miércoles, octubre 19, 2005

La verdad sea dicha


De verdad que sólo en ocasiones es necesaria la tarea de un cirujano plástico. Es decir, hay casos de niños con labios leporinos, personas accidentadas gravemente, malformaciones congenitas, etcétera. Pero la deformación de la propia persona para alcanzar estándares de la belleza -asegún las "buenas conciencias"- es un absurdo, sino una imbecilidad.
Tomando en cuenta esto, la transformación de una bella mujer en un estrafalario espantapájaros, en una broma de sí misma, es una cuestión aterradora.


Y todo ello sólo para apegarse a los dichos y simpatías del h. auditorio. Estas cosas únicamente arrojan un resultado, a parte del cambio físico: El poco amor de la persona por sí misma.
Además, ¿Quién es TV Notas para decir que ahora "Realmente quedó hermosa"?
¡Qué buena publicación, no?! ¡Qué buenos valores morales le inculcan a la población de este aciago país! Digo, ¿Por qué no? ¿Por qué no volvernos todos rubios y gringos para que seamos hermosos, queridos y todos nos volteen a ver con admiración?
Puras porquerías pues,


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