Hola, hoy continuaré con el relato del día cuatro pero tengo que avisar que este día lo dividiré en tres partes y no en dos como había dicho en mi post anterior, ¿la razón?, el día cuatro fue 24 de diciembre y decidí dejar la parte de la "Noche Buena" para un post diferente a este así que no se pongan punk cuando en la próxima entrega sigamos en el día 4. Por su atención, gracias.
Continuación día 4: Todas las chicas son iguales
Al llegar a casa después de visitar el monumento a William Wallace y de haber respirado un poco de historia escocésa, nos encontramos con Craig y su novia Gemma, quienes estaban ansiosos por compartir un día conmigo en la ciudad para mostrarme algunos lugares interesantes, recorrer las calles y echar un ojo a un centro comercial, pues Gemma tenía el deseo de comprar algunas prendas nuevas para una ocasión especial... supuse que para Navidad. Yo llegué y dije "vámonos riendo!", pero Craig me detuvo para darme un consejo que sin duda terminaría agradeciéndole al término del día "creo que es mejor que te cambies los pans que traes puestos y te pongas jeans, porque vamos a regresar tarde y el frío te va a matar si te vas así", entonces escuchando las sabias palabras de Craig corrí escaleras arriba para buscar mis jeans. Aprovechando que me estaba cambiando de ropa otra vez, decidí buscar en mi maleta la gloriosa sudadera dorada de los Pumas para mostrarle a Escocia los colores más sagrados del fútbol a nivel mundial. Nos despedimos de Iris y Alex para salir a caminar hacia una estación de autobus que me pareció un poco retirada de casa pero la caminada me hizo bien y además pude ver un poco más del lugar. Al subir al camión compramos unos boletos de viaje que nos servirían para tomar el bus durante todo ese día y tomamos nuestros asientos. En un gesto de amabilidad, Craig y Gemma decidieron que en todos los traslados yo me sentara al lado de ella para que pudiera sentirme más agusto y pudiera preguntarle sobre las calles, edificios o cualquier cosa que se me ocurriera. En este momento y a estas alturas de mi relato me aacordé de un dato que no les di acerca de mi ubicación geográfica durante mi estancia en Escocia, la cual no era en la ciudad de Glasgow precisamente, sino en Paisley, un condado cercano a Glasgow... es así como Ecatepec si lo queremos entender con la geografía de la capital en México, sólo que las distancias entre los lugares allá son mucho más cortas que aquí en la tierra de la torta y el taco. Una vez aclarado este asunto les cuento que nos dirigíamos en bus al centro de Paisley, donde se encuentra la Abadía, un lugar muy importante para los católicos del lugar. La Abadía de Paisley sería para ellos lo que para nosotros es la Catedral del Centro Histórico. El templo fue construído en el siglo XII justo en el lugar donde alguna vez se levantó una importante iglesia celta en siglos anteriores. El lugar te hace sentirte remontado a la edad media, sus jardines interiores siguen siendo adornados por cruces de quella época y altar principal está tan ricamente adornado que a cualquiera se le antojaría casorio con sólo verlo. Después de tomarmos unas fotos a las afueras del lugar y de recorrer el interior, donde se me pidió no tomar fotos para no dañar las pinturas que lo adordan, volvimos a recorrer las calles de los alrededores. Habíamos caminado dos cuadras cuando de repente algo captó mi atención, se trataba de un par de chicas conversando justo en la esquina a la que nos dirijíamos... si ya sé lo que estás pensando "este wey ya andaba de perro"... ¡¡pero no!!, aunque sí eran un par de bomboncitos, lo que me llamó la atención de ellas era la lengua en la que estaban hablando, la cual de repente dejaba escapar palabras que se parecían al inglés pero en general no entendía nada de lo que decían. Discretamente le pregunté a Craig acerca de aquella lengua rara que hablaban las chicas y él me dijo "es gaélico... tampoco lo entiendo", fue entonces cuando me cayó del veinte de la nacionalidad de ellas dos y del por qué de su lengua imposible de entender para mí y mis dos acompañantes. Seguimos caminando hasta llegar a nuestro destino principal... el centro comercial. Yo no iba con intención de comprar nada, pues tenía que ahorrar dinero para salir a cenar con Karen al otro día como habíamos planeado, pero no me pude resistir de entrar a echar un vistazo a la tienda oficial del Rangers FC, de donde salí con 5 camisetas del equipo que serían para mis hermanos, una para mí, un primo y uno de mis tíos que es tan fanático al juego como yo. Aquella compra me tomó unos cinco minutos y eso por que la cajera se tardo un poco... ¿por qué me tomó tan poco tiempo?, por que soy hombre y todo mundo sabe que cuando un hombre se mete a una tienda es porque ya sabe por lo que va o lo decide de inmediato al ver la mercancía. Después de la parada en la tienda del Rangers llegó el turno de la dama del grupo y creánme, no hay diferencia entre las chicas de allá con las mexicanas cuando se trata de ir a un centro comercial. Por espacio de 3 horas y media Craig y yo recorrimos más o menos 8 tiendas siguiendo los pasos de la dulce Gemma que no se decidía entre qué blusa comprar, los zapatos que mejor harían juego con el pantalón que acababa de comprar, los accesorios que se le verían mejor con todo el atuendo, el color del cinturón y hasta el maquillaje que mejor hiciera juego con sus prendas. La chica se probó cientos, miles... un chingo de ropa, a pesar de los esfuerzos de Craig y yo por mostrarnos cada vez más entusiasmados con los atuendos que ella salía a mostrarnos para que se decidiera por cualquiera lo antes posible y acabar con el martirio. "Discúlpala... supongo que las mujeres en México no son así" dijo Craig y yo casi me atraganto con el trago de agua que tomaba en aquel momento. "No te preocupes, las mexicanas son iguales o hasta peores cuando salen de compras... especialmente si van con el novio", y con esas palabras logré disipar un poco de la preocupación de Craig por la tardanza de su novia para elegir lo que iba a llevarse. "Que bueno que no vino Karen porque hubieramos tenido que acampar aquí mismo en lo que ellas dos se decidían por algo en definitiva" dijo él antes de darme una palmadita en la espalda en señal de compañerismo. Finalmente vimos salir a Gemma del probador vistiendo un pantalón negro, una blusa de mismo color pero que brillaba, zapatos de tacón y una gargantilla y aretes que hacían armonía con todo lo demas... en verdad se veía muy guapa. Con un reflejo ya de desesperación, Craig y yo levantamos ambos dedos pulgares y sonreímos mostraando aprobación, afortunadamente esta vez fuimos lo suficientemente convincentes para evitar que Gemma se dirijiera a escoger otra ropa, la tortura había terminado. Después de que el buen Craig pagó los artículos que se llevaría su prometida llegó la hora de ir a comer, bendito Dios!!. Mi compañero y yo nos atascamos un poar de hamburguesas de McDonald's cada uno ante la sorprendida mirada de Gemma quien no pudo evitar decir "parece como si no hubieran comido en semanas o como si los hubieran puesto a trabajar todo el día sin parar"... chicas, ¿qué saben ellas del sufrimiento de un hombre?. Pasamos el resto de la tarde ahí sentados hablando sobre películas, fútbol, clases de besos y de más babosadas que se nos pudieron ocurrir para después tomar un taxi que nos llevaría de vuelta a casa de Iris y Alex.
Continuación día 4: Todas las chicas son iguales
Al llegar a casa después de visitar el monumento a William Wallace y de haber respirado un poco de historia escocésa, nos encontramos con Craig y su novia Gemma, quienes estaban ansiosos por compartir un día conmigo en la ciudad para mostrarme algunos lugares interesantes, recorrer las calles y echar un ojo a un centro comercial, pues Gemma tenía el deseo de comprar algunas prendas nuevas para una ocasión especial... supuse que para Navidad. Yo llegué y dije "vámonos riendo!", pero Craig me detuvo para darme un consejo que sin duda terminaría agradeciéndole al término del día "creo que es mejor que te cambies los pans que traes puestos y te pongas jeans, porque vamos a regresar tarde y el frío te va a matar si te vas así", entonces escuchando las sabias palabras de Craig corrí escaleras arriba para buscar mis jeans. Aprovechando que me estaba cambiando de ropa otra vez, decidí buscar en mi maleta la gloriosa sudadera dorada de los Pumas para mostrarle a Escocia los colores más sagrados del fútbol a nivel mundial. Nos despedimos de Iris y Alex para salir a caminar hacia una estación de autobus que me pareció un poco retirada de casa pero la caminada me hizo bien y además pude ver un poco más del lugar. Al subir al camión compramos unos boletos de viaje que nos servirían para tomar el bus durante todo ese día y tomamos nuestros asientos. En un gesto de amabilidad, Craig y Gemma decidieron que en todos los traslados yo me sentara al lado de ella para que pudiera sentirme más agusto y pudiera preguntarle sobre las calles, edificios o cualquier cosa que se me ocurriera. En este momento y a estas alturas de mi relato me aacordé de un dato que no les di acerca de mi ubicación geográfica durante mi estancia en Escocia, la cual no era en la ciudad de Glasgow precisamente, sino en Paisley, un condado cercano a Glasgow... es así como Ecatepec si lo queremos entender con la geografía de la capital en México, sólo que las distancias entre los lugares allá son mucho más cortas que aquí en la tierra de la torta y el taco. Una vez aclarado este asunto les cuento que nos dirigíamos en bus al centro de Paisley, donde se encuentra la Abadía, un lugar muy importante para los católicos del lugar. La Abadía de Paisley sería para ellos lo que para nosotros es la Catedral del Centro Histórico. El templo fue construído en el siglo XII justo en el lugar donde alguna vez se levantó una importante iglesia celta en siglos anteriores. El lugar te hace sentirte remontado a la edad media, sus jardines interiores siguen siendo adornados por cruces de quella época y altar principal está tan ricamente adornado que a cualquiera se le antojaría casorio con sólo verlo. Después de tomarmos unas fotos a las afueras del lugar y de recorrer el interior, donde se me pidió no tomar fotos para no dañar las pinturas que lo adordan, volvimos a recorrer las calles de los alrededores. Habíamos caminado dos cuadras cuando de repente algo captó mi atención, se trataba de un par de chicas conversando justo en la esquina a la que nos dirijíamos... si ya sé lo que estás pensando "este wey ya andaba de perro"... ¡¡pero no!!, aunque sí eran un par de bomboncitos, lo que me llamó la atención de ellas era la lengua en la que estaban hablando, la cual de repente dejaba escapar palabras que se parecían al inglés pero en general no entendía nada de lo que decían. Discretamente le pregunté a Craig acerca de aquella lengua rara que hablaban las chicas y él me dijo "es gaélico... tampoco lo entiendo", fue entonces cuando me cayó del veinte de la nacionalidad de ellas dos y del por qué de su lengua imposible de entender para mí y mis dos acompañantes. Seguimos caminando hasta llegar a nuestro destino principal... el centro comercial. Yo no iba con intención de comprar nada, pues tenía que ahorrar dinero para salir a cenar con Karen al otro día como habíamos planeado, pero no me pude resistir de entrar a echar un vistazo a la tienda oficial del Rangers FC, de donde salí con 5 camisetas del equipo que serían para mis hermanos, una para mí, un primo y uno de mis tíos que es tan fanático al juego como yo. Aquella compra me tomó unos cinco minutos y eso por que la cajera se tardo un poco... ¿por qué me tomó tan poco tiempo?, por que soy hombre y todo mundo sabe que cuando un hombre se mete a una tienda es porque ya sabe por lo que va o lo decide de inmediato al ver la mercancía. Después de la parada en la tienda del Rangers llegó el turno de la dama del grupo y creánme, no hay diferencia entre las chicas de allá con las mexicanas cuando se trata de ir a un centro comercial. Por espacio de 3 horas y media Craig y yo recorrimos más o menos 8 tiendas siguiendo los pasos de la dulce Gemma que no se decidía entre qué blusa comprar, los zapatos que mejor harían juego con el pantalón que acababa de comprar, los accesorios que se le verían mejor con todo el atuendo, el color del cinturón y hasta el maquillaje que mejor hiciera juego con sus prendas. La chica se probó cientos, miles... un chingo de ropa, a pesar de los esfuerzos de Craig y yo por mostrarnos cada vez más entusiasmados con los atuendos que ella salía a mostrarnos para que se decidiera por cualquiera lo antes posible y acabar con el martirio. "Discúlpala... supongo que las mujeres en México no son así" dijo Craig y yo casi me atraganto con el trago de agua que tomaba en aquel momento. "No te preocupes, las mexicanas son iguales o hasta peores cuando salen de compras... especialmente si van con el novio", y con esas palabras logré disipar un poco de la preocupación de Craig por la tardanza de su novia para elegir lo que iba a llevarse. "Que bueno que no vino Karen porque hubieramos tenido que acampar aquí mismo en lo que ellas dos se decidían por algo en definitiva" dijo él antes de darme una palmadita en la espalda en señal de compañerismo. Finalmente vimos salir a Gemma del probador vistiendo un pantalón negro, una blusa de mismo color pero que brillaba, zapatos de tacón y una gargantilla y aretes que hacían armonía con todo lo demas... en verdad se veía muy guapa. Con un reflejo ya de desesperación, Craig y yo levantamos ambos dedos pulgares y sonreímos mostraando aprobación, afortunadamente esta vez fuimos lo suficientemente convincentes para evitar que Gemma se dirijiera a escoger otra ropa, la tortura había terminado. Después de que el buen Craig pagó los artículos que se llevaría su prometida llegó la hora de ir a comer, bendito Dios!!. Mi compañero y yo nos atascamos un poar de hamburguesas de McDonald's cada uno ante la sorprendida mirada de Gemma quien no pudo evitar decir "parece como si no hubieran comido en semanas o como si los hubieran puesto a trabajar todo el día sin parar"... chicas, ¿qué saben ellas del sufrimiento de un hombre?. Pasamos el resto de la tarde ahí sentados hablando sobre películas, fútbol, clases de besos y de más babosadas que se nos pudieron ocurrir para después tomar un taxi que nos llevaría de vuelta a casa de Iris y Alex.
En la próxima entrega les contaré lo que pasó en la celebración de la Noche Buena. Les dejo fotos de la Abadía (salgo con Gemma en una de ellas) y una foto de mis compañeros en el camión, Adiós!.
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