lunes, febrero 06, 2006

¿Para qué hacerse pato?

Millones de españoles han dejado de fumar. Al menos por una horas, en las oficinas publicas y a la fuerza. España lleva una ley de prohibición al tabaco y, como en toda restricción legal, ten voces en favor y en contra. Hay histeria y felicidad. Dejar el vicio puede no ser una locura, dice la autora de esta crónica de los primeros días sin tanto humo en Madrid.
Hace no mucho un conocido mío me comentó por "Enésima ocasión" que ahora sí dejaría de fumar de una vez por todas. Sin embargo, su costumbre de salir de la oficina para relajarse cinco minutos del "stress" y la carga de trabajo continúa.
No es inusual que cada uno de nosotros conozca a alguien así. Y me refiero a una persona que tiene toda la intención de dejar de fumar sin conseguirlo. De hecho el mismo conocido me preguntó si yo alguna vez había fumado. Obviamente, sí, fui lo que podría catalogarse como "un buen fumador", es decir alguna vez una cajetilla diaria, otras simplemente menos de veinte, pero más de 10, eso es seguro. Después de algún examen, después de una buena comida. Al terminar el día con cafecito. Durante una plática con amigos. En el bar. En la cantina con los amigos. Los lugares comunes. Disfrutaba echar humo. Me gustaba el mal entendido y satanizado buqué del tabaco. De verdad me gustaba el sabor que dejaba en mi boca.
Esa misma persona me preguntó como me había convertido en un ex-fumador:
- Simple -le dije- un día dije ya no. Se acabó el cigarro. No fumaré más. Y listo al día siguiente estaba hecho, me había convertido en un exfumador.
Él me comentó que tenía yo una extraordinaria fuerza de voluntad. Pero ese no es el caso y se lo dije. La mejor forma de dejar el hábito es hacerlo de tajo. Eso de darle vueltas al asunto y extender el tiempo de "recuperación" sólo sirve a aquellas empresas que te venden todo tipo de productos para dejar el vicio. Desde parches, filtros, chicles, pomadas, sustitutos y demás "apoyos terapéuticos" para abandonar este pernicioso placer. Pero ni te ayudan a dejar de fumar, ni te impiden dejar el cigarro. Sólo extienden tu agonía y sigues en el mismo tenor. Y terminas diciendote: "No puedo dejar de fumar. El cigarro es más fuerte que yo". Pero eso no es cierto. Sin embargo, debes reconocer las verdaderas causas por las cuales fumas:
1.-Te gusta echar humo. Está comprobado, no puedo citar las fuentes en este momento, pero diversas pruebas realizadas han mostrado que para los fumadores es placentero ver salir el humo de la boca y provoca cierto nivel de relajación del maldito stress cotidiano.
2.-Es una muleta psicológica. Te ayuda a lidiar con las "presiones" de tu vida cotidiana
3.-Te gusta fumar. Digo, es grato. Tiene buen sabor. Puede que a la gente no le guste, pero a tí sí ¿So? ¿Por qué dejar de fumar?
Sé sincero contigo mismo. Eso sí te lo debes. Honestidad contigo mismo. Te gusta fumar ¿Y qué? Nadie te va juzgar por ello. Estás hablando contigo mismo. Sé honesto.
4.-Esta es La Pregunta: ¿En realidad deseas dejar de fumar? Eso es muy claro. Sí o No. Sólo existe una posible respuesta. No te engañes.
Ahora bien, fumar no es bueno para la salud. Pero es tu responsabilidad el continuar o no con esta práctica. Es tú decisión. Solo tuya. De nadie más. Si deseas seguir fumando deja de engañarte con que quieres dejar el vicio.
Si tu anhelo es verdadero, ahí está tu punto de partida. Tú solamente sabes porqué lo estás dejando. Si son motivos de salud. Si es una prueba a tu fuerza de voluntad. Si lo haces porque ya no aguantas más. Esa es precisamente la piedra angular de tu esfuerzo. Puedes hacerlo por varios motivos, pero estos deben ser claros, reales e inmediatos. Por ejemplo, mi caso: Yo sé que me hace un daño terrible fumar. No puedo respirar por las noches. El cigarro agudizó mi rinitis (aún así seguía fumando). Me daban "crudas de tabaco". Y la razón mayor: Dije -mi hijo tendrá un padre que no le enseñará por imitación, "pues puede enseñarse más con ejemplo que con mil palabras". Y esto fue mucho antes de saber que sería padre, como tres años antes. Con esto quiero señalar mis motivos. Eran claros, alcanzables y relativamente inmediatos.
Lo siguiente es dejar de pensar que dejarás de fumar de por vida. Olvídate de eso, No funciona. La idea de ver tu decisión como una larga línea con pequeñas muescas que señalan los días del mes y del año, donde no ves a donde vas, sino sólo durante cuánto tiempo, NO, no funciona. De hecho, a mí me costó cierto trabajo saber en este momento (haciendo cuentas) hace cuánto tiempo dejé de fumar y -más o menos- son alrededor de unos 3 años. Debes luchar con el cigarro cuando estés frente a él. Ese es el momento. No antes. No después.
Hay dos frases muy útiles en este instante:
1.-No fumo (y fíjate que no es el típico: "Soy exfumador") ¡Ah! Y esta frase también la ocupas cuando te ofrezcan cigarros. La dices al que te ofrece y después puedes ponerte a pensar todo el tiempo que quieras porqué la dijiste. Pero no dejes que te gane. Sólo evita ese único cigarro frente a tí y ya.
2.-No, ahora no. Esta idea te la repites constantemente en la cabeza.
Estos dos pasos los realizas cada vez que salgas a ver a los otros echarse un "pitillo" o estés en presencia de un fumador.
Otro paso importante, es dejar de comprar cigarros ¿Para qué? Podrías preguntarme la razón.
La respuesta: Haber si así te de pena andar pidiendo cigarros a diestra y siniestra. Eso o la gente empezará a ver que sólo te gustan los tabacos regalados. Cosa que seguramente redituará en que la gente ya no se acercará a tí cuando salga a fumar, pues de seguro tratarán de mantener sus cigarros a salvo de tí.
Dejar de fumar está en uno. Es como el enojo. Uno es responsable de su propia molestia, de su propia ira. Cada quién es responsable de usarla para lastimar o no a los demás, uno es responsable directo de "salirse o no de sus casillas". Nadie "nos hace perder los estribos". NO. Los perdemos porque queremos. Es decir, uno los pierde por voluntad propia.
Si se aprende que cada quien es únicamente responsable de sus acciones, probablemente podría cambiarse algo más que sólo un mal hábito o vicio. La ética personal y la capacidad para reconocer responsabilidades, acarrearía el autoconocimiento y la aceptación de los errores cometidos por cada quién, lo cual resultaría -con base en cimientos morales sólidos- en un afán por tratar de solucionar los problemas y la intención firme de No cometer los mismos errores.
Dejar de fumar es una cuestión de tajo.
"Hoy sí dejé de fumar, mañana no"
Además, debes recordar que adquirir o construir un buen hábito, únicamente te toma tres semanas.





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