Fox, cómplice del Cártel de Juárez
De acuerdo con un testigo privilegiado, la corrupción por narcotráfico alcanzó en los años recientes altos niveles policíacos gubernamentales tanto en México como en Estados Unidos. En el caso de nuestro país, llegó al Ejército, la Marina y aún a la casa presidencial.
Sin duda esta podría ser la nota de la semana.
Este hecho -de ser cierto- arroja otras dudas en el caso del antiguo excolaborador de la presidencia y que fue "aprehendido" por tener vínculos con el narcotráfico pudiera ser una incidencia que siempre ocurre cuando las cosas se les salen de control a los políticos en México: sólo fue un chivo expiatorio -¡Qué raro! ¿No? que en este país haya personas inculpadas injustamente-
Entonces se podría pensar que Olga Wornat siempre estuvo en lo cierto y que el juicio que enfrenta, a parte de injusto, es parcial. Una vez más se hace pausible la corrupción infiltrada en la clase política del país. Lo aterrador, es el nivel al que llega esta acusación. Claro, ya sabíamos de la porquería que efectúa desde que llegó a la casa de Los Pinos, la señora presidenta. Y viéndolo bien, podría haber resultado bastante dañino que alguien como ella accediera al primer cargo de importancia en el país. Digo, si de por sí ya estamos chillando, se imaginan ¿A Madtita Sahagún haziendo promozión de nueztro país? ¿O diciéndole al Congrezo cuález zon zuz obligacionez? ¿O haziendo alharaca contra López Obrador?
Por otro lado, hoy recibí un comentario donde un Anónimo señala -a cuenta de la nota anterior- en el blog de Perras Dudas lo siguiente:
Desgraciadamente, el género humano tiende a tomar todas estas actitudes, cuando algo que nos resulta desagradable, se presenta. Sin embargo, esta conducta es torpe, pues se deja de lado la realidad. Es decir, esta "forma de ser" afirma que es preferible vivir en tontilandia, que aceptar que algo que nos produce malestar pueda existir, aunque ésta "cosa" forme parte inherente de nuestro entorno. Así, se quitan de tajo todas aquellas opciones contrarias a nuestros deseos, se sustituye una realidad por otra, lo cual nos incapacita instantáneamente para percibir adecuadamente el entorno y las probabilidades que encierra.
De acuerdo con un testigo privilegiado, la corrupción por narcotráfico alcanzó en los años recientes altos niveles policíacos gubernamentales tanto en México como en Estados Unidos. En el caso de nuestro país, llegó al Ejército, la Marina y aún a la casa presidencial.
Sin duda esta podría ser la nota de la semana.
Este hecho -de ser cierto- arroja otras dudas en el caso del antiguo excolaborador de la presidencia y que fue "aprehendido" por tener vínculos con el narcotráfico pudiera ser una incidencia que siempre ocurre cuando las cosas se les salen de control a los políticos en México: sólo fue un chivo expiatorio -¡Qué raro! ¿No? que en este país haya personas inculpadas injustamente-
Entonces se podría pensar que Olga Wornat siempre estuvo en lo cierto y que el juicio que enfrenta, a parte de injusto, es parcial. Una vez más se hace pausible la corrupción infiltrada en la clase política del país. Lo aterrador, es el nivel al que llega esta acusación. Claro, ya sabíamos de la porquería que efectúa desde que llegó a la casa de Los Pinos, la señora presidenta. Y viéndolo bien, podría haber resultado bastante dañino que alguien como ella accediera al primer cargo de importancia en el país. Digo, si de por sí ya estamos chillando, se imaginan ¿A Madtita Sahagún haziendo promozión de nueztro país? ¿O diciéndole al Congrezo cuález zon zuz obligacionez? ¿O haziendo alharaca contra López Obrador?
Por otro lado, hoy recibí un comentario donde un Anónimo señala -a cuenta de la nota anterior- en el blog de Perras Dudas lo siguiente:
-La fuente es proceso? mmmm nada confiable. La revistilla de los perredistas.¿Cómo es posible esto? ¿Es una venda autoimpuesta? ¿Es un afán ú omisión premeditada desechar -de entrada- esa parte de la realidad que no nos gusta? Todas estas preguntas tienen una sola respuesta: Sí
Desgraciadamente, el género humano tiende a tomar todas estas actitudes, cuando algo que nos resulta desagradable, se presenta. Sin embargo, esta conducta es torpe, pues se deja de lado la realidad. Es decir, esta "forma de ser" afirma que es preferible vivir en tontilandia, que aceptar que algo que nos produce malestar pueda existir, aunque ésta "cosa" forme parte inherente de nuestro entorno. Así, se quitan de tajo todas aquellas opciones contrarias a nuestros deseos, se sustituye una realidad por otra, lo cual nos incapacita instantáneamente para percibir adecuadamente el entorno y las probabilidades que encierra.
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