taquerías en EU
HOUSTON, Texas.— Cientos de pequeños empresarios hispanos consideran que la ley estatal que regula la venta ambulante de alimentos, que entrará en vigor próximamente, pondrá en peligro el futuro económico de sus familias.
Nota Completa, Vía: El Universal
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