Como sabía que mi contestación a sus amables comentarios se extendería demasiado, quise plasmar mis impresiones en este post.
Y así va la cosa
Hace algún tiempo discutí acaloradamente con un amigo -con quien tengo muchas ideas en común-, sin embargo, respecto a AMLO, su plataforma política como candidato, su equipo de trabajo y de colaboradores, su desempeño como gobernante en el DF, su reticencia y necedad para enfrentar obstáculos, mediáticos, sociales, judiciales y demás etcéteras, nunca logramos convenir en nada, pues él está seguro que el PJe representa un cambio.
Platicando más a fondo, resultó que sí, él está consciente que AMLO significa un cambio -pero lo aterrador de su caso sería si existen muchos más como él- y sabe que AMLO no es la opción acertada para la estabilidad del país o del gobierno federal. Lo que él dice es que no ha habido ninguna modificación en nuestra forma de vivir desde que él es niño y que los políticos siempre han hecho lo que han querido, pues la población sigue sufragando los gastos de un gobierno que no hace nada por la gente. Lo que es más, los funcionarios y partidos siguen aumentando su carga sobre el pueblo, imponiéndole también cosas como el FobaProa y demás exquisiteces, exprimiéndole hasta el último aliento. Asimismo, él en realidad, desea un cambio ya sea bueno o malo, pero un cambio al fin. Le señalé todas las deficiencias a mano para indicarle que el tipo en cuestión, no es la opción acertada para lograr un "avance real" en México. Que AMLO representa un regreso a la antigua manera del PRI para hacer, ejercer, imponer y crear la política. Que su incapacidad para enfrentar los procesos judiciales en su contra es pasmosa. Que el tipo hace su voluntad por encima de la razón, el sentido común, los parámetros legales, los acuerdos políticos, las costumbres e idiosincrasia del pueblo que pretende gobernar (no olvidemos sus "atinadas" declaraciones respecto al día de la Virgen de Guadalupe), el robo de sus empleados, el desfalco de sus colaboradores, la discresionalidad de los pagos a sus subalternos, su forma de valerse de la intensión de la gente, terjiversando la realidad a su conveniencia y sus propósitos, que no es diferente de los demás actores del espectro, etcétera, etcétera. Es decir, le dije todo lo que se les pueda ocurrir sobre el PJe y porqué no es una buena opción. También le dije que soy apartidista y que voté por AMLO, en espera de buenos resultados, de buenas políticas para gobernar mi casa, el DF. Y que sufrí una desilusión tras otra, al comprobar que todo era aire caliente nomás. Ni Andrés Manuel resultó atinado para administrar la capital del país, ni Fox y su caterva de irremediables bocones a nivel federal. Además, le comenté que jamás votaría conscientemente por Madrazo.
Más o menos en ese tenor fue la conversación. No obstante, al final señaló -y puede que tenga razón hasta cierto punto- que haría falta alguien como AMLO para lograr un cambio tan radical. Que la gente está harta de puras promesas. Que el pueblo espera un cambio "de adeveras". Que si se sigue permitiendo, los políticos de siempre seguirán haciendo de las suyas. Que cosas como el mentado rescate bancario seguirán siendo el pan de cada día en México y nadie chistará ni un poquito por lo que todos habremos de seguir pagando facturas que no son de nosotros. Y que de sufrir un atentado violento que terminara con la vida del PJe, probablemente llegaría otro aún más radical y peligroso que reanudara las cosas donde probablemente las hubiera podido dejar Andrés Manuel López Obrador.
Le respondí que eso no debería ser. Es decir, que no podemos esperar un cambio así, pues sólo estaríamos permitiendo que alguien realmente peligroso haga del país lo que mejor le parezca. Y darle "carta blanca" a alguien así podría provocar el hundimiento social, económico y político del país entero. Una revolución en ese panorama no estaría lejos. También, le señalé que si eso era lo que deseaba para su hija. Obviamente, me dijo que no, pero que anhelaba un cambio por muy peligroso que resultase.
Me gustaría decir que mi amigo está totalmente equivocado. Que probablemente sueña cosas raras y que todo lo que señaló es irreal. Pero no, hay cosas sin duda que deben verse desde una perspectiva clara, a fin de saber a que le tiramos en el futuro inmediato.
La gente debe dejar de esperar a que se le resuelva la vida. Dejar de esperar a que aparezca un líder carismático todo poderoso, un cabecilla, caudillo, paladín, o Tlatoani capaz de corregir entuertos. Para que haya un "cambio real" es indispensable la participación de la sociedad civil, pero ella no está muy acostumbrada a trabjar sobre una base continua, y únicamente se alza por un rato o para lanzar un grito o un aullido de auxilio o molestia. Sin embargo, su esfuerzo debe ser constante y este el impulso es el meollo del asunto.
¿Cuándo se ha visto que nuestro pueblo sea constante en cuestiones como la política? No pongo en duda que sea una sociedad preocupada por sus congéneres, pero eso de la constancia en los mexicanos respecto a la vida nacional, deja mucho que desear. Si la gente sigue delegando la responsabilidad en los funcionarios, políticos y partidos de todos los días, es irremediable, la situación no cambiará. No es suficiente tampoco con que se salga a votar y evitar a toda costa el "abstencionismo" o "Votar por el menos malo". Esa es una forma paupérrima de pensar. Esa es la inercia que conlleva la sociedad en su conjunto y es por eso mismo que uno se sigue rascando las orejas cuando los políticos como Fox declaran burradas por las cuatro esquinas del mundo. Fox esta ahí, porque allí lo pusimos. Sabíamos que no era culto, que era un hombre de campo, que no podía ver más allá del hoy, que no cumpliría todas sus promesas, que la mayoría de ellas eran irrealizables, pero una cosa totalmente distinta es que nos hayamos querido engañar, pensando que las cosas cambiarían o serían mejor de lo que ya eran respecto a él, y eso es totalmente imperdonable. Sabíamos quién era ¿Cómo pedir lo contrario? Habría que ubicarse para decir las cosas como son. Fox durante las elecciones del año 2000 tuvo tres características especiales: Él era el menos malo de los tres suspirantes y también podía haber sido un buen cambio y tenía el apoyo suficiente para sacar al PRI de Los Pinos. Sí, fue el menos malo de los tres, "sacó" nominalmente al PRI de Los Pinos, y lo demás es por todos conocido. Fue como este fin de semana con mi mamá. Ella se quejaba amargamente que la gente que va al Cinepolis del Ajusco no es "gente bien". Yo le respondí: "Mamá ubícate. ¿Cómo quieres encontrar gente de Lomas de Tecamachalco o Polanco en ese cine? Además, no somos "finos" como caballos ¿Por qué despreciar a la gente? Digo, es obvio, si vives cerca de colonias populares, eso es lo que encontrarás. Gente de colonias populares, no más. Ubícate". Es decir, no quieras encontrar algo que jamás ha estado ahí o no pidas algo que de antemano sabías que no existía.
Ahora bien, si en el pasado declaré que sería mejor votar por el partido con menores oportunidades (Votar por el menos malo) es por varias causas, y uno puede estar de acuerdo o no. Decidí sufragar por un partido sin expectativas reales dentro del circo mediático y político, pues si se sigue con la idea de "Votar por el menos malo", una agrupación con estas características lo es. Tanto así, que no representa, ni un peligro mortal para la nación, ni para los contribuyentes, ni para el erario, ni para sus rivales. Sin embargo, "Votar por eliminación" tampoco es la solución. Ninguna de las dos propuestas lo es. Sólo son un paliativo para enfrentar anímicamente el hecho que posiblemente haya desajustes en la vida del país. Nos gusten o no, sin duda los habrá, y gane quien gane.
La única solución viable, justa y precisa es la que mencione antes- la participación activa, proactiva y responsable de toda la sociedad-, pero para que la gente se interese, Úujule, todavía falta rato. Eso o desgraciadamente el país se nos caerá a pedazos entre las manos. Eso o AMLO se encargará perfectamente de desmantelar la República Mexicana. Para transgredir la ley, engañar y polarizar a la sociedad él puede solo. Faltaba más.
México
Ciudad de México
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