Aún cuando las corporaciones siempre han tenido sus críticos, ahora se las ven a gatas para encontrar amigos. Los escándalos en Enron y WorldCom destruyeron la vida de miles de empleados, crearon incertidumbre acerca de la equidad en los salarios de los altos ejecutivos y sembraron dudas sobre la confiabilidad de sus sistemas contables.
Y ya temía uno el espionaje en las conversaciones telefónicas,
eso sin dejar de lado los "videoescándalos". Ahora, tendremos que cuidarnos las espaldas unos a otros, no vaya a ser que ahora anden buscando chivos expiatorios para unificar criterios a nivel internacional y terminemos este ejercicio comunal que se dio a partir de la socialización de la información y cuyo ejemplo más significativo es el Periodismo 3.0
Hoy nada más son las compañías buscando respuestas a sus preguntas más simples respecto a la colocación de sus productos, pero con esa inventiva que caracteriza al género humano, no habría de extrañarnos después que se dediquen de tiempo completo a monitorear las bitácoras, a fin de acallar algunas voces como lo hacen hoy día con las presentaciones impresas.
Yo sólo pregunto:
¿No habríamos de dudar? ¿No cabría un poco de paranoia aquí?
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