Durante los últimos días, he visto como noticieros de todo tipo y transmitidos a través de las cadenas de medios de comunicación más importantes del país, han rebanado brutalmente la "supuesta" conciencia del pueblo. Han jugado con la mente y voluntad de miles de personas. Le han hecho creer que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) es el próximo "Mesías", el próximo "hombre fuerte" con la capacidad de gobernar en "Los Pinos". He leído "gente" como Vietnika Batres, en sus pasionales crónicas del 7 de abril, en las cuales defiende a "capa y espada" las causas, las señales de la demostración a favor de AMLO, ubicándola como la mayor concentración de ciudadanos en el Zócalo capitalino -qué mentira!. Es necesario, si no urgente, que se ponga a estudiar antes de declarar esta forma.
En fin, mi desilusión y tristeza va más allá. Tuve que observar como "supuestos intelectuales" en una amplia gama de programas que van desde "Primer Plano", transmitido por Canal Once, pasando por Canal 40, hasta aquellos que iniciaron "la primera temporada" de Primer Plano y que ahora discurren tópicos nacionales para Televisión Azteca, entre ellos Federico Reyes Heroles y Silva-Herzog Márquez -a los que admiré por un tiempo- perdieron la brújula sobre los serios y desafortunados momentos que vive nuestro país. Es tanta su elucubración mental que perdieron el piso.
Indicaron que este había sido un "duro" golpe a la recién nacida democracia, que el antigüo régimen había regresado, que las antigüas formas de hacer política seguían vigentes y que el presidente encarnaba esta tendencia. ¿Pero esta tendencia cuándo se fue? ¿Cuándo nos abandonó? ¿De veras están tan desconectados de la realidad del país? ¿De verdad nunca han tenido que realizar algún trámite en dependencias del DF? ¿Nunca han sabido o enfrentado un proceso civil o judicial ante magistrados impuestos por el PRD? El país sigue igual, aunque hayan pensado que la alternancia en el poder lo era todo. Aunque creyeran eue un cambio de gobernante en Los Pinos modificaría enteramente la política en México. Una cosa es ser intelectuales e idealistas y otra muy diferente es transladarse a un mundo alterno, en el cual nada se sabe de las cosas que ocurren en el llamado "Tercer Planeta".
El pragmatismo terminó en algún obscuro rincón de sus extraordinarias disertaciones. Pero desgraciadamente no fueron los únicos. Periodistas de todo tipo como José Gutiérrez Vibó, Jacobo Zabludowsky, Carmen Aristegui, entre otros, presenciaron los acontecimientos e hicieron narraciones sobre el desarrollo de esta demostración de la voluntad ciudadana. Algunos de ellos comentaron que su único afán era informar -caso específico de Gutiérrez Vivó- que sólo exponían los hecho sin tratar de encauzar la opinión de la gente. ¿No es esto increíble? Tantos años en los medios de comunicación y termina expresando este tipo de juicios. Como la experiencia lo dicta, es imposible dejar de permear el punto de vista en la nota que cualquiera esté transmitiendo. Esto sin duda lo sabe Vibó. Él es uno de los líderes de opinión más importantes de la Ciudad de México. La objetividad no existe, es una falacia para mantaner al espectador contento y tranquilo al decirle: "No te preocupes no hay apasionamiento sobre lo que se está diciendo. Simplemente se informa el hecho". Nada más falso. Una palabra, una expresión, un matiz en el tono de voz, es suficiente para imprimir una intencionalidad. Ya decía Roland Barthes que el lenguaje es una convención social. Entonces, todo tipo de lenguaje es una convención social que sirve para expresar una idea o pensamiento. Ejemplos: el lenguaje corporal y el lenguaje de señas.
Por otro lado, y no obstante el país tiene múltiples urgencias, necesita desesperadamente soluciones prácticas, no más palabras llenas de ideales y buenas intenciones. Nada de cómo debieran ser las cosas y no lo son. De cómo la realidad -que a todos desagrada- ataca la conciencia, la voluntad, la economía, el espíritu mismo de nuestro pueblo. El país necesita de actores, en el sentido estricto del término. México necesita de personas que actúen, que accionen, no que reaccionen. No necesita de políticos de cuestionable "reputación". De partidos con ínfulas de poder absoluto. Ninguna de las agrupaciones partidistas con mayor presencia en suelo mexicano tiene marcos claros, metas urgentes para ayudar a la gente. El único objetivo de todos ellos -demostrado cíclicamente- es su propia retribución. Por otro lado, la situación que sufre actualmente AMLO fue acarreada por su propia mano. Existen indicios que tuvo la oportunidad de resolver adecuadamente la disputa del predio El Encino y ganar. El gobierno del "presitonto" Fox y su camarilla de "estúpidos corruptos" ofreció concertasesión -según algunas declaraciones de individuos allegados al GDF- Pinchetti asumió con cargar las deficiencias legales de su jefe -quien se presentó ante el MP cuatro veces para responsabilizarse por el desacato y la continuación de las obras en el citado terreno- Pinchetti dijo: "sí, me aviento" cuando le preguntaron si se echaría la culpa. Después los colaboradores de AMLO llegaron con la propuesta sólo para recibir un "No". Y no porque el tipo fuera un "santo" o recordara el famoso slogan gringo: "No man left behind" ("Nadie quedará atrás"), sino simplemente porque no se acomodaba a sus determinaciones. Es obvio que aunque resulte inocente o bien librado en el proceso judicial en su contra, no volverá a su cargo, pues la carrera presidencial iniciará de forma oficial en breve. Desgraciadamente, todo este asunto sólo será usado en beneficio de su campaña.
Como he dicho en otras ocasiones, AMLO puede postularse desde la cárcel para contender por la candidatura de su partido. Lo que no puede es participar en la carrera electoral si posee antecedentes penales, es decir es suficiente que haya pasado dos minutos en prisión. Sin embargo, espero que "dinosaurios" y "pensadores" puedan prever un escenario donde sea posible que AMLO contienda, no porque el tipo goce de mi simpatía, no porque sea ilegal el procedimiento en su contra, no porque atente contra la democracia en este país. Sino porque no le hace ningún bien a esta nación.
Indicaron que este había sido un "duro" golpe a la recién nacida democracia, que el antigüo régimen había regresado, que las antigüas formas de hacer política seguían vigentes y que el presidente encarnaba esta tendencia. ¿Pero esta tendencia cuándo se fue? ¿Cuándo nos abandonó? ¿De veras están tan desconectados de la realidad del país? ¿De verdad nunca han tenido que realizar algún trámite en dependencias del DF? ¿Nunca han sabido o enfrentado un proceso civil o judicial ante magistrados impuestos por el PRD? El país sigue igual, aunque hayan pensado que la alternancia en el poder lo era todo. Aunque creyeran eue un cambio de gobernante en Los Pinos modificaría enteramente la política en México. Una cosa es ser intelectuales e idealistas y otra muy diferente es transladarse a un mundo alterno, en el cual nada se sabe de las cosas que ocurren en el llamado "Tercer Planeta".
El pragmatismo terminó en algún obscuro rincón de sus extraordinarias disertaciones. Pero desgraciadamente no fueron los únicos. Periodistas de todo tipo como José Gutiérrez Vibó, Jacobo Zabludowsky, Carmen Aristegui, entre otros, presenciaron los acontecimientos e hicieron narraciones sobre el desarrollo de esta demostración de la voluntad ciudadana. Algunos de ellos comentaron que su único afán era informar -caso específico de Gutiérrez Vivó- que sólo exponían los hecho sin tratar de encauzar la opinión de la gente. ¿No es esto increíble? Tantos años en los medios de comunicación y termina expresando este tipo de juicios. Como la experiencia lo dicta, es imposible dejar de permear el punto de vista en la nota que cualquiera esté transmitiendo. Esto sin duda lo sabe Vibó. Él es uno de los líderes de opinión más importantes de la Ciudad de México. La objetividad no existe, es una falacia para mantaner al espectador contento y tranquilo al decirle: "No te preocupes no hay apasionamiento sobre lo que se está diciendo. Simplemente se informa el hecho". Nada más falso. Una palabra, una expresión, un matiz en el tono de voz, es suficiente para imprimir una intencionalidad. Ya decía Roland Barthes que el lenguaje es una convención social. Entonces, todo tipo de lenguaje es una convención social que sirve para expresar una idea o pensamiento. Ejemplos: el lenguaje corporal y el lenguaje de señas.
Por otro lado, y no obstante el país tiene múltiples urgencias, necesita desesperadamente soluciones prácticas, no más palabras llenas de ideales y buenas intenciones. Nada de cómo debieran ser las cosas y no lo son. De cómo la realidad -que a todos desagrada- ataca la conciencia, la voluntad, la economía, el espíritu mismo de nuestro pueblo. El país necesita de actores, en el sentido estricto del término. México necesita de personas que actúen, que accionen, no que reaccionen. No necesita de políticos de cuestionable "reputación". De partidos con ínfulas de poder absoluto. Ninguna de las agrupaciones partidistas con mayor presencia en suelo mexicano tiene marcos claros, metas urgentes para ayudar a la gente. El único objetivo de todos ellos -demostrado cíclicamente- es su propia retribución. Por otro lado, la situación que sufre actualmente AMLO fue acarreada por su propia mano. Existen indicios que tuvo la oportunidad de resolver adecuadamente la disputa del predio El Encino y ganar. El gobierno del "presitonto" Fox y su camarilla de "estúpidos corruptos" ofreció concertasesión -según algunas declaraciones de individuos allegados al GDF- Pinchetti asumió con cargar las deficiencias legales de su jefe -quien se presentó ante el MP cuatro veces para responsabilizarse por el desacato y la continuación de las obras en el citado terreno- Pinchetti dijo: "sí, me aviento" cuando le preguntaron si se echaría la culpa. Después los colaboradores de AMLO llegaron con la propuesta sólo para recibir un "No". Y no porque el tipo fuera un "santo" o recordara el famoso slogan gringo: "No man left behind" ("Nadie quedará atrás"), sino simplemente porque no se acomodaba a sus determinaciones. Es obvio que aunque resulte inocente o bien librado en el proceso judicial en su contra, no volverá a su cargo, pues la carrera presidencial iniciará de forma oficial en breve. Desgraciadamente, todo este asunto sólo será usado en beneficio de su campaña.
Como he dicho en otras ocasiones, AMLO puede postularse desde la cárcel para contender por la candidatura de su partido. Lo que no puede es participar en la carrera electoral si posee antecedentes penales, es decir es suficiente que haya pasado dos minutos en prisión. Sin embargo, espero que "dinosaurios" y "pensadores" puedan prever un escenario donde sea posible que AMLO contienda, no porque el tipo goce de mi simpatía, no porque sea ilegal el procedimiento en su contra, no porque atente contra la democracia en este país. Sino porque no le hace ningún bien a esta nación.
Lanzo un pronóstico en un escenario en el cual el "Peje" sea candidato oficial del PRD en el 2006: AMLO impugnará los resultados obtenidos por el IFE en caso de resultar derrotado. Dirá que hubo "chanchullo", que no fue justo. Alegará fraude y habrá más movilizaciones. Tratará de ganar como sea.
Oponiéndome a lo que los llamados intelectuales de este país abrumadoramente piensan, me resisto a creer que la mayoría de los mexicanos, prefieren transgredir las leyes y llegar a un acuerdo político. El fuero a funcionarios públicos debería ser retirado para que aquellos que violen la ley, la enfrenten como todos los demás ciudadanos, pues este caso sólo ha servido para ganar notoriedad.
También, creo que la gente debe tener la capacidad de elegir a sus gobernantes, debe contar con la opción de decidir si desea a AMLO sentado en la silla presidencial. Y esto únicamente se logrará dejando que el tabasqueño participe en las elecciones del 2006. Pero si usted no gusta de ninguno de los contendientes ¿A quién le cederá el control del país? ¿Hasta cuándo dejará que otros tomen las decisiones por usted? ¿Qué hará -a parte de emitir su sufragio y quejarse después- para ayudar a su golpeada nación?
Desafuero
Ciudad de México
Oponiéndome a lo que los llamados intelectuales de este país abrumadoramente piensan, me resisto a creer que la mayoría de los mexicanos, prefieren transgredir las leyes y llegar a un acuerdo político. El fuero a funcionarios públicos debería ser retirado para que aquellos que violen la ley, la enfrenten como todos los demás ciudadanos, pues este caso sólo ha servido para ganar notoriedad.
También, creo que la gente debe tener la capacidad de elegir a sus gobernantes, debe contar con la opción de decidir si desea a AMLO sentado en la silla presidencial. Y esto únicamente se logrará dejando que el tabasqueño participe en las elecciones del 2006. Pero si usted no gusta de ninguno de los contendientes ¿A quién le cederá el control del país? ¿Hasta cuándo dejará que otros tomen las decisiones por usted? ¿Qué hará -a parte de emitir su sufragio y quejarse después- para ayudar a su golpeada nación?
Desafuero
Ciudad de México
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