Final día 4: Noche Buena a la escocésa
Craig, Gemma y yo llegamos a casa de Iris al rededor de las 8:30 p.m., el frío estaba del carajo y la neblina comenzaba a bloquearme la vista. Al entrar, Gemma y yo empezamos a presumir nuestras compras en el centro comercial y Alex no dejaba de levantar sus dedos pulgares en aprobación a mi decisión de comprar camisetas del Rangers en lugar de camisetas del Celtic, pues él es hincha de hueso colorado del equipo azul (en realidad también quería tener la del Celtic pero estaban mucho más caras que las del Rangers). Unos veinte minutos después Alex me pidió que lo acompañara a dejar a Craig y Gemma a su casa para después pasar a recoger a Alex jr. a casa de su abuela, así que esta vez decidí ponerme chamarra y guantes para soportar el frío de afuera. El trayecto no fue fácil, pues Alex tuvo que batallar mucho con la neblina y lo resbaladizo que estaba el camino a causa del aguanieve que empezaba a caer. Antes de llegar a casa de mis "shopping mates", ya no podía sentir mis pies y mis manos se movían con dificultad, así que Alex se apresuró para llegar a nuestra primera parada. Craig y Gemma se bajaron del auto y al despedirse, él me dijo algo que me cayó de sorpresa "mañana paso por ti porque quiero invitarte a jugar fútbol con mis amigos", era perfecto, iba a conocer gente nueva y a disfrutar de una cascarita de fútbol en el extranjero... el sueño de todo futbolista de llano jajajaja. Llegamos a casa de la mamá de Alex, donde había estado esperando con ansias nuestra llegada el buen Alex jr. La señora me recibió como si fuera uno más de sus nietos, pues ya había tenido la oportunidad de escuchar acerca de mí cuando Iris y Alex le llamaron por teléfono días antes y cuando fueron a dejar a su hijo por un rato para que conviviera con ella... y al parecer había causado una muy buena impresión en la familia por la forma en la que fuí recibido... ¡con un regalo!. La señora me regaló un disco de música típica de Escocia, pero no de gaita sino de "pan pipes bands" que es más rítmica y alegre. Después de conversar un rato con ella acerca de mi experiencia en Escocia y un poco de mi vida acá en México, llegó la hora de despedirnos, la abuelita me dio un abrazo y tomando mi cara con ambas manos me dijo "ha sido un placer conocerte Victor, espero que vuelvas pronto a visitarnos", yo le dije que sin duda regresaré algún día y que lo haría lo más pronto posible. Durante el regreso a casa sólo platiqué con Alex acerca de lo que habíamos hecho en el centro comercial y del tormento por el cual nos hizo pasar la novia de su hijo, lo que le causó mucha gracia. Llegamos a casa, ayudé a Alex jr. a bajar del auto y al entrar a la casa ahí estaba ella sentada tomando una taza de café y sonriéndome con esa carita de traviesa que ya conocía bien... Dios, cómo había extrañado a Karen a lo largo del día. Ella se levantó, me dio un beso y me condujo a la cocina para preparárme una taza de leche caliente para combatir el frío. "Te extrañé" le dije mientras ella me pasaba la taza, "yo también te extrañé... pero te lo pasaste bien con Gemma y Craig, ¿verdad?" me respondió ella, "sí, nos divertimos y conocí más lugares de la ciudad, pero aun así me hubiera gustado que hubieses ido con nosotros", aquel comentario me hizo acredor a un beso tan intenso que ya no necesité la leche para quitarme el frío. Nos reunimos en la sala con los papás, quienes ya habían abierto la botella de tequila que les regalé a mi llegada y otra de whisky. Me sacó un poco de onda que no se haya organizado una reunión familiar como la que se acostumbra en México... no hubo pavo ni pierna ni pasta ni nada de nada, sólo los cuatro ahí sentados platicando y bebiendo. Después Karen me diría que la razón por la cual no se festeja como le expliqué que se hace en México, es que la gran mayoría de la población escocésa es protestante y ellos sólo festejan el día 25, o sea Navidad. Para mí era raro no ver el escándalo que generalmente hace mi familia en casa, las risas, la música y todo eso a lo que estoy acostumbrado a vivir año con año en mi país, pero acepté de buena gana la situación y sólo me preocupé por festejar al estilo de ellos. Las horas pasaron entre relatos de la niñez de Iris y Alex, las travesuras de Karen cuando era más pequeña, las hazañas de Craig jugando fútbol para el Everton de Inglaterra y lo tímida que era Gemma cuando la conocieron hace 10 años. Al dar las 12:30 de la noche Alex alzó sus brazos en júbilo gritando "Merry Christmas!!", abrazó a su esposa y la besó deseándole felicidad. Karen y yo volteamos a vernos uno al otro de manera instantánea, repetimos el gesto de Alex y nos dimos un largo y apasionado beso, el cual se interrumpió cuando escuchamos a Iris y Alex riendo y diciendo al mismo tiempo "ohhh kissy kissy!!", Karen y yo nos pusimos rojos de la pena y después nos tiramos a carcajadas. Algunos minutos después Iris se levantó para buscar una caja que había ocultado bien detrás de uno de los sillones y me la entregó en las manos, de inmediato supe que era un regalo y me levanté para agradecérselo y darle un abrazo, al voltearme vi a Karen también con una bolsa en la mano y me la entregó para después decirme mientras acariciaba mi cabello "Merry Christmas baby" uuufff! casi me derrito ahí mismo. También Alex se levantó del sillón y sacó una caja de no sé dónde y me la entregó, "here you go fella!!". De repente me encontré sintiendo un nudo en la garganta y sin poder pronunciar una sola palabra, estaba muy emocionado. "Wow, no tenían que darme nada, ya me han dado mucho con aceptarme en su casa durante toda esta semana, gracias de verdad... lo siento, yo no tengo nada que darles ahorita", les dije a los tres cuando pude recuperar el habla. Los tres hicieron el clásico gesto con la mano de "no hay problema". "Tú sin darte cuenta nos has dado mucho Victor, trajiste alegría a la familia con tu presencia y hasta nos hiciste más unidos... antes no podía lograr que Alex faltara a su trabajo aunque fuera un día para estar juntos y ahora no ha ido a trabajar en toda la semana, eso gracias a que estás aquí... durante los últimos días he visto más a mi hija que en los últimos meses y eso también por que estás tú aquí, así que no creas que no nos has dado nada hijo, te debemos mucho", dijo Iris mostrando su lado sensible con los ojos llenos de agua... yo sólo la abracé sin decir nada. Llegó la hora de brindar y Alex me convenció para que por lo menos me tomara una copa de whisky con ellos y la acepté olvidándome de mi problema de salud, pues bien valía la pena un poco más de azúcar en mi sangre por vivir aquel momento. Brindamos por la esperanza de volvernos a ver en un futuro cercano, nos abrazamos y ellos me pidieron entusiasmados que abriera mis regalos. Iris me ragaló una camiseta amarilla que está adornada por un par de "leones rampantes" que son el símbolo que aparece en el escudo nacional de Escocia. Alex me regaló un estuche con lociones para después de afeitarme y Karen me regaló una camiseta del Rangers, igualita a la que había comprado unas horas antes, pero esta se veía más bonita por alguna extraña razón e inmediatamente me la puse para darle el gusto de verme vistiendo los colores de su equipo favorito. Ya eran las 2:30 de la mañana y Karen ya estaba cansada, así que nos despedimos de Iris y Alex para tomar un taxi que nos llevó al departamento de mi novia. Al llegar, Karen parecía haber perdido por completo el sueño, me abrazó por el cuello, me sonrió y dijo "¿qué esperas para besarme y llevarme al cuarto guapo?" y así empezamos a vivir lo que sería nuestra última noche juntos.
Así fue como pasé la víspera de Navidad en Escocia y aunque diferente, lo disfruté mucho.
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