lunes, marzo 20, 2006

Nerviosismo

La verdad, no habría porqué negarlo. Las próximas elecciones presidenciales del 4 de julio me tienen algo nervioso. Son muchos los signos negativos que veo en el descampado. No hay seguridad de nada.
Claro, cualquiera podría decirme que en esta vida no hay nada seguro, más que la muerte, eso si. Pero la visión de AMLO -o MALO como algunos sugieren últimamente- gobernando el país, me tiene en ascuas, sino es que francamente preocupado. No soy, ni por asomo un potentado o alguien de las grandes esferas del poder, ni tengo medios de producción bajo mi cuidado o posesión, vaya a mí no me llamaron para firmar el "Acuerdo de Chapultepec". Soy un ciudadano común y corriente, pobre por no decir más. Apenas me alcanza cada quincena para medio pagar mis deudas, mis pagos, cuentas y demás, sólo para irla librando y esperar el próximo pago para seguir abonando. Casi, casi como Elektra, pues.
Me tiene preocupado porque voté por él en los comicios del 2000, pues creí que un justo cambio debía llevar la democracia a nuevos planos, a una transformación radical que se reflejara en todos los ámbitos de la vida en México, incluído el DF.
Sin embargo a la vuelta de los años y de un plebiscito tras otro, incluído el primero donde el GDF preguntaba a la población si era feliz o no, me dí cuenta con desagrado, con decepción, que Andrés Manuel López Obrador estaba actuando una comedia para aspirar a la presidencia. Las obras del Segundo Piso, supuestamente encaminadas a mejorar el tránsito, ó la omisión para muchas otras cuestiones como el mantenimiento del Metro, del drenaje profundo del DF, del incremento de delincuentes violentos en la Ciudad de México, el desmedido aumento del ambulantaje -a tal grado que ahora bloquean con alarde de intolerancia ejes viales-, la negativa de permitir a periodistas antagónicos a su visión la entrada a sus ruedas de prensa, la entrega de dinero a madres solteras o personas de la tercera edad -pensiones que provienen de tu dinero, de mí dinero; vaya, nuestro dinero, vía impuestos, tenencia de automóviles, infracciones de tránsito, etcétera- sólo me dieron "mala espina", pero lo justifiqué y traté de apreciar lo atinado de sus propuestas. No obstante -me dije- esto sólo endeudará más al DF, cosa que para mi desgracia fue cierta. Los sucesos e incongruencias de AMLO, que ocurrirían después, únicamente me provocaron en un mayor malestar, desembocando en la intención de plasmarlos en algún lugar, y así fue como en parte solamente, nació esta bitácora. Al confirmar mis más horribles sospechas, miré con desagrado que AMLO cuando decía de sí mismo: "Considérenme muerto, electoralmente hablando" y tiempo después se alzaba como "señalado", "elegido" o "ungido" por las preferencias -por otra consulta ciudadana- de la población y de su partido para ubicarse como un posible aspirante a la silla presidencial.
Con los meses comprendí lo errado de mi voto. No sólo AMLO no cumplió con lo prometido en su campaña en el 2000, sino que ninguna de sus obras, acciones u omisiones había sido guiada por la voluntad de la mayoría, ni encaminada para mejorar la ciudad. Si así fuera ¿El Segundo Piso del Periférico es para el uso de gente como yo que utiliza el Metro? ¿O los peseros? Yo que ni siquiera soy arquitecto puedo decir que muchas salidas y entradas a esta "nueva arteria" fueron hechas, por decir lo menos, "con las patas". Los tapones de concreto que dejaron en las vías de desagüe los trabajadores de este proyecto. Después la implementación del Metrobus, talando árboles en esta caótica y contaminada urbe. Haciéndolo mal, sacando chuecos los permisos, los acuerdos, y gente a su favor diciendo que eso es parte del "progreso". ¿Y la reforestación para tratar de reponer los árboles talados? Y el GDF sabía que éstos tardarán cuando menos 30 años en medio crecer, eso es para los que sobrevivan, pero ni siquiera los han empezado a sembrar, por lo cual creo que les llevará más tiempo. ¿Dónde queda la voluntad de la mayoría cuándo colonos, ciudadanos comunes y corrientes, le pidieron que no lo hiciera? El remozamiento de Paseo de Reforma. Se volvieron a pasar el deseo de la gente por las gónadas. La negativa de jueces de primera instancia en aceptar la ley como está escrita o como quieren las partes afectadas en algún proceso jurídico. Es decir, yo te demando y tú te defiendes legalmente. Sin embargo, ya en el juicio ambos nos retractamos y queremos llegar a un acuerdo de beneficio mutuo. Se le avisa al juez, pero éste se niega, pues dice que el proceso se tiene que llevar hasta el final. Se le recuerda que las leyes preveen este tipo de casos y se atienen a su derecho de llegar a un convenio. Pero el juez los manda a paseo porque dice que él manda, así de fácil. Suceso tras suceso, equívoco tras equívoco, mi confianza en lo acertado de mi voto, se fue evaporando.
De hecho después de cada nuevo incidente, mi desaliento y preocupación iba en aumento. Los videoescándalos, donde colaboradores cercanos de AMLO, salían a cuadro efectuando acciones delictivas a todo color, Bejarano forrándose los bolsillos del saco con billetes, Ponce en Las Vegas, Imaz con tráfico de influencias y acusado de soborno, el ex-delegado de la GAM acusado de enriquecimiento ilícito y prófugo de la justicia y demás etcéteras. El caso El Encino, el predio de San Juan, la persecusión del dueño de los parabuses, el desacato a órdenes de suspensión de la SCJN, la idea errónea de justificar sus desplantes ante la opinión pública, su deseo por tratar de hacer que la gente olvidara sus afanes por volar pozos petroleros en Tabasco, sus alianzas partidistas con ex-salinistas, la guerra sucia con otros candidatos y correligionarios, el resultado de sus encuestas de opinión, la forma en que funcionarios de su administración cobijados por el poder se adueñaron de distintos inmuebles en el DF, su apoyo a taxistas sin documentos, su afán por incrementar las tarifas a taxistas que sí pagan a tiempo y en orden, su desvinculación con el caso Tláhuac, la intención de salvar a Marcelo Ebrard pese a todo, aún contra la opinión pública, el gobierno federal y la PGR en ese caso tan sonado, su negativa para desvincularse de grupos pro-Hugo Chávez, su intención de hacerse parecer como la víctima del sistema político mexicano, su deseo por llegar a una concerta-sesión en privado con el presidente Fox, sus declaraciones bobas como decir que la palabra compló viene en el Diccionario de la Real Academia, su "guerra sucia" al decir no me golpeen, pero acto seguido golpear con cualquier declaración y en cualquier medio, su poca memoria para recordar como le hizo la vida imposible al fundador intelectual del PRD, Heberto Castillo, a fin de hacerse con la presidencia de ese instituto político, su determinación por hacer poco y descalificar de menor el caso del Mataviejitas, para después decir que siempre sí, sí existía, su complot con las esferas del poder para calificar como mentira el asesinato de la luchadora social Digna Ochoa y después señalarla como "enferma mental", su obsesión por dividir y polarizar al país en su deseo sin freno para obtener la presidencia, y cuya cúspide fue su intención de competir por la presidencia desde la cárcel,, cuando esto de entrada está prohibido y así hacerse aparecer ante la opinión pública internacional como un adalid de la democracia, pues en su mente én se encuentra al nivel de personajes como Nelson Mandela, Ghandi o Teresa de Calcuta, su apoyo a la ALDF para que la administración de recursos que se hizo en su gobierno no se haga pública hasta después de 10 años, esto para blindarlo para las próximas elecciones e impidiendo el tan defendido por él a principio de su mandato "proceso de transparencia", pero como ahora no le funciona pues ya no tiene vigencia.
En fin, son tantas incidencias que al paso del tiempo únicamente han logrado aumentar mi caudal de preocupaciones y a las cuales se suman, el asedio al periódico La Crónica Hoy, la guerra de descrédito contra el periodista Mario Beteta, en voz del estandarte de honestidad y recaudador de capitales para la campaña de AMLO, el pseudo-periodista montereyeno, Federico Arreola, quien señaló que Beteta es el autor de la frase "la única forma de parar al PJe es asesinándolo" -es decir, ya "le cargaron el muerto" a alguien para continuar con su tendencia y estrategia de hacer de AMLO un mártir, y cuya meta es estratificar más a la sociedad mexicana-, eso y su reciente "Cállese señor presidente". ¿Qué podemos esperar de Andrés Manuel López Obrador cuando sea primer mandatario, si ahora que no es "nadie" saca de su ronco pecho un grito y una orden como esa, y no contra cualquiera, sino contra la investidura del presidente de la República Mexicana? ¿Entonces podremos esperar represión contra la libertad de expresión? ¿Autoritarismo? ¿Una dictadura del proletariado en manos del adalid de la democracia, Manuel-Andrés-Manuel López Obrador?
Me da pavor pensar que cuando algo no le parezca, mandará a sus grupos de choque contra quien sea por la razón que sea, sobre todo en el caso que lo critiquen -para bien o para mal-.
Me da terror pensar en su intención de distribuir a su manera la riqueza del país, siendo que endeudó al DF "hasta las manitas", eso sólo para repartir unas cuantas despensas y unas pensiones de unos pocos pesos ¿Qué pasará cuando se meta con Pemex, con CFE, con el comercio formal o lo que queda de la clase media y que es finalmente la que siempre carga con los gastos del gobierno? ¿Este será el fin de la poca clase media que queda? o ¿Es su intención homogeneizar el asunto y que todos seamos pobres?
Si alguien viniera decirme que esto lo hace para que a gente como yo se le acaben los privilegios, yo únicamente le preguntaría: ¿Qué? ¿Cuáles privilegios?




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