Definitivamente es un gran artículo que apunta en la dirección correcta. Colusión, clientelismo y corrupción son el mal que gangrena no únicamente a esta profesión, sino que se extiende sobre toda la vida nacional.
Ciertísimo, padecemos décadas de procrastinación, no es de extrañarse que tanto mercenarios de la planificación -en realidad contratistas a sueldo- y funcionarios públicos -quienes sólo tienen en la mira la obtención de partidas presupuestales para beneficio propio- hayan creado un monstruo como la Ciudad de México.
Difícil será la acción de contrarrestar la inercia, sobre todo, porque en México sigue privando la ley de Herodes. Hasta que no se eduque a la gente, se le enseñe que toda decisión tiene sus consecuencias y responsabilidades, y se continúe con esta condición inmoral y pseudo-pragmática con la cual se defienden los políticos, nada podrá hacerse.
¿Qué debe hacer un planificador urbano para sobrevivir y ser congruente con su vocación de servicio a la comunidad?
¿De qué debe vivir? ¿Alguien lo contrará si defiende a capa y espada el caracter social de su profesión?
Es difícil no venderse al mejor postor con tal de sobrevivir y pensar en el pan que debe llegar a la mesa, ¿no crees?
martes, octubre 06, 2009
Respuesta a: Urbanoprofetas
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