Cuando el Partido Acción Nacional (PAN) ganó las elecciones del año 2000, muchas personas se arrojaron a las calles -principalmente al Ángel de la Independencia- para mostrar su simpatía por la victoria de Vicente Fox. Ésta representó la primera demostración sincera en muchos años del pueblo mexicano, el cual buscaba una salida a los problemas arrastrados desde siempre: violencia, corrupción, abuso de autoridad, pobreza, olvido, atraso económico, desempleo, analfabetismo, falta de atención médica, entre muchos otros (1). Sin embargo, las condiciones de "pluralidad" estaban dadas para evitar que existiera una ventaja política para cualquiera de los partidos, incluyendo al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Era necesario implementar nuevos caminos para consolidar una "verdadera política" en México. Si alguien como Madrazo quería impulsar una moción en la Cámara de Diputados o en el Senado de la República, era indispensable negociar con las otras partes del espectro. Algunos analistas observaron detenidamente esta situación: Fue el pueblo quien impuso estos "candados", a fin de impedir la rapiña entre las asociaciones partidistas. La sociedad en su conjunto decidió las reglas del juego al cual tenían que ceñirse los actores políticos. Las cosas pintaban, sino bien, pues sí con cierta tendencia positiva.
Después de unos años, el grueso de la población comprendió lo que muchos ya sabían desde la precampaña de Fox -porque Chente también hizo una precampaña, la cual duró dos años-. El tipo era un mitómano con poca preparación académica y corta visión política en general, forjado por su experiencia laboral en Coca-Cola. Adversarios panistas como el Jefe Diego lo detestaban por eso, pero tuvo que apechugar para que su partido ganara el máximo cargo en el país. El exgobernador de Guanajuato -quien consiguió avasallar la voluntad de sus detractores en su entidad de origen- pensó que gracias al "carisma" y "las buenas intenciones" sería posible gobernar en "santa paz". Se olvidó por completo de las aspiraciones de su aliado el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cuya dirigencia terminó cancelando sus vínculos del 2000 con el PAN. También se olvidó de las metas de su recién vapuleado adversario, el PRI -seriamente herido; pero no muerto-. También, pensó que llegar y sentarse en la silla presidencial era suficiente para imponer sus deseos a los demás. Martita también cometió el mismo error. Creyeron que las fracciones en el senado acatarían su voluntad sin necesidad de negociar. Fue así como salieron a relucir asuntos como el de "las toallas", "El sPAN" y trabucles semejantes.
Después de unos años, el grueso de la población comprendió lo que muchos ya sabían desde la precampaña de Fox -porque Chente también hizo una precampaña, la cual duró dos años-. El tipo era un mitómano con poca preparación académica y corta visión política en general, forjado por su experiencia laboral en Coca-Cola. Adversarios panistas como el Jefe Diego lo detestaban por eso, pero tuvo que apechugar para que su partido ganara el máximo cargo en el país. El exgobernador de Guanajuato -quien consiguió avasallar la voluntad de sus detractores en su entidad de origen- pensó que gracias al "carisma" y "las buenas intenciones" sería posible gobernar en "santa paz". Se olvidó por completo de las aspiraciones de su aliado el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), cuya dirigencia terminó cancelando sus vínculos del 2000 con el PAN. También se olvidó de las metas de su recién vapuleado adversario, el PRI -seriamente herido; pero no muerto-. También, pensó que llegar y sentarse en la silla presidencial era suficiente para imponer sus deseos a los demás. Martita también cometió el mismo error. Creyeron que las fracciones en el senado acatarían su voluntad sin necesidad de negociar. Fue así como salieron a relucir asuntos como el de "las toallas", "El sPAN" y trabucles semejantes.
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(1) Situación que me recuerda el texto de Carlos Fuentes, "Tiempo Mexicano" donde ubicó bien esta realidad. En fin, aquí el autor de "Aura" nos dice que el tiempo en tierra azteca nunca acaba, hay promesas incumplidas, inacabadas. Lo mismo convive un templo azteca que una catedral, pues cualquiera de los dos puede ser la base sobre la que se cimente el otro. Las promesas de un México revolucionario -ninguna de las cuales se ha cumplido- pueden coexistir con las visiones tecnócratas de una cúpula en el poder.
2 comentarios:
Creo que es preciso comenzar a entender que una cosa son las burocracias partidarias y sus pleitos, mientras otra cosa muy distinta son los ciudadanos que se afilian de forma libre a un partido (no cuenta la base clientelar).
El sistema de partidos vigente tiene reglas que hacen que una clase política se recicle en la cúpula de los partidos, administrando ante la población cierto discurso con la ayuda de actores carismpaticos que nos venden como si fueran cremas rejuvenecedoras...
El día que los ciudadanos militemos en nuestras preferencias políticas de forma organizada, pues se le acabó el show a la clase política...pero falta mucho.
Concuerdo contigo, Fox es un hombre al que le falta preparación, astucia y colmillo político, acá en Guanajuato no hizo gran cosa y también se aventó sus mentiras (por cierto acá mucha gente no lo quería nadita!).
De buenas intenciones está lleno el mundo, pero hay que saber llevar esas buenas intenciones a la realidad, es en el "cómo hacer para llevarlas a cabo" en donde la gran mayoría de los políticos se atora y no consiguen pasar de los buenos deseos. Lamentablemente todos los partidos políticos están en crisis y llenos de serviles merolicos, uno ya no sabe ni que pensar al respecto, después de todo que razón tenía George Bernard Shaw al decir que "La política es el paraíso de los charlatanes".
Concuerdo también con Nebe Gebhardt en que los ciudadanos debemos involucrarnos en la política de forma organizada, ya lo dijo Arnold J. Toynbee: "El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan".
saludos!
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