domingo, diciembre 11, 2005

Antes que nada

Antes que nada, quisiera disculparme por la tardanza en la respuesta a los comentarios que todos han dejado, como podrán ver en la sección Últimos Comentarios los más recientes son únicamente de un servidor. Esta situación se presentó debido a un error de mi parte, cambié el blog a Moderar comentarios en HaloScan, ni cuenta me había dado si Rolva no me hubiera dicho. Así que una disculpa por este error de mi parte y porfavor no duden en seguir dejando sus opiniones, quejas, sugerencias y saluditos.


Por otro lado,
He estado pensando sobre la situación de votar a favor de un partido que no ganará.
La situación general a nivel votantes sin filiación (que no son pocos) sería la siguiente:
Los tres grandes partidos son "pan con lo mismo".
¿Quién podría decir lo contario? ¿Los propios militantes de uno u otro?
deben existir o existen notables diferencias entre los partidos políticos de mayor importancia. . Pero existirán sólo en sus estatutos de conformación como agrupación partidista, pues en la práctica sólo se ha comprobado que siguen lineamientos implementados desde antes, como la apertura del sector energético, la eliminación de sindicatos, la imposición de las AFORES y demás casos similares. Estos ejemplos -en especial el de la apertura de Pemex y CFE- se presentan como un tema a discusión, pues en su afán por capitalizar votos diputados y senadores de todas la afiliaciones políticas han votado, vetado, opuesto o abstenido por implementar este tipo de reformas, Dichas acciones sólo van dirigidas a convencer a un pueblo cada vez más informado -en algunos puntos- y escéptico sobre sus acciones legislativas. Si el tema de una privatización parcial causa controversia, si la apertura o modificación de una postura del gobierno es conveniente o no, si es "buena" o "mala", se ha visto en más de una ocasión que algo que les tiene sin particular cuidado. En muchos casos es sabido que ni siquiera estudian los cambios, sólo esperan línea de sus respectivas bancadas y a cobrar se ha dicho. Digo, ahí tenemos a los aviadores y el sonado ejemplo de las tabacaleras. Sí, es cierto, hubo corrupción por ambas partes, tanto de aquellos que aceptaron los sobornos como de las empresas o intereses afanados en buscar un beneficio. Y ese precisamente el punto: ¿Cómo saber quién es más o menos malo en política? ¿Cómo saber quién hará menos daño? ¿Por lo qué dicen los medios de cada uno de ellos? ¿Cómo saber qué tienen que decir, qué propuestas o planes ostentan, si nunca dicen nada? O si lo llegan a mencionar, sólo ellos sus colaboradores y simpatizantes cercanos lo saben. Eso en el mejor de los casos. También está el otro lado de la moneda, ahí tenemos a Madrazo, uno sabe anticipadamente sus posibles proyectos y para qué quiere la presidencia ¿O no?
Recurrentemente, siempre surge la duda: ¿Quién será el que menos dañe la economía? ¿Quién será el que tenga mejor juicio y proponga cosas que no maltraten tanto a este de por sí golpeado país en el sentido político o social?. Y esa no debería ser nuestra forma de pensar o esperar del futuro. Sin embargo y desgraciadamente, la realidad es otra. Así me encontré que las agrupaciones que conforman nuestro espectro de opciones -eso incluyendo a todos los partidos pequeños, los cuales sólo buscan "el camarón" y sobrevivir hasta las próximas elecciones- no tienen grandes diferencias. Digo ahí tenemos al PVEM, el cual se vendió por tres pesos y dos votos en el senado.
En una plática anterior con Rolva, señalé que estaba de acuerdo con el esfuerzo por incluir la campaña independiente de Jorge Castañeda en la carrera del 2006, no por sus intenciones como político o como individuo, las cuales siempre han dejado mucho que desear, sino porque posiblemente hubiese sido un buen recurso para la sociedad escuchar -en un futuro no muy lejano- una voz distinta a las de siempre.
Pero retomando el tema ¿Cuáles serían las antes señaladas diferencias entre partidos, siendo sinceros?
¿Que un partido sea de izquierda, centro o de derecha?
Creo que sería una ilusión esperar algo así de los políticos de nuestro país. La práctica ha desmentido cualquier posible división entre los actores y funcionarios de nuestra sociedad, pues ya se ha visto en muchísimas ocasiones que dichas personas cambian de partido o supuesta posición ideológica como ponerse un par de calcetines nuevos, es decir dejan un proyecto, unos lineamientos establecidos para adherirse a un grupo que sí les de las prestaciones para el retiro que desean.
¿Cuántas veces no hemos visto con desagrado (aún sin que pertenezcamos a uno o a otro) que funcionarios y políticos huyen de un lado para irse a la otra orilla? Digo, veamos ahora a la mayestra Elba Esther, ahora está aquí, pero al rato ¡Quién sabe! A lo mejor es la abanderada de Nueva Alianza, eso o se suma al PAN. Es muy aventurado afirmarlo.
¿Quién lo hizo antes que ella? Marcelo Ebrard, Manuel Camacho Solís, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Demetrio Sodi de la Tijera, y sólo por mencionar a los más notorios y recientes, porque es sabido a que niveles inferiores, el asunto se da como sí cualquier cosa. Los ves correr de un lado a otro, saltan de una delegación a otra, y eso para conseguir un "hueso".
Creo que para ser práctico a este respecto y tomando en cuenta eso de "quien menos daño haga" sufragaré en favor de una agrupación que no signifique mucho en el campo de batalla político o electoral, pues las opciones que existen no me satisfacen y no votaré porque represente mis ideales o forma de pensar, sino para no regalar mi voto en el caso extremo de llegar a la decidia, la cual seguramente querrá empujarme al abstencionismo. Para evitar eso precisamente, modificaré mi voto, a fin de no llenar las expectativas de los partidos políticos. Ya habrá quien vote por el PJe, por Madrazo y hasta por Calderón.
Pero ¿regalar mi voto? Nunca, mejor quemarlo con alguien que sé no hará daño en lo absoluto, alguien que no tenga mucho peso y que sólo abra más el espectro de los partidos chicos. Eso hasta que no llegue alguien más y decida revisar la opción de las campañas independientes o ciudadanas como una herramienta de la sociedad para hacerse escuchar y así romper la inercia partidaria.






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