martes, septiembre 13, 2005

La caída

Ahora que está de moda el tema de Adolf Hitler una vez más -eso gracias a la nueva película llamada: La Caída- resurgen de entre sus cenizas viejos mitos y rumores sobre la personalidad, objetivos, circusntancias y vida del antiguo Führer.
Después de años de repensar y procesar las ideas expresadas por gente de todo tipo, de todas las tendencias, es necesario ver a Hitler de una manera distinta.
La visión que aquí expongo es parte de un largo proceso, analizando las aristas de esta historia.
Probablemente haya sido uno de los dictadores más impositivos y sangrientos de la historia, pero ni por mucho es aquel que los judíos dicen. Es ampliamente conocida ahora la aportación de otras fuentes -no precisamente de origen nazi- sobre las verdaderas intenciones de Hitler.
Una de las últimas frases en vida del dictador alemán me hizo pensar y recordar su obsesión por dejar de ser el hazmerreir de los judíos, pues la incineración de sus restos mortales tenía como objetivo no dejar que los medios de comunicación -azuzados por los israelitas- hicieran un gran circo sobre su deceso. ¿Cuáles habrán sido sus verdaderas intenciones? Es claro que nunca las sabremos. Sus deseos de conquista son obvios y todos han sido retratados en diversas formas. Sin embargo, sus conocimientos sobre la naturaleza del pueblo judío me inspiran cierto grado de temor y en algunos casos de empatía.
Hoy en día es tangible el poder político que el pueblo judío tiene en el mundo. Para muestra un botón: ¿Quienes son en realidad las cabezas tras bambalinas que dirigen el gobierno más poderoso de la tierra y cuyo representante ha resultado una verdadera marioneta, tanto por su poco poder intelectual -hace biscos cuando se le pide pensar- como por su poca falta de liderazgo, voluntad -no sólo política- y tibieza para responder en los momentos críticos? Claro habrá que ver que no sólo este grupo controla parte del poder en EU, también hay aves de rapiña como George Bush senior, quien no importandole el sufrimiento de su propio pueblo ha vendido su patria al mejor postor, es decir a clientes tan importantes como empresarios y cabecillas del mundo árabe, específicamente a los sauditas. Sin embargo, no es de extrañar la poca respuesta del gobierno federal estadounidense a la tragedia de pobladores en Nueva Orleans -a pesar de haber declarado la zona dos días antes como zona de desastre-. El despliegue de las fuerzas bélicas para responder a cualquier amenaza militar a nivel internacional es impresionante, pero para apoyar las labores de rescate definitivamente no es su fuerte. A pesar de lo que digan sus detractores la decisión de mandar a los "zarditos" a trabajar fue excelente.
Uno. Demostrarán que aquí sí se trabaja, a pesar de lo que digan otros
Dos. La concepción del "gringo" común y de la población negra de aquellas latitudes cambiará respecto a nuestros connacionales. Eso sí es algo seguro.
Tres. NO. No servirá como el gobierno de Fox planea. No funcionará para impulsar una buena política migratoria entre ambas naciones.
Cuatro. No se necesita tener ambiciones políticas o económicas -la guerra en Irak- para actuar humanitariamente en favor de alguien que sabemos de antemano, sólo desea apoderarse de lo que es nuestro -los extranjeros que únicamente ven oro en los recursos naturales de México-.
Una de las razones claras para dejar a la gente de allá a su suerte fue esta: "No hay ganancia, pues no hay rescate" Esa es la forma de pensar y de actuar de las grandes transnacionales. No hay ganancia, obviamente no habrá esfuerzo. ¿Quienes tienen las mejores posiciones en algunas de las más importantes empresas a nivel internacional?
La gente seguirá esperando en la que alguna vez fue New Orleans.
Por otro lado, al reflexionar sobre los motivos de Adolf Hitler, su mayor motivación fue expulsar a los judíos de los medios de producción, los cuales estaban en poder de los israelitas, quienes en su mayoría trataban mal al pueblo germano, negándole fuentes de empleo. Es obvio que el conocía algo que nosotros sólo alcanzamos a vislumbrar ahora. Esto es ampliamente rebatible -sobre todo por los judíos- lo han hecho tantas veces y en formas tan diversas. Han producido obras, afirmaciones o juicios de opinión cuya intención desde un primer momento fue desvirtuar la historia o parte de ella -recodemos que la historia la escriben los vencedores. Ejemplo claro: Cuando Mel Gibson presentó su "Pasión de Cristo" los rabinos se inconformaron para en primer término cambiar el título, después lo llamaron antisemita, pues dijeron que esto levantaba sentimientos negativos contra los judíos y que ellos no habían asesinado a Jesús. ¡Claro! ¡Los judíos asesinaron a uno de los suyos! ¡Un semita! ¿Entonces quién es antisemita? La raza a la cual pertenecen los israelitas es la "semita", pero no son los únicos, también los iraníes, iraquíes, sirios, libios, egipcios y paletinos pertencen a ella. Pero eso sí, siguen matando niños y mujeres de esas nacionalidades, arguyendo terrorismo, errores o simplemente diciendo que es su derecho defenderse, cuando en muchos casos ni siquiera se les ha agredido. ¿Quién es antisemita entonces? ¿No sería aquel que asesina a alguien de la raza semita? Ahora bien, ellos prefieren seguir desencadenando violencia a salir de algún territorio ocupado, el cual ya consideran como propio, su interés sobre cualquier otra cosa, ya sea la paz en Medio Oriente o en Asia, la geografía es intrascendente.
No cabe duda que desde la perspectiva del maniático de Hitler era justificable la eliminación sistemática de 6 millones -aproximadamente- de personas. Él era ante todo un patriota que vio amenazada a su gente. No obstante sus métodos son aberraciones de una mente enferma, castigada por sus propias circunstancias. De ninguna forma es posible imaginar que la mejor forma de detener a un pueblo es su exterminio -perdón, sí es imaginable, pues él lo hizo- pero no es justificable. Usualmente los únicos que sufrimos, somos todos aquellos que conformamos a la sociedad civil sin importar raza, credo o tendencia política.
P.D.
Y para aquellos distraídos: En todo el texto anterior siempre dije que no estaba de acuerdo con Hitler y que el genocidio no es justificable, tampoco lo es la violencia, ni la discriminación y mucho menos la estupidez y la alienación de los individuos.

No hay comentarios.: