lunes, noviembre 28, 2005

Un problema con difícil solución

Desde hace bastante tiempo he escuchado muchas y variadas versiones sobre la capacidad y valor intrínseco del IFE para mediar entre los diferentes competidores ú aspirantes a la presidencia.
Desde el año 2000 y durante las votaciones que nos otorgaron la presencia de Fox en Los Pinos y de Andrés Manuel López Obrador en la anteriormente llamada regencia de la Ciudad de México, este organismo obtuvo credibilidad delante de los mexicanos para guiar y sortear las diferencias irreconcialiables entre agrupaciones políticas de toda índole. Puedo decir que en el caso de López Obrador me convenció. Yo voté por él para que alcanzara el gobierno del DF y pudiera hacer algo distinto al insufrible capo y estúpida diva, conocido como Espinoza Villareal.
Creo que el resultado fue imparcial y concreto, Fox ganó y AMLO ganó. Las encuestas previas, no significaron para mí nada en absoluto, yo sabía por quienes votaría. A pesar de la insomne historia del IFE y en ese entonces vencida por la arrolladora y abrumadora mayoría que se sabía elegiría a otras personas diferentes al Circo de pulgas de todos los días, las mentes maquiavélicas decidideron otorgar un paño blanco en señal de tregua.
En las elecciones anteriores, Salinas de Gortari enfrentó al candidato del pueblo, Cuatemochas Cárdenas. El presidente en aquel periodo fue, si mal no recuerdo, Miguel de la Madrid Hurtado -y este es un secreto a voces- le ofreció -como Zedillo en su momento a Fox- la presidencia, ello por el peso que veía tenía afincado en el pueblo. Pero también es sabido que Cárdenas se echó para atrás. No quiso asumir la responsabilidad del que dirán. Hasta que llegó Fox con su poca preparación, su poca visión empresarial, política y social. Con su poco legado de parte de Clouthier y dijo "va" me aviento. Recuerdo que analistas dijeron por aquel tiempo que el éxito de AMLO en las urnas se había dado por aquel llamado "efecto Fox".
Y fue como aquella frase de la biblia que dice: Y se hizo la luz.
En este caso fue "Y todos respetaron los resultados".
Claro porque eran convenientes.
Dejemos a un lado los encuentros y desencuentros de los partidos políticos y grupos en el poder. La situación alarmante es la siguiente:
P=¿Qué pasará cuando alguno de los participantes en las votaciones de 2006 se inconforme por el resultado?
R1=Si llega a ser uno de los partidos en el poder sin duda habrá pelea. Máxime si llega a ser el PJe, quien tiene contemplado ganar sin ninguna oposición y sin sombra de duda alguna. El problema grave vendrá -y ese es mi temor más grande- es el que la nación entera se vaya a la mierda, si decide empezar a agitar a las masas que lo siguen. Desgraciadamente para la gente que participó en la Marcha contra el Desafuero (mal nombrada como Marcha Silenciosa, debido a que dicha cualidad le faltó como ingrediente principal), existen antecedentes preocupantes en contra de su líder moral. El asunto de preocupación es que facciones que siguen a las tribus inmersas en el combate intestino del PRD pueden tornarse violentas y todos sabemos qué pasa con las fichas de dominó. Para ejemplo, un botón: el problemón y madrina que hubo hace poco entre correligionarios del PRD.
R2=Por los otros dos no me preocupo, ¿Será que no se les ve este tipo de armas a su disposición? Podrán tener sindicatos, pero no tendrán la asistencia de miles y miles de personas que siguen a AMLO. Digo, los individuos que hace poco detuvieron el tráfico en Tlalpan no se comparan en número con los seguidores de AMLO ¿O sí? Por muchos votos que tenga asegurado la CTM
¿Qué pasa cuando los actores descalifican al órgano encargado de contar los votos? ¿Se podrá contarlos a mano en caso de una impugnación de resultados, cómo se ha hecho en casos anteriores (y como se ve venir desde casi un año antes) -y cuyo tarea ha sido encomendada en otras ocasiones y para evitar malos manejos a personas de todos los causes políticos- para verificar los votos sufragados?
Me gustaría saber que AMLO estará dispuesto a ello en caso de perder las elecciones. Me gustaría saber que ya está contemplado este tópico para no encontrarnos en una senda de autodestrucción, sólo porque a nuestros funcionarios no se les dio la gana -una vez mas y seguramente por costumbre- para preveer una hecatombe posible como esta.
Me he dedicado a leer y monitorear distintas publicaciones, como Siempre, Milenio Semanal, Vértigo, Impacto, Cambio, El Semanario, El Universal, Reforma, La Crónica, La Jornada, entre otras, y lo único que me han traído es desaliento, confusión y un dejo de insatisfacción en la boca por parte de los grandes actores del ámbito nacional, incluidos todos los políticos y los medios de comunicación, pues como siempre ven abierta la puerta del vecino y ya se quieren llevar hasta la tele.
Es imprescindible luchar contra el abstencionismo en todas sus caras, pues el tipo de situaciones que se han presentado durante este lapso de tiempo, sólo puede acarrear molestia é indiferencia por parte de la población joven de este país, quienes hemos visto coartadas nuestras oportunidades de crecimiento, de trabajo, de un futuro mejor para nosotros y los que vienen detrás. Esta situación sin duda será aprovechada por otras agrupaciones partidarias diferentes a la instalada en Los Pinos. Sin embargo, no se puede dejar deser crítico, multicontextual, holístico y tratar de pensar cuál es el mejor camino para construirnos un mundo mejor y sólo de paso a modo.
Por otro lado, después de ver el programa de Diálogos por México, era obvio que se le darían en los demás medios de comunicación -incluidos los blogs- únicamente dos lecturas posibles. Quienes dirían que AMLO había recibido una paliza, y aquellos que seguramente señalarían que AMLO había sido un héroe incólume, lo suficientemente hábil y valiente para acabar con los cuestionamientos de neoliberales y priístas invitados a la mesa de discusión.
Ambas posiciones, por no decir otra cosa, sólo me dieron dolor de cabeza. Simplemente, no puede ser que académicos y personas supuestamente analíticas de blogs y otros medios sólo hayan podido ver parcialmente la relevancia de esta entrevista. Obviamente, creo que las preguntas fueron dardos hechos especialmente para atrincherar y acorralar a AMLO en cuestiones incómodas para él, casos que no estaría dispuesto a contestar. Agraciadamente, las personas allí involucradas, no se permitieron salirse de sus casillas -y me refiero a todos- y en los distintos escenarios que se mostraron, ni AMLO se dejó, ni ellos obtuvieron lo que querían. Exponerlo a la opinión pública.
No obstante, me pareció que más allá de todas luces, el tabasqueño cumplió con su cometido, atraer las luces de los reflectores mediáticos y darle a sus seguidores tela de dónde cortar para las siguientes escalas de su pre-campaña.
A mí, no me convenció.
No dudo que sus pejemaníacos se encuentren deleitados, como en cierto blog de nombre la Senda del Peje al 2006, dónde se muestran diversas opiniones al respecto.
No.
¿Mi molestia principal?
No contestó directamente ninguna pregunta. Se vió -por instantes- molesto. Se vio inquieto y evadió respuestas directas a la solución de diversos tópicos que le presentaron. Cosas sencillas contenidas en palabras simples como: era obvio y se me olvidó. Digo ¿Errar es humano, o no?. Se vio incómodo sobre todo en la parte que enfrentó a Jesús Reyes Heroles. Después se puso a hablar de historia con Enrique Krauze, arguyendo de esta forma que él también ha leído historia y que no es un completo iletrado. Krauze hizo cara de "te entiendo" y de verdad viéndolo desde una perspectiva clara, lo dejó hacer. Bien, reza el dicho: El que se enoja pierde.




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