La mirada de Jesús se perdió por algunos segundos. El ayuno que llevaba desde hace dos días y el cansancio tras la caminata, provocó que a unos metros de su destino final, el Cristo de Iztapalapa se desmayara antes de “morir”. —¿Estás bien, estás bien? —le preguntaron. Y mientras lo ayudaban a levantarse lo animaron: “Órale, usted puede, ¡échele!”. Una mujer que lo acompañaba y que lo auxilió, justificó: “Sólo ha tomado gueitoreid y agua desde ayer, ya no aguanta”.
sábado, marzo 26, 2005
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2 comentarios:
Muy buena "crónica". La verdad comencé riendo, pero al final, al ver que para los niños es una especie de concurso me dejo un mal sabor de boca.
De espanto ¿NO crees?
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