sábado, junio 10, 2006

Llegó el día y empezó la fiesta

Por fin, por fin !!, llegó el día que millones de aficionados al fútbol esperamos durante 4 eternos años. Llegó el día que abrió el telón de la pasión, de la alegría, de la tristeza y de muchos otros sentimientos que miles de millones de personas al rededor del mundo experimentarán al ver los juegos de fútbol a través de una televisión o estando en el estadio si se tuvo el dinero y la fortuna para viajar a Alemania. Llegó el día en que 32 naciones se batirán en intensos combates para intentar levantar la preciada copa el día 9 de julio en la ciudad de Berlín. Llegó el primer día de todo un mes que nos mantendrá despiertos, especulando, discutiendo... soñando. Llegó el día a partir del cual nadie podrá evitar hablar de fútbol, ni siquiera aquellos que se declaran indiferentes o incluso enemigos del juego, pues esa es la magia del deporte más bello y más popular del planeta, la de unir e involucrar a la gente. Sí, por fin llegó y nos trajo los primeros dos capítulos de esta nueva historia que se empezó a escribir cuando el árbitro Horacio Elizondo de Argentina dio el pitazo inicial del juego entre Alemania y Costa Rica. El Mundial Alemania 2006 ya está aquí, hay que verlo, hay que gozarlo, hay que sufrirlo... hay que vivirlo!!.

Alemania vs Costa Rica

De ovación en ovación, en el final. Con el color y la pasión de la multitud. Para disfrutar, para sentir. Y con un cierre digno de un Mundial. Por el golazo de Torsten Frings, espléndido, justo, que explotó contra la red y le puso el moño a un, insólitamente, “costoso” triunfo de Alemania. Porque fue bastante tranquilo en el juego, para el local. Casi, casi no aparecían equivalencias. Pero esta Alemania de gatillo listo en ofensiva, cayó en distracciones defensivas y acusó en la red cada error. Pero en el desarrollo, no. Nunca.Fue un partido de ida. De ida siempre hacia Porras. Cómodo, entonces, para Alemania. Candidato habitual. Porque es verdad que no regala belleza, ni talento, ni preciosismo. Eso es algo que no figura como prioridad en su “vocabulario”, pero tiene tela para sentirse con pretensiones de llegar al 9 de julio.Costa Rica fue un rival de nivel menor. Se suponía, en la antesala. Se concretó en la realidad. Su estrategia se desmoronó apenas Philipp Lahm despachó un derechazo de “alta escuela” y dibujó un golazo de cualquier época. Los cinco defensores y todas las precauciones no le sirvieron para detener a Alemania. En un ratito, cada vez que la pelota frecuentó la zona de Porras, se olfateaba un gol. Pero el fútbol es históricamente imprevisible. Y de un toque magistral de Ronaldo Gómez, surgió ese junco negro de Paulo Wanchope para definir con categoría. En la otra vez que usufructuaron la errónea marcación en línea de los defensores locales, Wanchope le puso suspenso al resultado. Claro, Costa Rica nunca entendió que si sus volantes hubiesen picado libres las oportunidades para arribar a Lehmann pudieron ser mayores. Alemania no acusó la igualdad que enfrió a su gente. Y atacó. Con Frings y especialmente Schneider para cortar y elaborar jugadas, más las salidas de Lham, el acompañamiento de Friedrich, la movilidad de Scheweinsteiger y la búsqueda de los sectores vacíos de Podolski y Klose. Y enseguida encontró la red, en maniobra que gestó Schneider, prolongó Scheweinsteiger y definió Klose. Ahí Alemania aplicó el freno de mano. Hizo circular la pelota, no apretó tanto y presionó menos. Costa Rica, con Centeno muy marcado y sus mediocampistas metidos cerca de sus centrales y con laterales-volantes sin tapar, mirando, le facilitó el desarrollo. Igual Alemania merodeó con peligro. La ventaja fue escasa. Un solo disparo se le computó a Costa Rica y fue gol. Demasiada contundencia. Parece sólida esta Selección local. Por la forma de complementarse en la franja central, por como suelta a sus marcadores de costado, como usa la pelota (demasiado apurados en el traslado, pero es el estilo. Costa Rica, en ese sentido, no da para el elogio abierto hacia el local, porque en ningún momento usó alguna fórmula para frenarlos) a un ritmo sostenido. Alemania es Alemania, eso no es secreto. La maquinita entró en acción. Y en su casa. Para hacerle un guiño a la tradición.

Polonia vs Ecuador

El fútbol tiene aquella maravillosa magia de cambiar intempestivamente las sombras de la duda en actuaciones sorprendentes, brillantes y cálidas. Lo que ayer mostró la selección de Ecuador ante Polonia fue la culminación de un proceso preparatorio en el cual el grupo se autoexaminó en la adversidad. Adversidad traducida en críticas a los resultados, al rendimiento del plantel y hasta serios cuestionamientos a su organización interna. Felizmente el grupo supo enfrentar las lecciones mal dadas con respuestas positivas en la alta competencia, como es un Mundial de Fútbol. La semana anterior los rumores por poco quiebran al grupo, felizmente la escuadra del condor salió de esos sofocones creados en el entorno futbolístico a través de una actitud madura y generosa. Ecuador ayer sorprendió a los estamentos más exigentes del fútbol mundial venciendo a una inexplicable Polonia por marcador de 2-0. Agustín Delgado fue nominado el mejor jugador del partido, nombramiento realizado por el inglés Roy Hudgson y el doctor Mezey de Hungría, técnicos de trayectoria e integrantes del grupo técnico de la Federación Internacional de Fútbol Asociado. Sus elogios para la solidez futbolística del plantel fueron sorprendentes. “Ecuador fue casi como una sinfonía, trasladó sus bloques con exactitud y manejó los tiempos increíblemente”, fueron algunos de los conceptos vertidos. Aparte, la prensa internacional prodigó elogios al sistema y al orden de los ecuatorianos. Y en esa lectura el destacado fue el entrenador del combinado. En buena hora que el triunfo cobijó a un grupo que construyó su éxito en la adversidad de la crítica y que supo capitalizar los tropezones en cuotas de paciencia y superación.



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