jueves, diciembre 15, 2005

La suma

Para definir o intentar ver una pequeña parte de la realidad -la propia y aquella que es ajena a nosotros- es necesario contemplar la mayor variedad de elementos que la conforman, tanto aquellos que nos agradan como aquellos que nos causan aversión o repulsión. Es decir, a grandes rasgos y generalizando, es imprescindible el enfrentamiento de los opuestos. La realidad tienen muchas causas y es provocada por infinidad de escenarios, de momentos históricos, pasar por alto o eliminar cualquiera de ellos de forma premeditada estaría cortando una parte importante de nuestro conocimiento de esa realidad, nuestra compresión de un hecho determinado estaría así incompleta. Pueden dejarse de lado algunos puntos por ser desconocidos, pero ese es precisamente el punto, sólo es un atisbo de esa realidad.
Sí cortáramos la realidad caeríamos en el mismo lugar que los gringos, quienes en voz de su actual presidente se siguen preguntando porqué el mundo los odia, si ellos sólo quieren hacer las cosas bien “y defender la democracia”. Sin duda, para conocer a un candidato una forma de hacerlo sería a través de su personalidad, la cual es un reflejo de su ideología. Eso es cierto. También, otra manera sería ver lo más detalladamente posible cuál es su ideología. Pero sin lugar a dudas, no pueden y no deben ser los únicos indicadores que usemos para ver si alguien en el espectro político es confiable o no. Debe ser como esta conversación: una suma de factores y elementos que nos sirvan para adentrarnos todos juntos en el quehacer nacional, a fin de ayudarnos a entender el objeto último de este diálogo.
Un elemento de esa búsqueda y que no puede dejarse de lado, es la historia de una persona, pues ésta es una parte intrínseca e innegable de quién es y de dónde viene, y probablemente nos sirva para observar adónde va ó quiere ir. Dichos “esqueletos en el clóset” de cada uno son innegables e intransferibles y definen nuestra personalidad. La suma de decisiones está directamente relacionada con el tipo de experiencias de cada quien; es decir, una buena o mala decisión puede e influye en el presente y futuro de cada individuo. Asimismo, la suma de todas las experiencias colectivas conforma la historia de cada comunidad y cada grupo humano en el mundo. Todos los factores de los que hemos hablado -y seguramente hay algunos que no hemos contemplado- pueden resumirse y formar una manera de estudiar y analizar de cerca a todos los políticos. Por eso cuando mencioné las estadísticas en el ejemplo del bateador, me refería en realidad a un concepto general -y sólo como un ejemplo llano- para señalar que el número de aciertos de un deportista marca quién es él en una liga, pues determina su experiencia en ciertas situaciones y su nivel de éxito y error; pero bien podría haber sido el ejemplo de un jugador de americano, no importa la disciplina, sino el número de aciertos. Por otro lado, sin importar el contrincante, la idea de mi ejemplo se refiere únicamente al nivel que alcanza cada uno como jugador. Como bien sabes, cada uno de los legisladores -en la mayoría de los casos- inició sus operaciones o actividades en una pequeña oficina, localizada en cualquier lugar, el que tú digas. A ese sitio, llegó la gente de esa demarcación, preocupada por resolver cualquier cantidad y tipo de problemas. El número de veces que los legisladores -en ese entonces tal vez sólo aspirantes a obtener una posición o cargo de elección popular- pudieron solucionar dichos problemas. Éste debería considerarse como "su porcentaje de bateo". Después, cuando por fin accedieron a una posición ¿Cuántas veces pudieron solucionar las disyuntivas que ahí enfrentaron? ¿Cuáles de las determinaciones que adoptaron fueron en realidad de utilidad para la comunidad? Porque hay resoluciones que no sirvieron, otras fueron modificadas, otras probaron su inutilidad y unas más simplemente fueron rechazadas. Con esto quiero decir que probablemente no accedieron a una gobernatura, presidencia o alcaldía, pero ostentaron una función de responsabilidad dentro de la maquinaria política o gubernamental. Con esto quiero ejemplificar y subrayar que "no es la primera vez que batean" lo han hecho en diversas ocasiones -y no se limitan a dos o tres- y no me refiero única y exclusivamente a que esta sea la primera vez que participan en la contienda para ganar la presidencia o para obtener alguna gobernatura. No, en realidad me refiero a que con anterioridad han participado del quehacer nacional y la toma de decisiones. Ahora bien, ningún elemento para medir o analizar a un político es determinante, todos inciden en el mismo punto. Para responder al inciso donde señalas que AMLO en su administración no tuvo ningún proyecto que denote alguna semejanza con la renegociación del TLC, existen algunos de otra índole, pero que podrían servir para juzgar al PJe. Podríamos apuntar su poca visión para negociar con la SCJN y sus rivales políticos los procesos legales y judiciales en su contra, o bien, la imposición de su voluntad al incluir la agitación de masas para coercionar al gobierno y sus diferentes poderes, a fin que accedieran a sus deseos. También podríamos incluir su pobre manejo político para tratar con sus rivales muchos tópicos, tú elige uno, cualquiera. Su manejo de las finanzas del DF resultó pésimo al imponer medidas populistas como el seguro para madres solteras y la pensión para personas de la tercera edad. "Su éxito" para reducir los niveles de inseguridad. Su determinación para dejar inconclusas las obras del drenaje profundo. A la vuelta del tiempo se verá si fueron acertadas o no, pero sin duda, ninguna será benéfica para una próxima administración en la Ciudad de México. Sin embargo, hubo proyectos que finalmente probaron su efectividad como la construcción del Metrobús.
Ahora bien, me dices que es responsabilidad mía (y entiendo que en realidad te referías a la responsabilidad de cada quien) decidir si algo es conveniente o no, que nadie más puede hacerlo por mí. Estoy totalmente de acuerdo contigo. La mayoría de nosotros abogamos por acciones convenientes y tratamos de llegar a un consenso al respecto, es decir, intentamos decidir entre todos cuál es el mejor camino a tomar. Sin embargo, la realidad nos muestra que esto no siempre es cierto. ¿En qué sentido? Muchas veces la gente se manifiesta en contra de una resolución o propuesta discutida o implementada en los diversos órganos legislativos, expresión que en muchos casos es desatendida por los diputados y senadores, quienes finalmente la votan a favor. Muchos son los casos parecidos a éste, para ejemplo un botón: La Ley indígena. y tienes razón, no porque AMLO o Calderón lleguen a la presidencia significa que una medida será adoptada, pues será sometida al escrutinio y análisis de las dos Cámaras. Y suena muy bien hasta aquí. Sin embargo, ¿Cuántas veces no hemos encontrado que una buena propuesta es desechada, rechazada, pospuesta indefinidamente o eliminada de plano por cuestiones meramente políticas? Ese es el asunto, el cual representa otro de los peligros y aristas de la democracia. En este lugar, podríamos incluir la cita que hizo Nicolás a respecto a aquellas personas que desean gobernar a otras. Yo no espero que nadie me convenza por la simple razón que nadie en el ámbito que discutimos, me convence en lo absoluto. Reitero: yo no confío en los políticos (en ninguno).
Si yo pensara en forma práctica, enfrentada con la realidad que vivimos, diría que el tipo de gobierno actual sería el que más nos convendría (con todos sus pros y contras). Si yo tuviera que elegir, mi opción sería otra, pero definitivamente ninguna de las que están ahora afuera en las ofertas del día. Yo elegiría una como reza un slogan gringo: “Del pueblo y para el pueblo”. Obedecer mandando sería la premisa única de ese gobierno utópico. Respecto a tu punto sobre Demetrio Sodi, te diré que ese es un “garbanzo de a libra”. Desgraciadamente, su caso es inusual. La inmensa mayoría de los funcionarios que hoy trabajan en las delegaciones del DF, -ejemplificando- déjame decirte que alguna vez fueron del PRI. Muchos de ellos por necesidad cambiaron de partido. Pero no intercambiaron bandera porque estuviesen convencidos en la ideología de izquierda o social-demócrata, ni mucho menos. No. Simplemente lo hicieron única y exclusivamente para conservar su chamba. Si de ahí partimos para decir que en algún momento, alguno de ellos llegará a tener cierta esfera de poder entre sus compañeros, subalternos y correligionarios, podemos inferir que igual que cambió en el pasado lo hará en el futuro, pues ese sería un rasgo claro de su personalidad, la cual está en relación directa con su historia personal. La decisión de cambiar de partido podría presentarse como algo no deseable para un votante que busca cierto grado fidelidad a una ideología ó de honestidad y cierto porcentaje de proyectos llevados a buen término para saber si por quien votará tiene la capacidad de resolver los probables problemas a los que se va a enfrentar el citado funcionario o político. No se puede votar críticamente o concienzudamente por alguien que no tiene experiencia, pues se estaría optando por un “verdadero volado” (ejemplo Peña Nieto) pues las probabilidades de solucionar cualquier problema podrían verse mermadas 50-50%.
Por otro lado, el cambio de Elba Esther Gordillo, quien fue invitada al PAN, no podría haberse considerado como algo positivo para este último ¿O si?
Tu ejemplo de las diferencias que existen aún entre correligionarios por pertenecer a localidades diferentes o a las divergencias personales de cada individuo es muy claro y atinado. Te entiendo a cabalidad lo que quisiste decir. Sin embargo ¿Me podrías decir que diferencias –a parte de las obvias, donde uno es astro de cine y el otro de la televisión- existen entre Félix Salgado Macedonio y Andrej Manuelj López Obrador? Los dos pertenecen a comunidades costeras totalmente distintas entre sí, son miembros del partido del sol azteca, y ambos piensan que pueden transgredir la ley y hacer su voluntad a expensas de la gente y el erario público ¿O no?
Ahora bien, y basándonos en nuestra experiencia ¿Tú crees que los políticos que contienden por un cargo público les interesa el número de abstenciones o boletas anuladas? Por la forma cómo se conducen en las declaraciones que realizan y las acciones que toman, eso es intrascendente. Asimismo, abstenerse no es la solución, al menos no aquí. Yo lo hice en varias ocasiones y no sirve como forma de protesta, créeme. Y si la gente que está inconforme hubiera votado por la otra opción para manifestar su rechazo a la candidatura de Ebrard, éste no hubiese ganado. Sin embargo, el abstencionismo fue brutal y ganó Marcelo. Ahora, probablemente votar por un partido chico no sirva para impedir que ganen los grandes, posiblemente ganarán, sí, pero no con mi voto. Como me dijo una vez Héctor Bonilla cuando le pregunté por su participación en aquella lejana campaña en pro del Bosque de Chapultepec: "¿Oiga, por qué sigue insistiendo en una acción que a la gente no le interesa y no participa en lo absoluto? Parece que a nadie más le importa". Él me miró y respondió: "Pues sí, probablemente no sirva de mucho, pero a tí como te gustaría terminar tu vida? ¿Te gustaría morir hincado de rodillas o de pie? Yo, después de algún tiempo te puedo responder: De pie.
Por otro lado, el IFE le da cierta importancia al nivel de abstencionismo. No obstante, en la práctica los funcionarios elegidos no se la dan en la misma medida. ¡Vaya, pareciera que no se la dan en lo absoluto! Y tienes razón respecto a la elección de los candidatos por sí mismos, y sin tomar en consideración al partido al que pertenezcan. Te concedo toda la razón.
¡Y Dios también tienes razón, jamás votaría por Gordillo!

Nota:
Sin duda, una buena conversación siempre deja un buen sabor de boca, sobre todo si es en el ámbito de un diálogo que alimenta el juicio y conocimientos. Esta ha sido una de esas.
Gracias!




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